La bandera pirata, negra con la calavera y las dos tibias cruzadas debajo, resulta el poco ortodoxo símbolo de la fuerza submarina británica por una pequeña broma.
En el inicio del siglo XX, el submarino estaba siendo introducido en las armadas más adelantadas, y su sigilosa forma de actuar generaba algunas antipatías del establishment naval. Así las cosas, el Almirante Sir Arthur Wilson, quien se retirara como jefe de la Armada Británica (First Sea Lord) sugirió que los submarinistas que fueran capturados en tiempos de guerra no debían ser considerados dignos oponentes rendidos, sino directamente “colgados como piratas”.
Pocos años después, en 1914, apenas comenzada la Primera Guerra Mundial, el submarino E9, a cargo del Teniente de Navío Max Horton hundía al crucero alemán SMS Hela. Con una pizca de ácido humor, Horton ordenó confeccionar una bandera pirata e ingresar luciéndola a puerto.
Otros comandantes de submarino copiaron luego el atrevimiento, que se convirtió en el símbolo de que una misión de guerra había tenido un final fructífero.
Fue también el Teniente Horton el primero que pintó diversos símbolos dentro del “Jolly Roger” (su nombre en inglés), para que, entre otros fines, quienes acudieran a recibir al submarino pudieran saber porqué la misión fue satisfactoria.
Así las cosas, luego de la experiencia en la Gran Guerra y en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, se fueron perfilando ciertas reglas no oficiales para el uso de la bandera pirata.
Se “estableció” que la bandera debía ser atada a un periscopio cuando el submarino entraba a puerto, y retirada la primera noche allí. Asimismo, se unificaron los signos de actuación del submarino. Por ejemplo, una barra roja en una bandera significa un buque de guerra hundido; una blanca, un mercante; estrellas indican acción con cañones; una daga, operaciones de inserción o extracción de comandos o similares; una mina, operaciones de minado. Las hubo más extravagantes también, como la cabeza de un carnero, por un embestimiento.
Vale indicar que desde un principio hubo manifestaciones de quienes consideraron que la bandera suministra mucha información para los ojos indiscretos. Sin embargo, terminó pesando el incentivo moral que da a las tripulaciones.
Ahora bien, desde el año 1945 (cuando finalizara la Segunda Guerra) hasta 1982, ningún submarino británico utilizó la bandera de los piratas.
Lamentablemente, sería el HMS Conqueror quien retomaría esta tradición, al ingresar a su puerto escocés con la insignia, conteniendo la silueta de un buque (el hundido ARA General Belgrano) una daga por una operación de inserción de comandos y un átomo, significando que estaba propulsado por energía nuclear.
Foto 1: HMS Conqueror retornando luego de la campaña de Malvinas (Faslane, 3 de julio de 1982). Foto: Royal Navy.
Otro submarino británico también izó el “Jolly Roger” luego de Malvinas, el HMS Onyx, por una operación de inserción de comandos en las cercanías de Puerto Argentino, aún cuando debe indicarse que ciertos rumores indican que merodeó las costas continentales.
Foto 2: HMS Onyx. Foto de M. Lennon
El HMS Sealion volvió también de su patrulla por las aguas del Atlántico Sur, en 1987, ostentando la bandera, ahora con dos dagas por operaciones de inserción y extracción de comandos. Es importante recordar que los símbolos representan operaciones frente al enemigo, pudiendo colegirse entonces, y sin demasiado esfuerzo, el destino de los mismos.
Foto 3: HMS Sealion arribando a Gosport. La bandera chilena indica que tocó un puerto de aquel país en el viaje de regreso. Foto de Chris Parfitt
Años después, harían su regreso desde la Guerra del Golfo (1991) los submarinos clase Oberon HMS Otus y HMS Opossum. En este caso, sus “Jolly Roger” no tenían anotaciones de ningún tipo, salvo el Otus que llevaba una vasija, significando el hundimiento (con fusilería) de una unidad naval muy pequeña. Años después del conflicto, se fue filtrando que ambos llevaron a cabo operaciones de desembarco de tropas del Special Air Service (SAS) en Irak y Kuwait.
Foto 4: HMS Otus ingresando a Gosport. Foto Royal Navy.
Foto 5: HMS Otus. Foto Royal Navy.
El conflicto de Kosovo, durante el año 1999, involucró también a submarinos británicos. Entre ellos el nuclear HMS Splendid, que lanzó una serie de misiles crucero Tomahawk – se estima que 16 - contra objetivos terrestres serbios.
Ello dio lugar a una serie de debates en el seno del arma submarina: en efecto, la bandera significaba una tarea bien realizada PERO frente a peligros concretos ¿Y que peligros existían en lanzar una serie de misiles, sobre objetivos a cientos de kilómetros de distancia, en mares controlados por fuerzas amigas?
Foto 6: HMS Splendid en Faslane, Escocia – Julio 8, 1999. Foto BBC.
Foto 7: Parte de la tripulación del HMS Splendid mostrando la recién confeccionada bandera. El martillo y las estrellas indican una operación de bombardeo – en este caso mediante misiles. Foto de Chris Coombs
Sin embargo y tomando una postura en el debate, en diciembre de 2001 se observaron banderas similares en los HMS Superb (arribando a Devonport con una daga por operación de comandos y con dos “rayos” por operaciones de guerra electrónica) y HMS Triumph (a Faslane con dos misiles TLAM Tomahawk sustituyendo a las tibias, en obvia referencia), los cuales habían participado en operaciones del conflicto Afganistán (Operación Veritas). Pocos meses después (marzo de 2002), el HMS Trafalgar ingresó también a puerto con otro “Jolly Roger” por misiones de bombardeo misilístico en el mismo teatro.
Dos años más tarde, el HMS Turbulent lanzaría alrededor de 30 misiles para batir blancos en las cercanías de Bagdad (Guerra de Irak 2003), izando el infame lienzo al volver su base. Otros comandantes decidieron, sin embargo, que no estaban dadas las condiciones (dada la ausencia de peligro en la misión) para ingresar a puerto con el emblema.
Foto 8: HMS Turbulent entrando a Plymouth el 16 de abril de 2003. Foto Royal Navy.
Es muy difícil como argentino sentir algo de aprecio por esta tradición naval británica, en tanto es asociada a los torpedos de Margaret Thatcher que hundieron al Belgrano, yéndose a pique con el buque también las conversaciones de paz por Malvinas. Sin embargo, al escribir esta pequeña reseña he intentando separar la política de lo que resulta de estricto interés para el historiador o el aficionado a los submarinos y la guerra naval.
Por otra parte, habiendo conocido a varios submarinistas británicos (algunos veteranos de 1982), también puedo decir que, en todas partes, los submarinistas son muy parecidos. Ni mejores ni peores que el resto, solamente muy particulares.
Esta es una de sus tradiciones.
http://www.elsnorkel.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1653:tibias-y-calaveras-de-malvinas-a-irak&catid=60&Itemid=38
Hola, ¿el artículo es propio o copiado? En todo caso muy interesante. Y pensar que los argentinos argumentan que la acción del HMS Conqueror en Malvinas fue ilegítima precisamente por el izado de la Jolly Roger...
ResponderEliminarAtrevida es la ignorancia, muy atrevida.
Un saludo. Enhorabuena por el blog.
Es del Snorkel...
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