Antes de que se tomara la decisión de que el Nautilus navegara por debajo del casquete de hielo del Polo Norte en 1958, en los Estados Unidos ya se había valorado la opción de la circunnavegación submarina, aunque no fue hasta en enero de 1960 cuando la operación, bautizada como Proyecto Magallanes llegó a la mesa del Jefe de Operaciones Navales de la US Navy, el almirante Arleigh Burke. Con la aprobación primero del almirante, y a continuación del presidente Eisenhower, se eligió el USS Triton y su tripulación como el submarino que intentaría la aventura.
El Triton (SSRN-586) era un submarino nuclear único en su clase, el más largo (136,4 metros de eslora), potente (33.500 kW) y caro (109 millones de dólares de la época) en el mundo en el momento de su construcción, y el único de la Navy equipado con dos reactores nucleares, capaz de alcanzar los 30 nudos de velocidad sumergido durante sus pruebas de mar.
Al mando del capitán Edward Beach, el Triton partió en su travesía inaugural desde New London (Connecticut), la principal base de submarinos de la US Navy en la costa este, el 16 de febrero de 1960 con rumbo al sureste, tan solo tres meses después de su entrega a la Navy. Su objetivo era el archipiélago de San Pedro y San Pablo, una serie de islas ubicadas en el centro del océano Atlántico, a unos 1.000 kilómetros de la costa brasileña. Allí, el 24 de febrero, se informó a la tripulación del submarino de cuál era su objetivo real, dar la vuelta al mundo sumergidos, en lo que se bautizó como Operación Sandblast.
Desde ahí, el Triton siguió la misma ruta que la expedición de Elcano y Magallanes había seguido cuatro siglos antes para completar la primera circunnavegación del planeta, bordeando América del Sur por el cabo de Hornos, atravesando los océanos Pacífico e Índico, rodeando África por el cabo de Buena Esperanza para, ya de vuelta en el océano Atlántico, dirigirse al punto de partida en el archipiélago de San Pedro y San Pablo y completar su vuelta al mundo sumergido el 25 de abril de 1960, tras 60 días y 21 horas de navegación a lo largo de 49.491 kilómetros.
En todo ese tiempo el Triton solo salió una vez a la superficie, para transferir al Chief Radarman John R. Poole, aquejado de piedras en el riñón, a bordo del USS Macon, aunque solo la vela del submarino permaneció sobre la superficie mientras el Triton se mantenía en estado de operatividad sumergida.
La conquista del USS Triton, su capitán Edward Beach y toda su tripulación fue descrito por el New York Times como “un triunfo del progreso y la ingeniería humana, un hecho que los Estados Unidos pueden marcar como una de sus más brillantes victorias en la conquista de los mares por el hombre”. En términos más prácticos, el logro del Triton demostró las capacidades de los submarinos más modernos de la época, elevando el prestigio militar de los Estados Unidos. Además, el submarino regresó a tierra con miles de datos oceanográficos, hidrográficos, gravimétricos, geofísicos y psicológicos recogidos durante su expedición.
El capitán Beach recibió la Legión al Mérito de manos del presidente Eisenhower y el Magellanic Premium, y el Triton fue premiado con la Presidential Unit Citation en la forma de una réplica dorada del globo terráqueo en reconocimiento del éxito de su misión.
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