El Turtle, un pequeño
submarino monoplaza de casco de madera forrado de plancha de cobre y accionado
a pedales, que sólo podía navegar a flor de agua, fue diseñado en 1776 por el
americano David Bushnell. Fue la primera nave submarina usada en la
Guerra de la
Independencia de los estados unidos, consiguiendo atacar la
fragata y buque insignia inglesa Eagle de Lord Howe, anclada en la entrada de la Bahía de Nueva York el 6 de
septiembre de 1776, siendo felicitado y recompensado por ello por el propio George Washington en persona
En esa ocasión fue tripulada
por el sargento Ezra Lee de los Patriotas Americanos, contra la flota inglesa
con un "sistema de armas" que consistía en una barrena accionada
desde el interior para taladrar alguna parte de la obra viva de madera de los
buques de la época con el fin de fijar cargas explosivas provistas de
mecanismos de relojería. Consiguió colocar una carga en el navío de la flota
inglesa, y aunque fue descubierto al alejarse y salvó la vida gracias a una
maniobra de inmersión rápida, la carga explosiva hizo su efecto sin producir
daños de consideración en el buque. El plan consistía en llegar, bajo la
superficie del agua, hasta el casco del buque, colocar de alguna manera una
mina rudimentaria hecha con pólvora, que se haría estallar mediante un
detonador de tiempo. El plan fracasó debido a que las gruesas planchas de cobre
del casco no permitieron que el intrépido "dinamitero" lograra
acoplar al costado del buque la mina y ésta fue a dar al fondo del mar.
El Turtle introdujo dos
características que después serían esenciales en los submarinos modernos: el
presentar un casco cerrado y lograr su propulsión por medio de una hélice que
se accionaba a mano; sin embargo, le faltaban aún dos elementos fundamentales
para que se convirtiera en una máquina de guerra eficaz, el arma submarina a
distancia y el motor apropiado para una movilidad más alta.
Fue llamado así por estar
fabricado mediante la unión de dos casquetes de forma de concha de tortuga y
era el primer submarino provisto de hélices, una de eje vertical para cambiar
de cota y otra de eje horizontal para avanzar y retroceder.
Parece ser que los primeros
bocetos dotaban al Turtle de remos y con
remos no hubiera sido posible hacer la maniobra de evasión tal como la
describió el sargento Lee. Pero Bushnell le aplicó en 1776, hélices conocidas
como "tornillos de Arquímedes",
propuestas por Bernoulli como motores de navío unos años antes, consiguiendo el
primer submarino operativo de la historia, de un diseño excelente para aquella
época, favorecido por las circunstancias de la guerra de independencia
norteamericana..
Todo empezó cuando un joven y
brillante científico norteamericano, David Busnell comenzó a experimentar el
modo de hacer explosionar la pólvora bajo el agua. Sus trabajos dieron, como
resultado la invención de una mina submarina, accionada por un mecanismo de
relojería. El vehículo que debía llevar su mina de 68 kg (150 libras) iba a ser un
submarino, que Bushnell construyó en una isla del río Conecticut en el más
absoluto secreto. Debido a su forme de huevo, se le apodó Turtle (“Tortuga”) y
tenía 2,3 m
de eslora, 2,4 m
de profundidad y 1,2 de manga. Estaba hecho de planchas de roble muy bien
encajadas y rodeadas por zunchos de hierro y con una viga dentro del casco que
servía también como asiento y reforzaba el armazón. Tenía la anchura justa para
que respirase bajo el agua durante 40 minutos. El navegante miraba a través de
un ojo de buey por el que podía ver por donde iba el Turtle cuando estaba a
flor de agua y tenía una brújula “que se veía por medio de fósforo”, para
gobernarlo cuando estaba completamente sumergido. Se podía renovar el aire
asomando el submarino a la superficie, entrando entonces un juego unos
ventiladores. Para eliminar la flotabilidad
positiva de la embarcación, Bushnell añadió 900 libras (408,2 kg) de lastre de
plomo, unas cadenas que pesaban 90,7
kg (200
libras), que podían soltarse en caso de urgencia y un pequeño
depósito interno de lastre de agua. La válvula del depósito de lastre se
accionaba por medio de un pedal par dejar entrar el agua y con dos bombas de
latón para expulsarla. Para moverlo en horizontal y en vertical, el Turtle iba
equipado con dos hélices movidas a mano, una que miraba hacia delante y la otra
que apuntaba hacia arriba. Para gobernar el submarino en línea recta (o para
tomar curvas), llevaba una barra de timón que movía a mano. El modo para atacar con el Turtle consistía
en aproximarse al blanco en inmersión, tratando de no ser visto, y, una vez
alineado con el objetivo y apuntado el rumbo a tomar, dejar entrar bastante
lastre de agua para quedar completamente sumergido. Una vez debajo del
objetivo, había que aligerar el peso del Turtle para que tomara contacto con el
casco del enemigo. Entonces, se haría girar una barrena de madera que pasaba
por un tubo de metal que iba en la parte superior del submarino hasta que
entrara en las planchas de madera del blanco. Una vez bien sujeta, esta barrena
–que iba unida a la “mina” con una cuerda – se soltaría desde el interior,
dejando libre al “submarinista” para que pudiera escapar antes de la explosión.
La mina, que flotaba en la superficie próxima a la línea de flotación del
blanco, se ponía en marcha por medio de una espoleta controlada por un
mecanismo de relojería y la explosión que causaba su carga de 68 kg (150 libras) podía hacer
un agujero lo bastante grande como para inundar la sentina del buque y hacer
que se hundiera.
Como se puede imaginar, dado el esfuerzo físico de accionar las hélices de manivela, mover las válvulas, gobernar la embarcación y colocar al final la barrena en el blanco, hacia falta un hombre extraordinariamente fuerte para desempeñar la misión. El pesar de Bushnell es que él no era capaz de hacerlo, por lo que tuvo que recluta al sargento Ezra Lee, de 27 años, que acababa de volver de la arriesgada misión de lanzar brulotes contra la flota británica bloqueada en el puerto de Nueva York. Poco después de la derrota de Washington a manos de lord Howe durante la batalla de Long Island, los Patriotas pensaron que había que hacer algo para tomar la iniciativa, por lo que decidieron atacar el buque insignia Eagle de lord Howe. Al amparo de la oscuridad, Lee se acercó a su objetivo, pero descubrió que no se había calculado bien la marea y estuvo más de una hora intentando llegar a él. Por fin, lo consiguió y se deslizó por debajo del buque insignia británico. Empezó a accionar la manivela de la barrena, pero enseguida se dio cuenta, a su pesar, que se había situado contra los chuzos de hierro que sujetaban la charnela del timón del Eagle, con lo que la barrena no perforaba. A estas alturas, el arrojado Lee se encontraba agotado, pues a parte del esfuerzo, tenía que coordinar cabeza, pies y brazos para el funcionamiento de la nave, y se le estaba acabando el aire, así que la única opción que le quedaba era escapar. Ya era de día y uno de los botes que patrullaban alrededor de la flota británica vio la extraña embarcación y se lanzó a perseguirla. Lee se deslizó bajo el agua y soltó la mina que hizo explosión poco después, ante el gran asombro y consternación de los marineros que lo perseguían. Aunque Lee fracasara tácticamente, al no poder hundir el Eagle, consiguió, a pesar de todo, un gran golpe estratégico al dispersar la flota británica y debilitar el bloqueo. El ataque submarino había llegado a su mayoría de edad.
Como se puede imaginar, dado el esfuerzo físico de accionar las hélices de manivela, mover las válvulas, gobernar la embarcación y colocar al final la barrena en el blanco, hacia falta un hombre extraordinariamente fuerte para desempeñar la misión. El pesar de Bushnell es que él no era capaz de hacerlo, por lo que tuvo que recluta al sargento Ezra Lee, de 27 años, que acababa de volver de la arriesgada misión de lanzar brulotes contra la flota británica bloqueada en el puerto de Nueva York. Poco después de la derrota de Washington a manos de lord Howe durante la batalla de Long Island, los Patriotas pensaron que había que hacer algo para tomar la iniciativa, por lo que decidieron atacar el buque insignia Eagle de lord Howe. Al amparo de la oscuridad, Lee se acercó a su objetivo, pero descubrió que no se había calculado bien la marea y estuvo más de una hora intentando llegar a él. Por fin, lo consiguió y se deslizó por debajo del buque insignia británico. Empezó a accionar la manivela de la barrena, pero enseguida se dio cuenta, a su pesar, que se había situado contra los chuzos de hierro que sujetaban la charnela del timón del Eagle, con lo que la barrena no perforaba. A estas alturas, el arrojado Lee se encontraba agotado, pues a parte del esfuerzo, tenía que coordinar cabeza, pies y brazos para el funcionamiento de la nave, y se le estaba acabando el aire, así que la única opción que le quedaba era escapar. Ya era de día y uno de los botes que patrullaban alrededor de la flota británica vio la extraña embarcación y se lanzó a perseguirla. Lee se deslizó bajo el agua y soltó la mina que hizo explosión poco después, ante el gran asombro y consternación de los marineros que lo perseguían. Aunque Lee fracasara tácticamente, al no poder hundir el Eagle, consiguió, a pesar de todo, un gran golpe estratégico al dispersar la flota británica y debilitar el bloqueo. El ataque submarino había llegado a su mayoría de edad.
La última inmersión de un
submarino tipo Turtle se produjo en el siglo XXI, en el puerto de Nueva York,
cuando el artista Dude Riley hizo una réplica del submarino de Bushnell y
apareció en la zona de seguridad de Brooklyn
en dirección del trasatlántico Queen Elisabeth 2, para asombro y temor
de los policías portuarios de la ciudad. A bordo de la embarcación, chapucera,
manual, bastante poco amenazadora según confesó Raymond Kelly, de la policía
neoyorquina, iban tres amantes de la navegación clásica y las reliquias
históricas. Una de ellas, el artista Philip Dude Riley, de 35 años y vecino de
Brooklyn. El parte policial -«un submarino de fabricación casera fue descubierto esta
mañana, a las 10 a.m.,
por el detective del Departamento de Policía de Nueva York»- certificaba
la épica actuación de la policía. Presentarán cargos contra Riley por usar «una embarcación
insegura y violar una zona de seguridad portuaria».
Nacho Padró
Nacho Padró
¡Excelente! Muy completa la información. Me sirvió mucho, gracias.
ResponderEliminarme sirvio mucho gracias
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