El astilleros de Navantia se vacía a falta de nuevos
contratos. La cartera de pedidos ha caído a unos mínimos históricos en
los últimos años y eso ha provocado que unidades que antes eran puntas
de lanza de la empresa ahora se hayan quedado prácticamente paralizadas.
Es el caso, según denunció ayer el presidente del comité de empresa,
Ignacio Briones la de motores «que está sin trabajo desde enero», y la
de carenas «que casi están paradas a excepción de pequeñas reparaciones
en barcos que entran al astillero muy de vez en cuando».
Pero ya no solamente no tienen ocupación los propios
trabajadores del astillero sino que decenas de empresas auxiliares que
tenía puestas sus miras en Navantia ven ahora cómo sus previsiones se
desvanecen y tienen que buscar en otro sitio. Tanto es así que de los
más de 2.000 empleados externos que estaba previsto contratar para la construcción de los cuatro submarinos de la clase S-80, actualmente solo trabajan alrededor de 400.
El número más alto de operarios que han estado empleados
en el proyecto fue de mil, pertenecientes a cuarenta empresas
auxiliares. Pero los trabajos de los nuevos submarinos se han ido
ralentizando cada vez más, sobre todo por cuestiones económicas del
Estado, hasta el extremo de que cada vez hay menos obreros de las
compañías externas.
El comité de empresa denunció ayer esta situación durante
la manifestación que tuvo lugar por las calles de Cartagena. La
protesta partió sobre las diez de la mañana de la puerta principal del
astillero y llegó hasta el edificio administrativo del Ayuntamiento, en
la calle San Miguel.
La manifestación se convocó para protestar por la
supresión de la paga extra de Navidad a los trabajadores, pero también
para denunciar la política comercial «errónea» que ha mantenido la
empresa durante los últimos años y que «ha conseguido que la carga de
trabajo se haya reducido solo a la construcción de los submarinos para
la Armada Española», criticó Ignacio Briones.
El consejero delegado de Navantia, Jaime de Rábago,
visitó la semana pasada el astillero de Cartagena y dijo que la empresa
mantiene negociaciones «claramente abiertas» con varios países para
vender buques de distintos formatos. La dirección está en contacto con
Turquía, Venezuela, Méjico, Australia y Arabia Saudí, a la que se ha
sumado en los últimos meses Perú.
Pero a pesar de ellos, los trabajadores creen que los
«comerciales no hacen bien su trabajo», porque, por ejemplo «se ha
perdido un buen contrato como era el que tienen previsto Australia (doce
submarinos» porque se durmieron en los laureles y otro país se lo ha
llevado», aseguró Briones.
La situación que comienza a vivir el astillero público se
hace extensible a sus otras dos factorías de la compañía, la de Cádiz y
Ferrol. En la primera de ellas la escasez de trabajo es casi total y en
la segunda la carga de trabajo también es baja aunque ha conseguido
contratos en las últimas semanas.
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