02 junio 2010

Il faut aller voir.

Con esta frase propia del insigne comandante Yves-Jaques Cousteau quiero rendir homenaje al hombre que este mes hubiera cumplido 100 años y que regaló, gracias a sus películas, series de TV y su ingenio y pasión, las llaves del Mundo del Silencio a la humanidad.


A bordo del dragaminas reconvertido Calypso, nos hizo estremecer con ese mundo desconocido para la gran mayoria de las personas del mundo, pero su aportación va más allá de la sensibilidad por el medo acuático y del decubrimiento del "espacio interior" opuesto al "espacio exterior". Fue el inventor del Aqualang que permitia el buceo autónomo y lo revolucionó.
En el apartado de submarinos cabe destacar la invención del Platillo Submarino, considerado como el primer sumergible de investigación y que se movia por medio de una propulsión a chorro que imitaba la manera de moverse de los calamares, pensado para dos tripulantes y con ojos de buey, transductores y cámaras subacuáticas. A parte, junto con Harold Edgerton del MIT, perfeccioó las cámaras submarinas y el sónar electrónico.
Por último, dentro de su faceta de visionario, buscó en el mar rojo la formación de habitáculos humanos y ciudades submarinas para la subsisténcia del Homo acquáticus entre los 1o y los 100 metros. Toda una experiencia inolvidable e increíble.

Nacho Padró

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