El doctor español Pedro Cavadas ha reimplantado con éxito la mano derecha a un marine de la Armada de Estados Unidos que sufrió la amputación del miembro en marzo, cuando se encontraba a bordo de un submarino de la VI Flota a 70 millas, unos 129 kilómetros, de la costa de Murcia. El comandante de las fuerzas navales norteamericanas en Europa, el almirante James Foggo, le ha condecorado este viernes por su "milagrosa" intervención en el Hospital de Manises (Valencia). Cavadas, que ha realizado varios transplantes espectaculares, algunos con repercusión mundial, ha dicho que operar al soldado tuvo la dificultad del tiempo transcurrido desde la amputación.
El pasado 27 de marzo, el marine, de quien no se ha facilitado el nombre, pero sí la edad, 21 años, se hallaba en un submarino en el mar Mediterráneo cuando sufrió un accidente de carácter "industrial" que le seccionó la mano derecha a la altura de la muñeca. Salvamento Marítimo español recogió al paciente en un barco en alta mar, lo subió en plena noche a un helicóptero y lo condujo directamente al Hospital de Manises, en el área metropolitana de Valencia, un centro público de la Generalitat de gestión privada que opera Sanitas.
El comandante Foggo ha afirmado que eligieron Manises por "su excelencia en el área de la traumatología". El almirante ha destacado que Cavadas recibió una llamada telefónica a las 4.30 de la madrugada del miércoles 28 de marzo y en 20 minutos él y su equipo estaban en el hospital. Foggo ha destacado la profesionalidad tanto de los servicios médicos españoles como de Salvamento Marítimo, sin cuya "pericia y profesionalidad", ha dicho, hubiera sido imposible salvar la mano del soldado.
El principal problema de la operación, ha indicado el médico valenciano, fue el tiempo transcurrido entre el accidente y el momento en que el paciente llegó a la mesa de operaciones: entre 10 y 11 horas, durante las cuales el miembro había carecido de riego.
"Eso para una mano es mucho tiempo. Es cercano al límite de lo que se puede o no se puede hacer. Por debajo de ese tiempo se debe reimplantar una mano. Por encima, no se debe. Estábamos justo en el límite, rozando el larguero". Esa circunstancia llevó a Cavadas a modificar la técnica habitual.
"Antes de siquiera limpiar las heridas, en cuanto el paciente estuvo dormido, le colocamos un catéter, un tubo de plástico entre una arteria del muñón y una arteria de la mano amputada. Con ello le proporcionamos riego inmediato y provisional. Lo dejamos funcionando entre 10 y 15 minutos, lo que nos permitió empezar a trabajar como si se acabara de amputar".
A partir de ese momento, ha explicado Cavadas, el reimplante fue normal. Fijó el esqueleto, los tendones, los nervios, las arterias y las venas, y realizó un injerto de piel tomada de la pierna derecha.
Transplante de cara
El cirujano, que en 2004 mantuvo implantado durante nueve días el brazo de un hombre en la ingle del propio paciente antes de recolocárselo en el muñón, y en 2009 realizó el octavo transplante de cara del mundo, ha corregido al almirante estadounidense, que había afirmado que la operación duró 10 horas. "Fueron unas cinco, 10 horas es de novatos, pasamos esa fase hace mucho".
Dos semanas después, el marine fue trasladado al hospital militar Walter Reed, en Maryland, EE, UU, donde está desarrollando la rehabilitación.
Cavadas mantiene contacto con el médico que sigue al marine y se ha mostrado optimista: "El nivel de amputación fue el más favorable. Si yo tuviera que elegir cómo amputarme una mano, y estar yo de guardia de paso, lo haría al nivel de la muñeca, porque es donde mejores resultados funcionales se obtienen, cercanos a la normalidad. En este caso es lo que esperamos".
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