Paloma Almoguera
Pekín, 5 jul (EFE).- En plenas tensiones entre China y
Estados Unidos por el mar de la China Meridional, el país asiático mejora sin
pausa su flota naval y podría utilizar unos polémicos islotes artificiales que
ha construido en esas aguas también para proteger a sus modernos submarinos con
misiles nucleares.
Cincuenta años después de que China llevara a cabo su
primer ensayo nuclear, está modernizando su arsenal con, entre otros equipos,
unos avanzados submarinos de clase JIN dotados de misiles balísticos nucleares
Ju Lang-2 (JL2).
Con un alcance de 4.600 millas (unos 7.400 kilómetros),
los misiles de los tres actuales submarinos de los que dispone la Marina china
podrían llegar a Alaska desde sus propias aguas, según un informe enviado al
Congreso estadounidense por la Comisión para la Revisión Económica y de
Seguridad China-EE.UU. a finales del año pasado.
Mientras, se espera que la potencia asiática, que ha
manifestado en varias ocasiones su objetivo de conseguir una flota naval
sofisticada, añada un par más de submarinos hasta 2020, la pregunta es ¿están
ya operativas esas naves? Y en caso afirmativo, ¿dónde?
Tong Zhao, experto en política nuclear de la prestigiosa
Universidad de Tsinghua, dice a Efe que "no hay información (por parte de
China) sobre cuándo se conducirán las primeras patrullas", en línea con la
opacidad de Pekín en todo lo que concierne al Ejército, y en particular a sus
planes en materia nuclear.
Este profesor universitario recuerda que ese informe
entregado al Congreso consideró que sería a finales de año, y añade que
"podrían ponerse en marcha muy pronto o haberlo hecho ya. No se
sabe".
Pero sí tiene una idea más aproximada de dónde. Para Tong
"la alternativa más probable es o bien el mar de la China Oriental o el
mar de la China Meridional, siendo la última mejor opción porque son aguas un
poco más profundas".
En ambas zonas, China mantiene tensiones con países
vecinos por la soberanía de islas allí situadas, las Diaoyu/Senkaku en las
orientales, que se disputa con Japón, y las Nansha/Spratly en las meridionales,
reclamadas por Vietnam y Filipinas, entre otros.
Aunque EE. UU. defiende su neutralidad, China no olvida
el tratado de defensa de la primera potencia con Japón ni las bases militares
que Washington alberga en Filipinas, así como su intención de trasladar al 60 %
de su flota al Pacífico para 2020, por lo que la tensión subyacente no es sino
entre las primeras economías mundiales.
Por parte de Pekín no parece que haya ninguna intención
de moderar su presencia en esas islas y aguas ricas en recursos, en las que ha
llegado a construir unos polémicos islotes artificiales, incluso con pistas de
aviación, como es el caso de las Spratly/Nansha.
"Se están construyendo infraestructuras para
garantizar la seguridad de navegación, los servicios meteorológicos,...",
dice a Efe Li Jinming, profesor en el Centro para el Estudio del Sureste de
Asia de la Universidad de Xiamen.
Y añade: "Las quejas de Estados Unidos responden a
su estrategia de volver a la zona Asia-Pacífico, amenazado por la influencia de
China en el Sureste Asiático".
Tong va un paso más allá, y considera que Washington
"puede estar también preocupado porque algunas de las instalaciones en
esas islas, incluidas las artificiales, pueden ayudar a proteger a los
submarinos nucleares", indica a Efe.
O, dicho de otra forma: "el aumento de la presencia
de China en el mar de la China Meridional contribuye a crear un refugio seguro
en la zona para sus submarinos con misiles balísticos", anota a Efe
Nicolas Giacometti, consultor independiente de política nuclear.
La posible puesta en marcha de submarinos nucleares
coincide con la divulgación hace semanas por parte de China de un Libro Blanco
Militar, y el pasado miércoles de una extensa Ley de Seguridad Nacional, que en
ambos casos contemplan el refuerzo de la política nuclear china.
Concebida tradicionalmente como disuasoria y sólo
enfocada hacia la respuesta ante un ataque, existen temores de que China
pretenda dar un giro a esta postura y adopte una más agresiva, algo que
expertos como Du Jifeng, de la Academia China de Ciencias Sociales, descartan.
"Los armamentos nucleares sólo sirven para disuadir
a otros países con arsenal (nuclear), y así lo dice no sólo la ley sino el
Libro Blanco", asevera a Efe.
Lejos de incrementar las posibilidades de conflicto, la
modernización del arsenal nuclear chino, aún muy por detrás del de EE. UU.,
"actúa como un freno contra un conflicto mayor por su inherente riesgo de
una escalada", según Giacometti.
"Y, desde un punto de vista más simbólico -añade el
experto-, es señal de poder" por parte de China.
Más aún cuando es el Pacífico el que está en juego.
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