En la noche del 13 al 14 de octubre de 1939, a principios de la Segunda Guerra Mundial y a los 40 días de declaración de la guerra del Reino Unido a Alemania (3 de septiembre de 1939), el alemán Günther Prien y su submarino U-47 se convirtieron en leyendas, al haber protagonizado una de las más espectaculares y sorprendentes aventuras de aquella guerra: colarse en la base británica de Scapa Flow, hundir al acorazado Royal Oak y regresar a casa. Fue una gran hazaña por lo difícil que era entrar en la citada base, que estaba celosamente custodiada por los británicos, con pocos resquicios para el acceso a su interior, con pasos muy estrechos y fuertes corrientes, y convirtió a Günther Prien en un verdadero héroe.
Scapa Flow. La gran base naval británica
Scapa Flow fue la gran base naval del Reino Unido en el Atlántico durante la Primera y Segunda Guerras Mundiales, desde donde se controlaban los accesos al mar del Norte y Báltico, los tránsitos por el Canal de la Mancha, y las navegaciones por el resto del Atlántico. En la Primera Guerra Mundial fue la base de la Gran Flota de Gran Bretaña, de donde había zarpado para combatir con la Flota de Alemania en la batalla de Jutlandia (31 de mayo-1 de junio de 1916). Fue en dicha base donde, al finalizar la citada guerra, se concentraron las principales unidades alemanas de superficie para ser repartidas entre los vencedores, pero en un descuido de los británicos, en junio de 1919, tras una orden del oficial alemán al mando, almirante Von Reuter, se fueron al fondo del mar para no pasar por la deshonra de ser repartidas como trofeos de guerra. Y en la Segunda Guerra Mundial fue elegida nuevamente como base de la Flota británica.
En la madrugada del 14 de octubre de 1939 el U-boot comandado por el capitán alemán Günther Prien consiguió entrar en la aparentemente 'inexpugnable' base naval británica de Scapa Flow y consiguió hundir el acorazado Royal Oak
Se trataba de un magnífico fondeadero de unos 20 por 14 kilómetros, con una sonda promedio superior a los 30 metros, y una superficie de unas 120 millas cuadradas, localizado en las islas Orcadas, al noreste de Escocia. Rodeado por varias islas —Mainland, Burray, South Ronaldsay, Flotta, Hoy y Graemsay—, además de una barrera de islotes y escollos, estaba protegido con patrulleros, redes antisubmarinas, barreras, minas, pontones y barcos hundidos.
En Scapa Flow, los británicos se consideraban a salvo de cualquier acción enemiga, debido a su posición geográfica, sus magníficas defensas naturales y artificiales, y su entorno difícil, con abundantes y persistentes nieblas, fuertes huracanes de viento y nieve, y corrientes de hasta 10 nudos, superiores a los 8 nudos de los submarinos en inmersión. Debido a las nieblas reinantes, era una base muy difícil de atacar por aire, y solo quedaba la posibilidad de hacerlo por mar con submarinos.
De hecho, ya en la Primera Guerra Mundial pasó por dos intentos de ser atacada por submarinos alemanes. El primero fue el U-18, mandado por Von Henning en octubre de 1914, que consiguió entrar camuflado bajo la estela de un barco mercante, pero se encontró la bahía desierta, y cuando iniciaba la salida fue cazado. El segundo fue en octubre de 1918, cuando lo intentó el submarino UB-116 mandado por Von Emsmam, pero fue detectado, atacado y hundido con toda su dotación.
Planes de ataque «Operación Baldur»
El comandante de la flota de Submarinos alemanes, Karl Dönitz, quería convencer a las autoridades de la Marina de Guerra de Alemania, y en especial a Hitler, de lo importantes que eran los submarinos y sus planes de construcción. Para ello necesitaba dar un golpe maestro a los británicos en el corazón de sus fuerzas navales que llamara la atención, y estaba convencido de que lo iba a lograr si conseguía que un submarino entrara en Scapa Flow y atacara a las unidades británicas allí estacionadas.
Para llevar a cabo esta operación, que bautizó «Operación Baldur», reunió gran cantidad de datos y estudió toda la información disponible, mucha de ella conseguida en reconocimientos aéreos y en patrullas de submarinos, sobre todo las realizadas del 13 al 29 de septiembre por el submarino U-16 al mando de Wellner.
Las fotografías obtenidas mostraban la presencia de un portaaviones, cinco acorazados y diez cruceros, los barcos que estaban hundidos, y algunas deficiencias en las defensas de la zona. Dönitz decidió que la mejor forma de entrar en Scapa Flow era por la parte más oriental del Holm Sound, al este, por el Kirk Sound. Se trataba de un paso estrecho y turbulento, comprendido entre la costa de Mainland y el escollo Lambs Holm, medio bloqueado por tres buques hundidos con bastantes huecos entre ellos. Consideró que un comandante decidido podía pasar en superficie por aquella zona, entre los buques hundidos, con mar calma y en noche cerrada, para entrar en Scapa Flow por zonas de unos 17 m de ancho y una profundidad de 7 m.
Dönitz sabía que el hecho de entrar en una de las bases navales mejor vigiladas del mudo, y una vez dentro atacar y destruir algunas unidades, iba a ser un gran golpe para Gran Bretaña y para su Marina de Guerra, y beneficioso para el Arma Submarina propia. Y también sabía que para poder realizar dicho ataque iba a necesitar a un comandante de submarinos intrépido y con nervios de acero, y el elegido fue el teniente de navío Günter Prien, porque, como dejó escrito el propio Dönitz: «A mi parecer, reunía para la empresa las necesarias cualidades militares y las aptitudes marineras que eran precisas».
El 1 de octubre, al regreso de una patrulla, Prien fue llamado por Dönitz, que le propuso la operación, y tras un detallado análisis fue aceptada. La operación se fijó para la noche del 13 al 14 de octubre, entrando en la base entre las 00:25 y las 06:15 horas del día 14, porque la marea entrante era propicia, y porque habría luna nueva, lo que facilitaría la entrada del submarino en la base. Aunque nadie había contado con la aurora boreal que iba a estar presente aquella noche.
El ataque a Scapa Flow
A las 10:00 horas del domingo 8 de octubre de 1939, el U-47 salió a la mar de la base de Kiel con 44 hombres a bordo y navegó hacia Escocia, armado con torpedos eléctricos G-7e, que no dejaban estela. Mientras, un avión alemán de observación había visto que la mayor parte de los barcos británicos habían abandonado Scapa Flow, por lo que Dönitz dudó en suspender la operación, pero decidió seguir adelante con ella sin decirle nada a Prien.
Prien pasó por la isla de Heligoland para efectuar unas últimas pruebas. De día permanecía sumergido para no ser avistado, y por la noche navegaba en superficie. Cruzó el mar del Norte en las noches del 10 y el 11, y llegó a su destino el 13 de octubre a 04:37 horas. Se posó en el fondo, e informó a su dotación de la misión que se iba a desarrollar. A las 19:15 emergió, y se encontró con la aurora boreal que iluminaba el ambiente. Pero Prien siguió adelante, cargó los tubos de torpedos y preparó explosivos para volar su submarino si resultaba apresado. Volvió a sumergirse a las 23:07 al divisar un barco mercante, a continuación, emergió y entró en la base el día 14 a las 00:27 horas, tras haber pasado el estrecho de Kirk, navegando en superficie para esquivar las medidas antisubmarinas de la zona. Con fuerte corriente entrante, ya que acababa de ser bajamar, se deslizó a lo largo de los barcos hundidos que formaban un muro de protección, llegó a rozar uno de ellos, pasó desapercibido, y superó muchas de las medidas defensivas que los británicos habían considerado imposibles de esquivar.
Primero navegó hacia el oeste, pero no vio nada. A continuación, invirtió el rumbo, navegó hacia el este, y después viró al norte para encontrarse por la proa con las sombras de unos posibles blancos: un acorazado identificado como de la clase Royal Sovereign, que resultó ser el Royal Oak, y el portahidros Pegasus, que Prien identificó como el crucero Repulse. A 00:58 horas, a unos 3.000 metros de distancia, disparó contra ellos cuatro torpedos, de los que solo salieron tres, ya que el cuarto se quedó atascado en el tubo. Y solo uno hizo blanco en el Royal Oak, produciéndole pocos daños. Según algunas fuentes, el torpedo hizo explosión al chocar contra la cadena de fondeo del acorazado. Curiosamente, ni en el Royal Oak ni en la base saltó la alarma.
Unos pensaron que se trataba de una explosión interna del barco, cosa que se daba con cierta frecuencia por combustiones espontáneas en las carboneras, o por las emisiones de gases en los pañoles de pólvoras debido a su descomposición. Otros creyeron que podía haber sido una explosión externa sin importancia. Además, los británicos consideraban que era imposible que alguien pudiera colarse en la bahía para atacarles. El submarino invirtió el rumbo y le lanzó el único torpedo de popa, que no alcanzó al blanco.
La tranquilidad que siguió al primer ataque permitió a Prien, en una gran muestra de sangre fría, invertir de nuevo el rumbo hacia el acorazado, recargar los tubos y, a las 01:16 horas, disparó otros tres torpedos a menor distancia, que hicieron blanco en el Royal Oak. El acorazado se elevó en el aire, cayó con un gran pantocazo, y se hundió en menos de 15 minutos, a las 01:29 horas, muriendo 833 hombres de su dotación de 1.234.
Después del asalto
Realizado el ataque, el U-47 navegó hacia la salida entre la isla Lamb Holm y un barco hundido, teniendo que utilizar los motores diésel y eléctricos a la vez para vencer la fuerte corriente entrante, y salió de Scapa Flow. A las 02:15 apagó los diésel e hizo inmersión, y el día 17 entró de regreso en su base en Wilhelmshaven, mostrando en su torre la figura pintada de un toro resoplando, hecha por su dotación, que a partir de entonces pasó a ser el símbolo del submarino.
Los alemanes se habían enterado del hundimiento del veterano acorazado británico Royal Oak, cuando a las 11:00 horas del 14 de octubre, lo comunicó la BBC.
Prien y los miembros de su dotación fueron recibidos como héroes. A la llegada les esperaban Reader y Dönitz, que condecoraron a Prien con la Cruz de Hierro de 1.ª Clase, y al resto de la dotación con la de 2.ª Clase. Y más tarde, el propio Hitler condecoró a Prien en Berlín con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, siendo el primer comandante de U-boot en recibir dicha condecoración. El ataque a Scapa Flow lanzó al comandante del submarino a las más altas cumbres de la fama, convirtiéndole en un héroe nacional.
Resultados y consecuencias
El hundimiento del Royal Oak en Scapa Flow produjo una enorme conmoción en Gran Bretaña. Al considerar que la base era inexpugnable, el Almirantazgo británico, en aquellas fechas dirigido por Churchill, pensó en la posible presencia de elementos infiltrados, alguna «quinta columna» o algo por el estilo, que hubiera pasado información a los alemanes para que pudieran entrar en Scapa Flow. Aunque, tras un muy detallado análisis, llegaron a la conclusión de que se habían producido varios fallos en las defensas de la base.
El ataque a Scapa Flow obligó a los británicos a abandonar temporalmente la basedesplegando los barcos en otros lugares. En previsión de estos movimientos, Dönitz minó diferentes zonas utilizando para ello submarinos, con el resultado de que el 21 de noviembre, varias minas fondeadas por el U-21 en Firth of Forth hundieron dos barcos y dañaron gravemente al crucero Belfast. Y las fondeadas por el U-31 en Loch Ewe, el 4 de diciembre hundieron dos dragaminas y averiaron al acorazado Nelson.
Para evitar posteriores ataques a Scapa Flow, Churchill reforzó las defensas antiaéreas, y ordenó la construcción de barreras permanentes para cerrar las entradas orientales, que hoy forman una serie de carreteras de 2,3 km que pasan por Mainland, Burray, South Ronaldsay, Lamb Holm y Glimps Holm, lo que aumentó considerablemente la seguridad de la base.
Por otra parte, la gran proeza de Prien supuso un gran prestigio para los submarinos alemanes, al haber hundido un acorazado de 31.200 toneladas con un submarino de 750, en una base muy protegida. Hitler se convenció de su capacidad y valía, que había sido uno de los propósitos de Dönitz, y a partir de entonces apoyó abiertamente la potenciación del Arma submarina alemana con la construcción de nuevos U-boote, que iban a tener un gran protagonismo en la Batalla del Atlántico.
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