02 diciembre 2017

ARA SAN JUANLas baterías en un submarino, la gran ventaja y el mayor peligro

Domingo 26 de Noviembre de 2017
Las baterías suponen la mayor ventaja y el principal riesgo de un submarino convencional, es decir, no nuclear, señala el especialista en cuestiones navales José Cervera, bloguero de la Radio y Televisión de España (RTVE). Diseñadas para almacenar la enorme cantidad de energía necesaria para propulsar un submarino a velocidades de hasta 25 nudos (46 km/h) debajo del agua, las 960 que lleva el ARA "San Juan", un submarino alemán modelo TR/1700, son en versiones monstruosamente grandes de la batería de un auto. Es decir, que son baterías de plomo con electrolito ácido, aunque con muchas más células y una potencia mucho mayor.
Si son sometidas a una exigencia excesiva, las baterías pueden liberar hidrógeno y degradar la estabilidad de los electrodos. En estas circunstancias, se puede producir una explosión. Como toda batería, contienen ácido sulfúrico. A su vez, el peso del plomo de las carcazas de las baterías, que se instalan en la parte inferior del casco, ayuda a lastrar y estabilizar el submarino. Las baterías se inventaron en 185. Solo recientemente han empezado a ser sustituidas por modelos más modernos, como las baterías de ión de litio, que propulsan a los submarinos japoneses de la clase "Soryu". Paradójicamente, estos modelos avanzados se consideran más susceptibles de explosión que las clásicas baterías que usan los demás submarinos.
La fiabilidad y amplia experiencia de las marinas del mundo con las baterías de plomo y ácido así como su gran capacidad explican que se sigan utilizando de modo rutinario. Sin embargo, como todo sistema de almacenamiento de energía, son peligrosas en potencia. En condiciones normales de uso no liberan gases, pero en circunstancias especiales (carga a excesiva tensión, por ejemplo) pueden liberar hidrógeno al mismo tiempo que degradan los electrodos. En estas circunstancias, se puede producir una explosión.
Antecedente 
Esto le ocurrió en 2004 al submarino canadiense "Chicoutimi",algo que podría haberse repetido en el caso del ARA "San Juan". El "Chicoutimi" navegaba en superficie con mar picado. Tal como debe haber hecho el "San Juan" el día del accidente. Como es costumbre en los submarinos, el buque canadiense llevaba escotillas abiertas para ventilar. Por allí embarcó casi 2.000 litros de agua por el oleaje. El agua cortocircuitó las baterías, causando explosiones y un incendio que estuvo a punto de acabar con el buque; como parte del protocolo de lucha contra incendios se desconectaron todos los sistemas dejando al submarino a la deriva. Solo tras muchas horas de esfuerzos y del sacrificio de tres marinos heridos (uno de los cuales murió más tarde) se pudo controlar el fuego en el "Chicoutimi".
En el caso del "San Juan", una avería de las baterías podría haber causado que saliera a superficie en mitad de una tormenta; de haberse repetido las circunstancias del "Chicoutimi", el incendio y la desconexión de sistemas subsecuente podría haber provocado su rápido hundimiento. En la zona hubo mal tiempo hasta hace pocos días, lo que dificultó mucho la búsqueda. El "San Juan" sufrió una "avería" en las baterías, de la que informó por radio su capitán el día 15. El comandante afirmó que se había solucionado el problema, pero "se les hizo cambiar el rumbo", afirmó el vocero de la Armada Gabriel Galeazzi hacia la base de Mar del Plata, abandonando su misión de patrullaje de altura. Nunca más se supo nada del sumergible. El antecedente de la avería en las baterías no anticipa nada bueno para el buque.

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