París (EFE).- Los astilleros militares franceses DCNS presentaron hoy un proyecto de reactor nuclear submarino concebido para generar electricidad destinada a ciudades costeras e islas con una potencia de hasta 300 megavatios, que podría entrar en servicio en 2017.
La decisión para la construcción del prototipo de este reactor, bautizado Flex Blue, deberá tomarse en 2013, y de aquí a entonces trabajarán en él unos 150 ingenieros con una inversión prevista en varias decenas de millones de euros, precisó la Dirección de Construcciones Navales (DCNS).
En la iniciativa participan, además de los astilleros navales que cuentan con la experiencia de la construcción de 18 reactores que equipan o han equipado los submarinos y los portaaviones nucleares de la Marina francesa, las compañías igualmente estatales Areva y EDF, así como el Comisariado de la Energía Atómica (CEA).
El diseño previsto de esta central innovadora es un cilindro de entre 12 a 15 metros de diámetro con una caldera, unido a una central eléctrica.
Se ha pensado para permanecer sumergida a unos 100 metros de profundidad y a varios kilómetros de la costa, y podría abastecer de energía a poblaciones de entre 100.000 y un millón de habitantes.
Al estar sumergida, el agua del mar constituiría la fuente la enfriamiento necesaria en la tecnología atómica.
Eso mismo sería una garantía de seguridad, al estar protegida de catástrofes como las caídas de aviones, meteoritos, rayos o terremotos, según la compañía de astilleros.
Falta por ver cuál será la posición de los expertos que deberán dar su visto bueno, en particular ante el riesgo de fugas y de cualquier contaminación en un medio tan frágil como el marino.
De salir adelante el proyecto, se construiría en las instalaciones que DCNS tiene en el puerto de Cherburgo (noroeste de Francia) y se transportaría en barco hasta el punto donde ofrecería servicio.
El presidente de la compañía, Patrick Boissier, subrayó que sus principales bazas es una construcción más barata y más rápida (unos dos años) que en el caso de un reactor convencional, además de permitir la producción de electricidad a un precio "competitivo".
Para su grupo, el mercado potencial para este tipo de centrales de pequeña capacidad sería de unas 200 unidades en los próximos 20 años, sobre todo en los países emergentes.
La decisión para la construcción del prototipo de este reactor, bautizado Flex Blue, deberá tomarse en 2013, y de aquí a entonces trabajarán en él unos 150 ingenieros con una inversión prevista en varias decenas de millones de euros, precisó la Dirección de Construcciones Navales (DCNS).
En la iniciativa participan, además de los astilleros navales que cuentan con la experiencia de la construcción de 18 reactores que equipan o han equipado los submarinos y los portaaviones nucleares de la Marina francesa, las compañías igualmente estatales Areva y EDF, así como el Comisariado de la Energía Atómica (CEA).
El diseño previsto de esta central innovadora es un cilindro de entre 12 a 15 metros de diámetro con una caldera, unido a una central eléctrica.
Se ha pensado para permanecer sumergida a unos 100 metros de profundidad y a varios kilómetros de la costa, y podría abastecer de energía a poblaciones de entre 100.000 y un millón de habitantes.
Al estar sumergida, el agua del mar constituiría la fuente la enfriamiento necesaria en la tecnología atómica.
Eso mismo sería una garantía de seguridad, al estar protegida de catástrofes como las caídas de aviones, meteoritos, rayos o terremotos, según la compañía de astilleros.
Falta por ver cuál será la posición de los expertos que deberán dar su visto bueno, en particular ante el riesgo de fugas y de cualquier contaminación en un medio tan frágil como el marino.
De salir adelante el proyecto, se construiría en las instalaciones que DCNS tiene en el puerto de Cherburgo (noroeste de Francia) y se transportaría en barco hasta el punto donde ofrecería servicio.
El presidente de la compañía, Patrick Boissier, subrayó que sus principales bazas es una construcción más barata y más rápida (unos dos años) que en el caso de un reactor convencional, además de permitir la producción de electricidad a un precio "competitivo".
Para su grupo, el mercado potencial para este tipo de centrales de pequeña capacidad sería de unas 200 unidades en los próximos 20 años, sobre todo en los países emergentes.
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