Navantia tiene una primavera muy intensa. El astillero cartagenero avanza a gran velocidad con dos de los principales proyectos del Ministerio de Defensa: las fragastas F-110 y los submarinos de la clase S-80. La empresa planea poner a flote el segundo de los nuevo sumergibles de la Armada antes de las vacaciones veraniegas.
El primero de los buques en tocar el agua será el S-82 Narciso Monturiol, el cual en los últimos meses ha ido superando las distintas pruebas necesarias antes de su flotación en las instalaciones que la empresa posee en Cartagena. Así, la reconfiguración del calendario ha obligado a retrasar a 2026 la llegada de la embarcación y a reprogramar también la de las otras dos unidades restantes a 2028 y 2029, Navantia ha pisado el acelerador para cumplir con los compromisos asumidos con el departamento de Margarita Roble.
A finales de abril, el programa de las fragatas protagonizó un doble hito en su desarrollo: la puesta en grada de la quilla de la Roger de Lauria (F-112) y el corte de la primera chapa de la Menéndez de Avilés (F-113). A lo largo de sus 12 años de duración, el programa F-110, que se lleva a cabo en Ferrol (A Coruña), generará anualmente una media de aproximadamente 3.000 empleos directos y 6.000 indirectos e inducidos por la actividad económica. Desde el astillero apuntan de que el pico de empleo comenzará en 2026, cuando coincidirán tres buques en fase intensiva de producción.
“Estamos hablando de las fragatas más tecnológicas que existen y de los submarinos convencionales más evolucionados que hay en el mercado porque cuentan con sistemas que garantizan la superioridad de nuestros buques en un escenario global cada vez más complejo”, ha señalado el presidente de la compañía, Ricardo Domínguez, durante su participación en la última edición de la Feria de Defensa y Seguridad Española
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