el 31 de julio de 1962 fue una fecha histórica por partida doble, en los anales de la navegación y en los de la exploración ártica: el submarino USS Seawolf logró, por primera vez en la historia, cruzar el Polo Norte por debajo del agua, en un viaje submarino de 800 leguas.
Esta hazaña no venía motivada por el mero reto de la exploración: era parte de la Operación Sunshine, una serie de expediciones realizadas por la Armada de Estados Unidos para poner a prueba las capacidades de sus submarinos en aguas extremadamente frías. La travesía se llevó a cabo como una operación altamente secreta y de alto riesgo y el Seawolffue diseñado para ser uno de los submarinos más avanzados y sigilosos de su época.
Durante la expedición el submarino tuvo que enfrentarse a varios desafíos, como el espeso hielo ártico, la falta de luz solar, temperaturas extremadamente bajas, la presión del hielo que podría haber dañado el casco del submarino, y la navegación en aguas poco cartografiadas y que cambiaban constantemente. La hazaña se logró gracias a sus sofisticados sistemas de navegación y sensores, que consiguieron evitar colisiones con el hielo.
Tras varios días y más de 800 leguas de navegación, el Seawolf emergió en el punto designado tras atravesar el Polo Norte geográfico. Su travesía fue un hito significativo en la exploración del Ártico y la tecnología submarina, y demostró los avances en tecnología de navegación submarina.
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