Bueno… vamos a coger este titular con pinzas. Me explico. Podríamos irnos a vivir a un submarino, sí, pero no creo que vivir allí, bajo el mar, en un espacio reducido, sea muy agradable. El caso es que hay gente que lo hace al menos durante una temporada porque como en todo en la vida, los recursos militares y sus comodidades (más en tiempos de paz que en tiempo de guerra) también han avanzado, y estamos seguros de que no es lo mismo vivir hoy en un submarino que haberlo hecho hace 80 años, por ejemplo. Nosotros traemos varios ejemplos.
1. ‘El Galerna’.
Se trata de uno de los submarinos más populares de nuestra Armada, y veteranos, ya que lleva 33 años de servicio. Eso sí, no le queda mucho porque está previsto que deje de prestar servicio en 2016. Tiene capacidad máxima para 64 personas pero los propios miembros del equipo reconocen que cuando se llena, hay problemas de espacio. Tienen una cama para cada uno pero por ejemplo en el comedor solo pueden estar a la vez diez personas. Tiene dos retretes para todos y una ducha a compartir. El único que tiene habitación propia (de dos metros cuadrados) es el comandante. El resto, habitaciones con siete camas en forma de literas. Y por supuesto no nos olvidamos de la cocina y la despensa. Y los pasillos angostos llenos de ‘trampas’ en forma de tuberías que obligan al más pintado a hacer de contorsionista.
2. El HMS Alliance.
Este submarino es uno de los más célebres de la Armada británica. De hecho es el único que ‘sobrevivió a la II Guerra Mundial. Para que nos hagamos una idea de cómo sería la vida allí, el submarino tenía cinco metros de ancho y las camas eran de solo 60 centímetros. Ataúdes las llamaban. Cuentan los que allí vivieron que estuvieron hasta cien días seguidos allí metidos. Explican además que allí todo tiene un uso dual, es decir, que se le tiene que dar un doble uso. Por ejemplo, los tubos de misiles cumplen la misión de refrigerador, los baños pueden utilizarse para almacenar equipos de limpieza. Y la comida enlatada también es relativamente fácil de almacenar, haciendo torres de latas y almacenándolas en los pasillos.
3. Los rusos.
Tan célebres como los submarinos británicos son los rusos. Explican miembros de sus tripulaciones que suelen moverse sobre todo por aguas del Ártico. Y ojo con lo que llevan encima: 16 misiles balísticos que pueden barrer de la faz de la tierra el Reino Unido, por ejemplo. Cada uno de los 16 misiles lleva 10 cabezas nucleares. Una descarga es equivalente a entre cinco y seis ‘Hiroshimas’. En casi todos los submarinos rusos hay dos tripulaciones. Cuando una se va de permiso (y se supone que deben tener una después de cada repostaje) es sustituida por otra.
4. El HMS Tireless.
Si antes hemos hablado de un submarino británico de la II Guerra Mundial, ahora vamos con uno actualmente en uso, el HMS Tireless. Si el anterior tenía solo cinco metros de ancho, este tiene el doble, diez, y alberga a 130 militares. A diferencia de las anteriores versiones, este mastodonte tiene hasta una pequeña sala de juegos porque la tripulación no está todo el día ocupada, sino que tiene un horario de seis horas y el resto del día libre. Se sirven cuatro comidas al día y todos los víveres están congelados y se descongelan en el momento de ser consumidos. Igual que el pan, que se hornea cada día. Actualmente no está permitido fumar (imaginaos con misiones de hasta seis meses) y los miembros de la tripulación sí pueden llevar algunos artículos como fotos o tablets.
5. Y si no queremos estrecheces…
Si queremos vivir bajo el mar pero no hemos nacido para aguantar estrecheces, tenemos una alternativa. Son los hoteles submarinos como Jules Undersea Lodge en la ciudad de Cayo Largo, Florida (Estados Unidos). Se trata de un hotel sumergido, construido a 7 metros de profundidad bajo las aguas de la Laguna Esmeralda. Solamente tiene dos habitaciones, un baño y una cocina pero anualmente pasan por allí 400 personas. Pero eso sí, aviso a navegantes (nunca mejor dicho), está diseñado, pensado y concebido para aficionados al buceo.
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