06 agosto 2016

las ballenas odian el sónar con el que EE.UU. detecta submarinos

La Marina estadounidense tendrá que dejar de utilizar el sistema de sónar que hasta ahora empleaba en sus operaciones submarinas, de acuerdo a la decisión de una corte de apelación de San Francisco (California). El motivo: la contaminación acústica que provoca tiene graves consecuencias para los mamíferos acuáticos.
Los delfines, ballenas, focas y morsas del mundo están de enhorabuena. Un panel de tres jueces del 9º Circuito de la Corte de Apelaciones de San Francisco, ha dictaminado que la Marina de EE.UU. no puede usar el sónar con el que detecta la presencia de objetos sumergidos (principalmente, submarinos) a cientos de kilómetros de distancia. Este elemento confunde a las citadas especies de mamíferos, alterando su conducta alimenticia y de apareamiento.

En el año 2012, la Marina estadounidense había recibido permiso para seguir usando un sónar de baja frecuencia (215 dB en secuencias de unos 60 segundos, a través de 18 altavoces) durante cinco años, en las operaciones que desarrollara en tiempos de paz. Pero el fallo del tribunal de apelación establece que, con esta autorización, “el Servicio Nacional de Pesca de Estados Unidos incumplió con los requisitos de protección para mamíferos marinos”. Para Michael Jasny, del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, uno de los grupos denunciantes, la decisión daba a la Armada estadounidense “virtualmente un cheque en blanco para operar en más del 70 % de los océanos del mundo, como si fuera ajena a la vida submarina”.

Los científicos y organizaciones ecologistas que impugnaron la decisión de 2012 vinculan este tipo de ruido a los casos más recientes de encallamiento de delfines y ballenas en las costas. Ese año, la Marina de EE.UU. emitió un informe de impacto ambiental en el que admitía que el uso del sónar podía "causar cada año sin querer más de 1.600 casos de pérdida de audición u otras lesiones a mamíferos marinos"... y la audición es un sentido indispensable para las ballenas, ya que lo usan tanto para entender a sus congéneres como para orientarse en la navegación. Sin ir más lejos, en el océano Atlántico se han detectado casos de ballenas que se alejaron hasta 16 km de la zona donde habían escuchado el ruido y no volvieron a ella hasta tres días después. Otro estudio calcula que, sólo en el año 2005, 34 ballenas murieron en aguas de Carolina del Norte a causa del sónar de la Marina, que se estaba usando en una maniobra cercana.

A pesar de todo, la corte ha reconocido los esfuerzos de la Armada de EE.UU. por limitar el impacto de sus operaciones sobre los cetáceos y otras familias de mamíferos subacuáticos, llegando a alterar la frecuencia de referencia. Estamos ante la tercera vez en 14 años que la Marina estadounidense se ve obligada a cambiar su sistema de sónar por motivos medioambientales.
OneMagazine.es

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