Aunque la Guerra Fría "terminó" con la caída de la Unión Soviética en 1991, las tensiones acumuladas durante los 45 años anteriores no desaparecieron sin más. Estados Unidos, en particular, estaba muy interesado en las circunstancias en las que se encontraban las antiguas fuerzas soviéticas. La Armada estadounidense se encargó de recopilar parte de esta información. La tarea daría lugar a una embarazosa colisión entre submarinos nucleares de dos naciones.
La Guerra Fría había terminado, pero el espionaje no.
El Baton Rouge (SSN-689) navega por el océano en un día tranquilo. (Foto: U.S. Navy - cnrc.navy.mil) |
Rusia estaba sumida en el caos político y financiero tras la caída de la Unión Soviética, pero eso no hacía que su ejército, especialmente su poderosa Armada, fuera menos mortífero. La Armada estadounidense comenzó a estudiar los movimientos y las comunicaciones de la Armada rusa en sus puertos, escuchando los buques e interviniendo los cables de comunicación rusos en el fondo del mar. Estas operaciones fueron conocidas como "Operación Piedra Santa".
En febrero de 1992, un submarino de ataque nuclear estadounidense de la clase Los Ángeles, el USS Baton Rouge, estuvo cerca del puerto ruso de Severomorsk como parte de estas misiones de recopilación de información. Oficialmente, el submarino estadounidense se encontraba en este lugar recogiendo o colocando aparatos de escucha en el fondo del mar.
La tripulación continuó con su misión en la creencia de que estaban completamente solos y sin ser detectados.
11 de febrero de 1992
El B-276 Kostroma ruso (Crédito de la foto: Armada rusa) |
A unas 12 millas de la costa, en una zona que Estados Unidos consideraba aguas internacionales, el USS Baton Rouge colisionó inesperadamente con un submarino ruso, haciendo tambalearse a la tripulación en su interior. El submarino era el B-276 Kostroma, un buque de propulsión nuclear de clase Sierra de 9.000 toneladas.
El Kostroma chocó con el Baton Rouge a 8 mph cuando éste intentaba salir a la superficie. Esa velocidad parece lenta, pero llevaba una fuerza significativa debido al enorme peso del submarino. Los dos submarinos sufrieron grandes daños a causa del accidente, pero ambos pudieron regresar a sus respectivos puertos.
El submarino ruso sufrió daños en su torre de mando (foto de arriba) debido a su movimiento ascendente. El submarino estadounidense sufrió fuertes arañazos y un tanque de lastre roto. Afortunadamente, nadie resultó herido por el incidente, pero la situación del Baton Rouge era peligrosa, ya que sólo tenía un casco, que si se rompía permitía la entrada de agua.
Reacción política
Naturalmente, el suceso supuso un gran desastre político para los Estados Unidos, que quedaron expuestos por seguir vigilando la actividad rusa. Mientras que el lugar de la colisión era considerado aguas internacionales por EE.UU., los rusos no estaban de acuerdo y afirmaban que EE.UU. había entrado ilegalmente en sus aguas.
La afirmación de Estados Unidos de que el Baton Rouge sólo se encontraba en la zona para gestionar los dispositivos de escucha no fue aceptada por los rusos, que creían que los dos submarinos conocían la presencia del otro y estaban jugando al gato y al ratón. Las investigaciones posteriores de los analistas también han apoyado esta idea, ya que parece poco probable que el Baton Rouge se haya acercado tanto sin ser detectado por los sistemas antisubmarinos rusos.
Sin embargo, la colisión en sí fue casi con toda seguridad un accidente. De hecho, antes de regresar a sus respectivos puertos, el USS Baton Rouge rodeó al submarino ruso para ver si necesitaba ayuda tras la colisión accidental.
El suceso provocó la reunión del Secretario de Estado estadounidense James Baker y el presidente ruso Boris Yeltsin para discutir la situación.
Los dos submarinos del proyecto 945 fueron construidos entre 1979 y 1986; y los dos pertenecientes al proyecto 945A, entre 1982 y 1993. Debido al alto coste de los materiales, los submarinos con casco de titanio no se construyeron en serie. Sin embargo, el material del cuerpo de presión tiene bajas propiedades magnéticas (gracias o lo cual no atrae minas magnéticas) y es significativamente más duro que el acero tradicional, característica que les permite a los submarinos de los proyectos 945 y 945A sumergirse hasta profundidades de 550 y 600 metros, respectivamente. Inicialmente estos submarinos fueron concebidos para misiones contra otros submarinos y barcos de superficie.
¿Qué pasó con los submarinos?
El USS Baton Rouge en el dique seco, poco después de su desmantelamiento. (Crédito de la foto: US Navy photo #270546 / Darryl Baker) |
Una vez que el Baton Rouge regresó a sus aguas, se evaluó el alcance de los daños y se tomó la decisión de desguazar el buque. El submarino debía ser reabastecido de combustible, un proceso caro y largo para los buques de propulsión nuclear. Esto, combinado con los costes de reparación de su casco dañado, significaba que no era rentable mantener el submarino en servicio. Fue retirado del servicio a principios de 1993 y desechado ese mismo año en los astilleros navales de Puget Sound en Bremerton, Washington.
El submarino ruso no corrió la misma suerte y disfrutó de una larga carrera después del suceso. Fue reparado en los astilleros Nerpa de Snezhnogorsk el 29 de junio de 1992. El Kostroma recibió una importante remodelación en 2005, antes de volver a entrar en servicio.
Una de las últimas mejoras conocidas del submarino ruso fue la incorporación de un complejo de sonar Kizhuch actualizado.
En la actualidad está en reserva y lleva el número "1" en su torre de mando, por su participación en la derrota accidental del Baton Rouge.
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