Hay centinelas en el fondo del mar: “ojos” capaces de recoger información para uso científico en los rincones más abruptos de las áreas marinas protegidas, que en España suman diez. El Instituto Español de Oceanografía (IEO) está detrás de este ambicioso proyecto que lidera el investigador César González-Pola, de la delegación de Gijón, que ya ha probado con éxito este vehículo centinela (“Landerpick”) de forma pionera en el sistema de cañones de Avilés y, ahora, en El Cachucho. Se trata de una herramienta innovadora para la observación del océano profundo.
“Permitirá conocer con mayor detalle la dinámica de unos grandes desconocidos, los ecosistemas de aguas profundas, y actuar mejor sobre la protección de los mismos y la interacción con la pesca”, explica el científico en un artículo científico en la revista “Quercus”. Los “landers” son estructuras que se aterrizan directamente en el fondo marinero para medir, durante largos periodos de tiempo, parámetros ambientales como la temperatura, la salinidad o la dirección y velocidad de las corrientes e incluso obtener imágenes con las producir vídeos “time lapse”.
“En mayo recogeremos las cinco flotillas que tenemos en El Cachucho y el objetivo es extender este sistema a otras áreas protegidas de España: en mayo, al área marina de los volcanes del golfo de Cádiz, donde las corrientes son muy elevadas debido a la proximidad del estrecho de Gibraltar. Trabajar allí será todo un desafío”, precisa González-Pola en conversación con LA NUEVA ESPAÑA, y apunta: “Está previsto también el despliegue de ‘lander’ en el Mediterráneo, en el área marina de los valles submarinos del escarpe de Mazarrón con la intención de que las diez áreas marinas protegidas de España tengan en el futuro estos sistemas centinelas para ver qué ocurre ahí abajo cuando no han nadie mirando”. El IEO está así perfeccionando un vehículo submarino capaz de posicionarse casi con precisión quirúrgica, instalar y. luego. localizar y recuperar instrumental oceanográfico (los denominados “landers”) que permite la monitorización a largo plazo de las condiciones ambientales en áreas marinas protegidas durante largos periodos de tiempo y a profundidades de hasta 3.000 metros.
“Por ahora hemos hecho pruebas en aguas que conocemos bien como son las del Cantábrico, pero la idea es explorar los límites del prototipo en condiciones más exigentes”, reitera César González-Pola
Ventajas: el “Landerpick” asturiano es menos pesado que los tradicionales y permite a los científicos recopilar datos de largos períodos de tiempo del fondo marino sin dejar ningún tipo de huella. Mas aún: “Normalmente tenemos pocos días de barco, porque los que utilizamos nosotros son muy caros. A veces pasan meses o años hasta que alguien tiene la disponibilidad de barcos para ver qué ocurre, por ejemplo, en el sistema de cañones de Avilés”. Ahora siempre habrá “ojos” bajo el mar.
La primera de las experiencias piloto de 2021 se realizó en el cañón de la Gaviera, perteneciente al sistema de cañones de Avilés, donde los “landers” , una flotilla de cuatro, se mantuvieron midiendo durante cuatro meses. “Al ser una prueba piloto no pusimos entonces mucho material porque teníamos que saber si éramos capaces de recuperarlo”, precisa González-Pola, que destaca que se midieron, sobre todo, variables físicas. Tras la recuperación de estos vehículos, fueron reacondicionados y desplegados junto a otros nuevos en el área marina protegida de El Cachucho, donde se encuentran actualmente a la espera de ser recuperados el próximo mayo.
El novedoso sistema “Landerpick” ha permitido hasta el momento un total de 13 operaciones de largado y siete de recogida, todas ellas exitosas, en profundidades de 200 a 1.000 metros. Solapando con el fin de “Landerpick 2” acaba de comenzar la tercera fase del proyecto (“Landerpick 3”), con la que se pretende ampliar el radio de acción de las campañas realizadas hasta el momento. “Por ahora hemos hecho pruebas en aguas que conocemos bien como son las del Cantábrico, pero la idea es explorar los límites del prototipo en condiciones más exigentes”, reitera César González-Pola, que considera estos nuevos vehículos un complemento de los robots articulados como el ROV Liropus del IEO que utilizan en las campañas tradicionales.
Con todo, los científicos tendrán la oportunidad de desvelar secretos de los fondos marinos de topografía abrupta: ahora en el fondo del mar los expertos tendrán ojos y también oídos a cientos de metros de profundidad.
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