Más de una veintena de barcos, un par de helicópteros y un submarino de la Marina indonesia peinan, ayudados del sistema sonar, las aguas del norte de la isla de Bali para encontrar el submarino desaparecido el miércoles con 53 tripulantes a bordo y al que le restan menos de 24 horas de capacidad de oxígeno.
A la operación de búsqueda y rescate se sumarán este viernes un buque de guerra australiano equipado con un dispositivo de sonar y otro helicóptero. También se esperaba la llegada de un segundo buque de guerra australiano, así como barcos de rescate de Singapur y Malasia en los próximos días.
La búsqueda es a contrarreloj. Tienen hasta las tres de la madrugada del sábado para hallar supervivientes del submarino KRI Nanggala-402 que se perdió el 21 de abril mientras hacía la inmersión durante un ejercicio con torpedos. El motor de la nave, fabricada en Alemania en 1978, funciona con propulsores diésel-eléctricos lo que reduce su capacidad de oxígeno (de un total de 72 horas) en comparación con los submarinos más modernos que funcionan con reactores nucleares.
Pero ¿cómo es posible encontrar un aparato cuyo caparazón fue diseñado para ser invisible? Los submarinos militares están diseñados para navegar en las profundidades de los océanos sin ser detectados por enemigos o espías. Casi no emiten ruido ni calor y reflejan lo menos posible los impulsos de radar y sonar. Por eso, la mayoría de desapariciones de submarinos difícilmente acaban con éxito.
Cuando se producen casos de emergencia y la nave pierde la comunicación pero quiere que ser encontrada, la tripulación puede llamar la atención liberando balizas SOS hacia la superficie o golpeando el casco del barco con el fin de emitir señales acústicas bajo el agua.
El sonar es importante en este tipo de operaciones porque su sistema de propagación del sonido bajo el agua permite detectar objetos sumergidos en las profundidades del mar, donde no hay visibilidad. Es la misma tecnología que usan los submarinos (y un mecanismo similar al que usan los delfines). Emite un sonido, que luego rebota en el fondo del océano y es capturado por un micrófono. Pero si el casco del submarino está hecho de un material capaz de absorber el sonido del sonar, la nave puede confundirse con una gran montaña de arena en lugar de una embarcación artificial.
Los tripulantes pueden haber liberado combustible para aligerar la nave o para dar señales de su localización
El jefe de la Marina indonesia, Yudo Margono, informó que hallaron una mancha de combustible en el mar de Bali cuatro horas después de haber desaparecido la nave. Y un objeto con una "alta fuerza magnética", que podría tratarse del submarino, había sido visto "flotando" a unos 50 o 100 metros. Los tripulantes pueden haber liberado combustible para aligerar la nave o para dar señales de su localización.
No obstante, otra explicación de la mancha, añadió, es que se deba a una ruptura del tanque de combustible que haya provocado que el aparato se haya hundido a unos 500 o 700 metros, donde la presión del agua es mayor de lo que el casco del sumergible podría soportar. De todos modos, en el lugar donde se localizó el vertido es donde se concentran las tareas de búsqueda.
Según la información del Ejército indonesio, el submarino inició la inmersión a las 3.46 hora local del miércoles y unos 15 minutos después inició la carga del tubo lanzatorpedo número 8. La última comunicación con los tripulantes tuvo lugar a las 4.25 hora local y antes de autorizar el lanzamiento del torpedo se perdió la conexión con la nave.
Accidentes sin supervivientes
Los accidentes submarinos suelen ser desastrosos. En 2000, el submarino nuclear ruso Kursk sufrió explosiones internas y se hundió durante las maniobras en el mar de Barents. La mayor parte de sus 118 tripulantes murió instantáneamente, pero 23 hombres huyeron a un compartimiento trasero antes de morir más tarde, principalmente por asfixia.
En noviembre de 2017, un submarino argentino, el ARA San Juan, desapareció con 44 tripulantes en el Atlántico Sur. La búsqueda se alargó durante meses y no fue hasta casi un año después que se hallaron sus restos a una profundidad de 800 metros. Pero en 2005, siete hombres a bordo de un mini-submarino ruso fueron rescatados casi tres días después de que su embarcación quedara atrapada por redes de pesca y cables en el Océano Pacífico. Solo les quedaban seis horas de oxígeno antes de llegar a la superficie.
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