13 febrero 2023

El precio de innovar: los submarinos S-80

 

Por

 Jorge Bañón

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A finales de los años 90 del siglo pasado la Armada comenzó a establecer los requerimientos de la nueva serie de submarinos para sustituir a los de la serie 60, construidos a principios de los 70, y a los de la serie 70, construidos en los 80 y cuyas dos últimas unidades están aún en servicio. Así, se empezaron a definir las características de la serie 80.

Por lo general, se considera que la vida útil de un submarino es de unos 30 años, no tanto por cuestiones técnicas, ya que durante sus revisiones periódicas, las famosas grandes carenas, se suelen actualizar sus equipos, sino por las variaciones en las necesidades de la Defensa Nacional.

Por este motivo, los planificadores se ven envueltos en un ejercicio de mirar en “la bola de cristal” y averiguar qué va a pasar no en los años venideros, hasta que los nuevos submarinos estén operativos, sino lo que puede suceder a lo largo de su vida operativa.

La experiencia de Navantia

El astillero cartagenero suma un centenar de años construyendo submarinos, la mayor parte de ellos basados en proyectos de origen extranjero pero otros, de diseño propio. Las tres unidades de la serie D fueron de diseño totalmente español. Basándose en la experiencia de la construcción de las series anteriores B y C, comenzaron su puesta en grada a principios de los años 30.

Sin embargo, nuestra guerra civil y una posguerra con una carencia total de recursos, retrasaron su entrega. Tanto, que los diseños se habían quedado obsoletos. Dos unidades fueron renovadas con la ayuda de Estados Unidos pero no fue más que un “tente mientras cobro” y estuvieron en servicio muy poco tiempo, hasta que llegaron los magníficos submarinos procedentes de la Ayuda Americana.

En los 70 y 80, como ya hemos mencionado, el astillero construyó las unidades de las series 60 y 70 y, más recientemente, el Carrera y el Tun Razak para las armadas de Chile y Malasia respectivamente, todos ellos de diseño francés.

En consecuencia, no se puede decir que las gradas de Navantia sean ajenas al proceso de construcción de submarinos, lo cual iba a ser no poco aval para lo que habría de venir.

Una decisión valiente

La excelente acogida de las construcciones navales militares españolas en los mercados internacionales, entre otras muchas y variadas razones, animó a los ingenieros españoles a plantearse el diseño y posterior construcción de los nuevos submarinos para la Armada, lo que no deja de ser una decisión valiente y un acicate para la industria española.

Emprendían así un camino largo y tortuoso que aún hoy no ha alcanzado su destino. Un camino que ha estado salpicado de problemas porque está siendo extremadamente largo. Y cuando un camino es demasiado largo, se pierden de vista los objetivos.

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