El CSS Hunley fue el primer submarino en la historia en hundir un buque, pero tras lograr ese hito, la embarcación desapareció sin dejar ningún rastro.
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Tras cumplir con el ataque e informar que volvía a la base, el submarino desapareció sin dejar ningún rastro. Durante años se lo buscó sin obtener resultados positivos. En 1995 el misterio empezó a resolverse, cuando la nave fue encontrada en perfecto estado a 300 metros del hundido USS Housatonic. Cinco años más tarde se lo sacó del mar para tratar de entender qué había pasado.
Para sorpresa de los investigadores, al abrir la nave descubrieron que todo estaba en perfecto estado. Los ocho tripulantes estaban en sus asientos y las escotillas estaban correctamente cerradas. Nada hacía pensar que habían sufrido un accidente o ataque, no había una explicación lógica para explicar su desaparición… hasta recién.
Tras tres años de estudio, un equipo de investigadores de la Universidad de Duke llegaron a la siguiente conclusión: los tripulantes del submarino murieron por las lesiones que la onda expansiva de la bomba les causó en los pulmones y el cerebro. Una onda expansiva que, a 30 metros por segundo, convirtió sus órganos “en gelatina”; todos murieron al instante.
Vale aclarar el ataque no se hizo con un torpedo autopropulsado, sino con una bomba de 60 kilos de pólvora, que se enganchó al casco con ayuda de una vara. En resumen, el ataque se hizo a una distancia muy corta, tan solo 12 metros, sin tener en cuenta la onda expansiva y los devastadores efectos que provocaría en la tripulación.
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