La ucronía (o novela histórica alternativa) es un género literario que se pregunta qué habría pasado si determinado hecho histórico no hubiese ocurrido o lo hubiese hecho de otra manera. Desde 'El hombre en el castillo' de Philip K. Dick hasta la serie 'What If?' de Marvel, es uno de los géneros más morbosos, ya que excitan nuestro instinto apocalíptico o utópico. ¿Y si los nazis hubiesen ganado la segunda guerra mundial? ¿Y si Stalin nunca hubiese llegado al poder? ¿Y si Franco hubiese sido derrotado?
La última ucronía ha sido planteada por el periódico británico 'The Times', que en una de sus ediciones más recientes, se planteaba la posibilidad de que un accidente militar no muy conocido, y que tuvo lugar en noviembre de 1974, hubiese podido desencadenar un enfrentamiento nuclear entre potencias en el contexto de la Guerra Fría.
La prensa británica ha hecho los deberes con el contexto internacional de igual manera que nosotros lo hicimos con la historia de España. Gracias a ello, han encontrado un cable enviado al Secretario de Estado Henry Kissinger el 3 de noviembre de 1974, en el cual se le informaba de que el Pentágono sabía que “uno de nuestros submarinos Poseidon acaba de colisionar con un submarino soviético”. Se trataba del USS James Madison (SSBN-627), que en su travesía de salida de la base de Holy Loch chocó contra un submarino soviético que le esperaba para seguirle.
“Ambos submarinos emergieron y la embarcación soviética volvió a sumergirse”, detallaba el cable. “No hay ningún informe aún del grado de daño. Seguiremos informando”. Hasta aquí los hechos, al menos tal y como figuraban en el documento desclasificado por la CIA. Ha sido el experto en armas nucleares Hans Kristensen, director del Proyecto de Información Nuclear de la Federación de Científicos Americanos, quien ha interpretado lo ocurrido: “Si la tripulación de los submarinos hubiese malinterpretado el choque como un ataque y decidiese defenderse y hundir a la otra embarcación”, esto podría haber desencadenado una escalada de acontecimientos fatal.
La caza del submarino
Así leída, la hipótesis suena a película típica de la Guerra Fría, entre 'Marea roja' de Tony Scott y 'La caza del Octubre rojo' de John McTiernan. ¿Hay de verdad para tanto, sobre todo teniendo en cuenta que el incidente apenas ha tenido repercusión histórica, y ni siquiera figura en las listas de '¡uys!' de momentos de la Guerra Fría en los que todo estuvo a punto de irse al garete? La pregunta puede plantearse de la manera opuesta. ¿Y si es precisamente lo crucial de esta colisión lo que provocó que se intentase ocultar o relativizar durante décadas?
Además del cable anteriormente citado, revisando los archivos de la CIA uno puede encontrarse con una breve nota publicada en 'Newsweek' en mayo de 1975 que se preguntaba si Kissinger había enterrado las noticias. “En dos ocasiones durante el pasado año, Henry Kissinger detuvo los planes del Pentágono para publicar información concerniente a submarinos americanos y rusos por miedo a que las revelaciones dañasen las relaciones entre EEUU y los soviéticos, según fuentes del Departamento de Defensa”, explicaba. “El Pentágono insiste en que Kissinger bloqueó la publicación de noticias sobre los intentos de la CIA para rescatar el submarino ruso hundido en el Pacífico y sobre una colisión en 1974 entre el submarino americano James Madison y un submarino soviético en el Mar del Norte”.
En otras palabras, el Pentágono lo sabía y lo filtró a la prensa, pero Kissinger prefirió ocultarlo para no empeorar las relaciones entre países en plena época de coexistencia pacífica. Sin embargo, en opinión de los expertos, el choque entre ambas embarcaciones podría haber sido letal. Puestos a fantasear, Kristensen recuerda que el potencial nuclear del James Madison era bestial debido a sus 160 cabezas nucleares.
“El peor escenario posible habría sido aquel que hubiese dado lugar a explosiones que prendiesen la gasolina de los misiles y los lanzase o destruyese”, explicaba al medio británico. “Los submarinos podrían haber perdido a toda la tripulación a bordo, dejando reactores nucleares 'calientes' en aguas relativamente poco profundas y cercanas a ricas zonas de pesca”. El lugar de colisión se encontraba en el Lago Santo (Holy Loch), en Argyll (Escocia) donde entre 1961 y 1992 se encontró la base FBM Refit Site One, cuartel general del SUBRON (Escuadrón Submarino) de la Flota Atlántica.
La pista del submarino apocalíptico
Es posible que los documentos no revelen nada más allá del hecho de que Kissinger quisiera ocultar lo ocurrido. Un artículo publicado el pasado año en la página de la Federación de Científicos Americanos también hablaba de la colisión. “Dejó un arañazo de nueve pies [casi tres metros] en el Madison, que al parecer se lanzó hacia el submarino soviético, una embarcación de ataque armada nuclearmente y de clase Victoria”. Un par de días después de la colisión, el submarino americano fue reparado en Holy Loch.
No es la única información que puede encontrarse sobre el casi malogrado USS James Madison. En la ficha sobre el SSBN 627 publicada en 'Navy Site' hay una pequeña referencia a este accidente que según algunos pudo ser tan decisivo, y que hace referencia a un artículo publicado por Jack Anderson, el periodista que informó sobre el asunto. Este también señalaba lo cerca que estuvieron de la tragedia: “Según Anderson, los dos submarinos estuvieron a centímetros de hundirse mutuamente”. Además, recogía que la marina estadounidense nunca realizó comentarios sobre lo ocurrido.
Quien ame las historias con moraleja, puede quedarse la siguiente: entre finales de los años 40 y principios de los 90, las posibilidades de un enfrentamiento total entre bloques eran tan altas que cualquier accidente desafortunado podría haberlo desencadenado. ¿O no? Quizá que no llegase a ocurrir dice mucho de las estrategias que unos y otros utilizaron para evitar el enfrentamiento o, mejor dicho, para trasladarlo a regiones del planeta que les quedasen lejos.
De Hector Barnés para El Confidencial
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