El ministro de Situaciones de Emergencia, Serguéi Shoigu, ha declarado a la una de la tarde local –tres horas menos en España-, que el incendio estaba ya «prácticamente apagado» y que sus hombres entregarían el submarino a los militares próximamente. El mismo Shoigu había anunciado anoche, cerca de las 22:30 (hora española), que las llamas habían sido «localizadas», es decir, que el incendio estaba controlado. Pero la lucha contra el siniestro continuó por doce horas más.
El submarino se encuentra en los astilleros de Rosliakovo, en el puerto de Múrmansk, en el noroeste de Rusia, y, de acuerdo con el reglamento, estaba con los dos reactores apagados y sin los misiles que normalmente lleva.
Como ya se informó, el incendio comenzó en el andamiaje de madera que se había construido para poder realizar los trabajos de reparación y de allí se extendió posteriormente al casco exterior ligero de la nave.
El viceprimer ministro Dmitri Rogozin, que es el nuevo responsable del complejo de la industria militar, aseguró hoy a través de su cuenta de Twitter, que «no hay amenaza para la vida de las personas». Y las mediciones efectuadas en la región del siniestro muestran que los niveles de radiación están dentro de la normalidad, según aseguró un portavoz de Situaciones de Emergencia. A pesar de eso, nueve personas que participaban en los trabajos para apagar el incendio han sido hospitalizadas por la intoxicación de humo, pero ninguna de ellas corre peligro y fuentes hospitalarias consideran que podrán irse a sus casas hoy mismo.
Aunque Medvédev ha encargado no solo investigar el accidente, sino también tomar las medidas para restaurar el sumergible, algunos expertos del Ministerio de Defensa se muestran escépticos y consideran que los trabajos para recuperar el K-84 Ekaterinburgo podrían llevar meses e incluso no excluyen la posibilidad de que haya que darlo de baja definitivamente.
El incendio en el K-84 Ekaterinburgo |
Nacho Padró
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