Era una de esas mañanas que me encantan, esas en las que me levanto, me visto y me observo ilusionada en el espejo. Y es que después de un año de andaduras, conozco perfectamente esa cara y esos ojos que brillan de manera diferente. Me había enterado de manera precipitada que se inauguraba en la sala del Museo Naval, allí donde nuestro submarino de plata descansa feliz, un estupendo rincón rebosante de objetos e historia auténtica de nuestro ilustre Isaac Peral.
La sala era un ir y venir de uniformes y galones, de saludos, de ganas de ver y celebrar cada uno de esos pasos que nuestra ciudad da hacia el reconocimiento continuo de nuestro inventor del Submarino y mucho más, Isaac Peral. Se inhalaba ilusión, alegría, y había alguien a lo lejos rodeado de micrófonos que me despertó mi curioso interés.
Me acerqué sigilosa y le pregunté a mi gran amigo Diego Quevedo, al que tanto debemos en toda esta investigación, trabajo y sobre todo la ilusión que pone en nuestro gran personaje: “Diego, ¿quién es ese señor?” Y a su contestación mi emoción se multiplicó por mil, era Carlos de Miguel Peral, bisnieto de Isaac Peral. “Yo lo quiero conocer”, dije lo suficientemente alto para que se me escuchara. Y sólo pasaron unos minutos desde que esos intrépidos periodistas retiraron sus micros, para que en un momento las presentaciones fueran realizadas, con fotografía incluida y una bonita mañana conversando con él y su encantadora mujer.
Y es que tenéis que poneros en escena, alguien al que admiras, de tu ciudad, inventor, por el que hace tiempo que “rebuscas” en su historia, y compartirla con un familiar con las mismas ganas de saber que tú. No sé vosotros, pero yo con estas casualidades me completo de felicidad absoluta para un tiempo.
Y ese día volví a casa, “removida” por las ganas de seguir aprendiendo mucho sobre él, sobre Peral. Y lo tenía fácil, porque tener dos amigos como Juan Ignacio Chacón y Diego Quevedo te da para escribir cien libros. Así que con las anécdotas de Diego que me sacan la carcajada continua, y la templanza y sabiduría de Juan Ignacio, he compartido unos momentos tan bonitos que sinceramente no sé por dónde empezar.
Quizás por una de esas anécdotas que pocos sabréis, y que surgió en aquella época en la que nuestro inventor estaba en su mayor auge.
“Diego, ¿qué llevas en esa bolsa todo el día?”, le pregunto mientras caminamos a la Sala de Isaac Peral. “Vas a flipar”, me contesta. Y allí, cerquita de ese mar bonito de nuestro puerto y entre árboles, abre la bolsa y me cuenta, con mi inevitable risa que me da sólo el ver sus ojos vivos y pícaros, una historia que…….
En 1.890 el Gobierno propone al Banco de España que se diseñe un billete de cincuenta pesetas con la imagen de Isaac Peral. Para ello le entregan al diseñador que va a realizar ese trabajo a plumilla, un billete “virgen” con su correspondiente marca de agua para que lo entregue terminado. Por algún motivo que desconocemos el proyecto se paraliza, y ese billete inacabado queda en manos de quién estaba preparando aquella joya.
¿Sabéis qué llevaba Diego en esa bolsa aquella mañana? Esa pieza única del museo nacional de moneda y timbre. ¿Cómo llegó a sus manos?, pujando y rodeado de historias que me hicieron llorar de la risa. No lo cuento yo porque no tengo su gracia, pero si algún día os cruzáis con él, de verdad no perdáis la oportunidad de escuchar estas y otras miles de historias que él hace divertidas pero que están llenas de verdad.
¿Alguna vez os ha pasado que os sentáis a tomar un café y cuando os dais cuenta están sirviendo ya las comidas? Eso sólo ocurre cuando quedas a hablar, y en mi caso sobre todo a escuchar a personas que saben mucho sobre cosas que me interesan. Y aquí entra la templanza de la que hablaba antes, de la de Juan Ignacio Chacón, “culpable” de ese amor e interés que hoy tengo por todo lo que rodea a Isaac Peral.
Y esa mañana me enteré gracias a él de algo que a mí me dejó estupefacta, porque lo desconocía, y por si hay alguien más como yo, lo voy a compartir.
EL SUBMARINO DE ISAAC PERAL NUNCA TUVO NOMBRE.
¿Qué por qué todos creemos que su nombre era SUBMARINO PERAL? Isaac Peral en sus tiempos en laArmada, todo aquello que hacía y tramitaba llevaba un sello de identificación. Bueno, Isaac Peral y el resto de militares. Y había un sello de caucho en el que la parte superior indicaba el DESTINO y en la inferior el APELLIDO. Y si lo unimos todo, Isaac Peral estaba destinado en SUBMARINO y su apellido era PERAL. Por ello, todo trabajo realizado, trámites, planos, comunicaciones, llevaban un sello que ponía SUBMARINO PERAL.
Quizás muchos lo sabéis de sobra, pero yo lo desconocía, y como me ha llamado tanto la atención, pues lo cuento. Fijaros que sin saberlo, en marzo del año pasado el título de mi primer artículo sobre Peral fue “ UN SUBMARINO DE APELLIDO PERAL”, ja, ja, que visionaria fui sin saberlo.
Hablando con Juan Ignacio, volvemos a sacar a relucir el verdadero órgano vital de nuestro SUBMARINO PERAL. Ese órgano que era el que le dotaba de la magia para que aquel lanza torpedos se sumergiera o emergiera ante la vista de todos. Ese que Peral llamó EL APARATO DE PROFUNDIDADES, por el que le ofrecieron cheques en blanco, por el que las mayores potencias mundiales lucharon y que Isaac Peral puede que hiciera desaparecer después de aquel empeño por humillar y destruir a su HIJO DE ACERO.
¿Hizo Peral desaparecer tan prestigioso, buscado e inimitable invento?
Mucho se ha hablado, y a mí me encantan esas leyendas de misterio que flotan como pompas de jabón que me ilusiona observar cómo brillan hasta que de repente desaparecen.
¿Sabéis que Isaac Peral tenía un proyecto para hacer un nuevo submarino subsanando las deficiencias del anterior? Un submarino de unos 30 metros de eslora, con cañones en la superficie de aire comprimido, dos hélices de profundidades, dos tubos lanza torpedos y seis torpedos internos. Y la forma más redondeada en la proa, como los submarinos actuales.
Y aquí llega mi regalo, ese que Juan Ignacio me entrega con la misma ilusión que sabe que lo recibo y que quiero compartir con vosotros. Un boceto encontrado en la parte trasera del plano del aparato de profundidades. El boceto del proyecto del submarino de treinta metros que ya viajaba en su mente y que improvisó seguramente para hacer realidad y no dejar en el olvido el mínimo detalle.
GRACIAS JUAN IGNACIO CHACÓN, por viajar a Madrid tantas veces y rescatar de una caja de cartón todos esos planos de nuestro Submarino Peral y lograr que hoy estén digitalizados y al alcance de todos en el Archivo Histórico Nacional de Madrid. Yo no sé a vosotros, pero ese dibujo, ese proyecto de nuestro inventor visto tan de cerca, a mí me acerca al despacho de Peral en esas noches de trabajo por seguir innovando, y si me dejo llevar……
Pero no, se le negó esa oportunidad, y entonces le obligaron a hacer una lista con todo lo que nuestro Submarino Peral llevaba en su interior para que se llevara a cabo la construcción de otro submarino del que él no formaría parte pero sí asumiría la responsabilidad. Lista que también hoy tengo el lujo de tener en mi poder, escrita de puño y letra por nuestro inventor, gracias a ya sabéis quién. Una lista donde hacía constar todos los equipos y materiales como baterías, motores, bombas, válvulas, purificadores, depósitos…. y se le “olvidó” incluir el aparato de profundidades. Corría el año 1.892 cuando decidió que no merecía tanto desprecio, se cansó de poner la otra mejilla y abandonó la Armada.
Y entonces, un día revisando esa lista que detallaba todas las joyas incluidas en nuestro submarino, repleto de pequeños y grandes inventos que para todos pasaban desapercibidos, parece que no quedan convencidos y le encargan a un ingeniero naval una lista mucho más detallada, incluyendo éste hasta los metros de cable. Pero lo más curioso es cuando este ingeniero hace referencia a que el aparato de profundidades estaba “incompleto”.
¿Jugaría Isaac Peral su última carta y demostraría por primera vez tras años de humildad y agachar la cabeza, que su gran invento se iría con él para siempre?
¿Sabéis que existen dos leyendas sobre qué ocurrió con el aparato de profundidades? Una que dice que su tripulación lo destruyó a golpe de martillo, al son de “si no es de Peral no es para nadie”, y otra, que me gusta más, que cuenta que en la vivienda donde el inventor vivió en San Fernando, en la Calle Muriño número 3, la señora que estuvo de inquilina años después cuenta que hubo un ir y venir de curiosos, incluido Diego Quevedo y la que fue niñera de los hijos de Isaac Peral. Porque entre susurros de unos a otros, han ido hilando la historia de que Peral junto con su gente de confianza sepultaron en el sótano de su vivienda ese invento que dotó de vida al submarino. Y dicen que la Armada en su momento intentó comprobar si aquello era cierto, pero que los trámites no eran sencillos y…….
Y….., y que se me ocurre a mí la idea si alguien me acompaña…. ¿Os imagináis hacer una “cata” y encontrarnos con el corazón de nuestro submarino? ¿De verdad es tan difícil comprobar si está allí? Yo sólo imaginar los titulares, es que mi inusitada alegría crece a niveles descontrolados.
Lo triste de todo esto es lo de siempre, que por el orgullo de unos pocos no permitieron a Peral llevar a cabo la dirección de ese segundo submarino, y no fueron capaces, hasta 1.914 y encargado por los españoles a Estados Unidos, de la construcción del primer submarino de la Armada, con el nombre de Isaac Peral, creándose en 1.915 el Arma Submarina, ya inmersos en la Primera Guerra Mundial.
Ellos se lo perdieron, porque Peral no se quedó quieto y continuó y volvió a brillar como la luz. Y nunca mejor dicho, porque si el inventor del primer submarino lanza torpedos de propulsión eléctrica había dotado de más de seiscientas baterías a nuestro mejor ejemplar de plata, imaginar cuando se convirtió en pionero en iluminar viviendas, palacetes, comercios y asesorar a tantas personas que seguían su rastro de luz como los ratones lo hacían con la música del flautista de Hamelín.
Y así fue como un día nació la ELECTRO PERAL DE CONSULTAS, rebosante de proyectos y asesoramiento para la instalación de ascensores, baterías, tranvías……
Los más ricos querían lucir como creían merecer, y para ello se instalaban chimeneas, calderas, locomóviles, generadores eléctricos y esas personas que con una pala removían el carbón sin cesar.
Nació ELECTRO PERAL ZARAGOZANA, de la que a su muerte se dice fue fusionando hasta llegar a lo que hoy es ENDESA. ¡Hasta 29 centrales eléctricas en España nos regaló nuestro inventor cartagenero!
¿Sabéis que el edificio madrileño de la Calle Génova número 13, actualmente sede del Partido Popular lo compró Isaac Peral para instalar una compañía eléctrica? ¿Y que ese proyecto no se llevó a cabo por su muerte temprana y lo adquirió la familia Marichalar?
¿Y que el actual edifico de GOOGLE ESPAÑA en la Calle Mazaredo de Madrid fue la primera fábrica de acumuladores de energía eléctrica en España de Isaac Peral?
Bueno, bueno, escuchar, lorquinos. El Teatro de Lorca también tuvo una instalación eléctrica de Peral. En esos momentos se producían incendios por los sistemas de iluminación de los teatros, a base del trabajo de los “despabiladores” que me enseñaron en su momento Manuel Llamas y José Salguero. Y así fue como poco a poco se incorporaron los avances y muestra de ellos lo tenemos aquí, en esta ciudad de nuestra región.
¿Os imagináis que Isaac Peral no nos hubiera dejado tan joven? Yo por un instante cierro los ojos y siento un orgullo tan especial por él…. ¡Cuánto en tan poco tiempo!
Y ese orgullo lo llevamos todos dentro, con la satisfacción de que no falta una calle o una plaza en cada una de las ciudades españolas que no lleve el nombre de Isaac Peral.
Y los cartageneros teníamos que asegurarnos de rendir ese homenaje como nadie, por ello, y como consecuencia de un arresto injusto que Peral sufrió en su momento de mayor esplendor, Cartagena ha dejado para siempre su recuerdo en un barrio que hasta el 21 de diciembre de 1.889 se llamó Los Molinos de Ribera, pasando ese día a ser BARRIO DE PERAL.
Y para que nadie nos gane al amor profesado a nuestro inventor, si recorres despacito las calles de este barrio, podrás pasar por la Plaza Carmen de Peral en honor a su esposa Carmen Cencio, Calle Moya, Calle Mercader, Calle Maquinista, Calle Submarino……, y una que me gusta de manera especial, Calle Armero , que fue el ayudante personal de la reina María Cristina, gracias a la que hoy podemos hablar de nuestro cartagenero, porque sin su amor por ese proyecto quizás nada hubiera sido posible. Un hombre que un 25 de diciembre, mientras celebraban y brindaban con champagne por la Reina María Cristina, embarazada entonces del rey póstumo Alfonso XIII, pidió salir del submarino por encontrarse indispuesto, falleciendo esa misma tarde. En ese momento la comunicación directa entre Peral y la Reina se esfumó entre las nubes y ya nada volvió a ser igual.
Pero aquí tienes, nuestro ilustre caballero Isaac Peral, un pedacito de ti en las calles de este barrio de tuciudad natal, donde para todos es un regalo dar un paseo con tu tripulación y todos los que te acompañaron en esa aventura, y que hoy lo celebramos con una sonrisa al cielo, en ese punto donde se funden la luz y el acero.
FELIZ DOMINGO
EVA GARCÍA AGUILERA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario