12 enero 2023

Navantia completa la primera unión del casco resistente del submarino S-82

 Navantia sigue trabajando a buen ritmo en la construcción de los otros tres submarinos de la clase S-80 que se unirá al S-81 Isaac Peral, que continúa realizando sus últimas pruebas antes de entrar en servicio en la Armada este año, si todo va según lo previsto.

Así, el segundo submarino de la serie, el S-82 Narciso Monturiol, se encuentra ya en una fase muy avanzada de construcciónNavantia ha completado recientemente la primera unión del casco resistente del submarino.

Los trabajos se realizan en la Nave de Armamento de Submarinos (NAS) de Navantia en las instalaciones en Cartagena, donde los operarios de la compañía también trabajan en los otros dos sumergibles de la serie, el S-83 Cosme García y el S-84 Mateo García de los Reyes.

A principios de 2022, el astillero instaló la vela del Narciso Monturiol en la sección correspondiente del casco, un hito que dio paso al ensamblaje de las cinco secciones del submarino (popa, centro popa A, centro popa B, centro proa y sección de proa). La integración de las diferentes secciones se produjo a lo largo del año pasado.

Paralelamente, de cara a trabajar en el interior del conjunto una vez ensamblado, Navantia ha seguido a lo largo de este 2022 realizando licitaciones de partidas económicas para el cableado o el aislamiento del submarino, ganchos de remolque para los servicios del astillero de la dársena de Cartagena, piezas de unión para los paneles de la superestructura de los tres sumergibles pendientes...

Los trabajos van, por tanto, según los planes previstos y los operarios de la factoría naval han estado inmersos en la soldadura de tanques, polines, soportes y premontaje de tuberías y equipos del S-82 Narciso Monturiol.Se habría trabajado también a lo largo de 2022 en los primeros chorreos y pintados, dando paso después al armamento final de las secciones. Si todos estos pasos se van terminando conforme a lo dispuesto, la puesta a flote del S-82 se podría llevar a cabo a principios de 2023 para, un año después, finales de 2024, ser entregado a la Armada tras haber pasado todas las pruebas, como ha ido ocurriendo a lo largo de este año con el S-81.

S-83 y S-84

Pero el astillero español no trabaja solo en el S-82, sino que siguen en marcha también los trabajos del S-83 y el S-84, que han de completar la tanda de cuatro submarinos prevista por el Ministerio de Defensa para España.

De hecho, Navantia ha convocado una licitación dirigida a las empresas de la industria auxiliar para poner en marcha el diseño, transporte, montaje, desmontaje, alquiler y mantenimiento de andamios multidireccionales y de volumen para facilitar el acceso a ciertas zonas de trabajo tanto del S-82, tras su puesta a flote, como de los S-83 y S-84.

La empresa adjudicataria deberá montar ciertos elementos y estructuras propiedad de Navantia (pasarelas, balcones, torres, etc.), los cuales complementará con aquellos andamios que aporte.

Así, el S-83, que recibirá el nombre de Cosme García, tiene su entrega prevista a la Armada para octubre de 2026 y 16 meses más tarde, en febrero de 2028, el S-84, bautizado como Mateo García de los Reyes.

Estos dos submarinos serían los primeros de la serie en incorporar ya de serie el Sistema de Propulsión Anaerobia (AIP, en sus siglas en inglés), lo que les permitirá generar su propia energía eléctrica y, así, navegar durante semanas sin salir a la superficie, proporcionando unas capacidades tácticas y de discreción no existentes a fecha actual. A diferencia de los submarinos convencionales, que necesitan subir prácticamente a la superficie para realizar operaciones de «snorkel» frecuentes para recargar sus baterías, los S-80 podrán hacerlo en inmersión, siendo así menos vulnerables y detectables.

El S-81 y el S-82 serán entregado a la Armada sin este sistema, que les será instalado en su primera gran carena, en la que serán reacondicionados.

Las cinco secciones del casco del S-83 están ya fabricadas y se trabaja en los elementos estructurales que se irán montando en cada una de ellas. En cuanto al S-84, se trabaja en las cuadernas del casco, unidas mediante un innovador proceso de soldadura robotizada. El siguiente paso es crear los primeros anillos y secciones.

Pruebas del S-81 Isaac Peral

Mientras, el primer submarino de la serie, el S-81 Isaac Peral, acaba de regresar al agua después de casi cinco meses de trabajos en el dique seco y encara la recta final de sus pruebas. El buque, que entrará en servicio en la Armada este año, iniciará este mes de enero una serie de pruebas en puerto y en mar abierto. Esta fase incluye navegación en superficie, inmersión, navegación en inmersión e inmersión a cota máxima.

La maniobra de puesta a flote se produjo en concreto el pasado 23 de diciembre. El director del Negocio de Submarinos de Navantia, Germán Romero, explicó entonces en declaraciones a Infodefensa.com que “el periodo de pruebas es en sí mismo un desafío y un momento ilusionante para todos los que participamos en el programa. Es un proceso minucioso en el que hay que someter a estrés todos los sistemas y subsistemas, un trabajo muy exhaustivo por el que quiero dar las gracias a todo el personal de Navantia y de industria colaboradora, así como de la Armada y del Ministerio de Defensa. Tenemos por delante un trabajo arduo, pero confiamos plenamente en el éxito del programa porque estamos dando todos los pasos necesarios para que así sea”.

Y destacó: “En esta fase final de las pruebas, nuestra prioridad absoluta es actuar con máximo rigor y prudencia para así entregar un buque sobresaliente y que cumpla todos los requisitos de seguridad y operatividad. La planificación de las pruebas se adaptará a este objetivo y se hará compatible con la entrega del S-81 conforme a las necesidades de la Armada”.

S-80
S-80 Antonio Cruz
S-80
S-80 Antonio Cruz

Características del submarino

Los submarinos de la clase S-80 tienen un desplazamiento en inmersión de casi 3.000 toneladas (2.965 t), una eslora de 81 metros y un diámetro de casco resistente de 7,3 metros. Su velocidad en la superficie será de 10 nudos y en inmersión de 19 nudos. En su interior alberga 180 sistemas y 60 km de cables.
El sumergible está dotado con un sistema de propulsión principal basado en un motor eléctrico (MEP) de 3.500 kw y un motor diésel compuesto por tres grupos generadores de 1.200 kw que producen la energía que alimenta al MEP. Por su parte, el mencionado Sistema de Propulsión Independiente del Aire (AIP) permitirá al buque permanecer hasta tres semanas bajo el agua. Mientras este sistema está activo, el submarino no tiene la necesidad de ascender a cota snorkel para recargar las baterías.
En las consolas de la sala de mando y control se maneja desde la propulsión del buque, hasta el aire acondicionado, pasando por los equipos y armamento que forman parte del sistema de combate o las comunicaciones.
La dotación del submarino está compuesta por 32 marinos, aunque tiene capacidad para acoger otros ocho efectivos más para, por ejemplo, operaciones especiales. La alta automatización de los equipos y sistemas ha reducido prácticamente a la mitad la dotación con respecto a los submarinos de la serie S-70, pese a ser un submarino de un desplazamiento y complejidad muy superior.
Por su parte, el sistema de armas incluye seis tubos lanzatorpedos y capacidad para embarcar 18 armas (misiles, torpedos y minas). El sonar cilíndrico ubicado en la proa es el principal sensor acústico pasivo para operaciones en inmersión.
Además, Navantia y la estadounidense Lockheed Martin están ya trabajando para incorporar una serie de mejoras en los sistemas de sónares del submarino S-81 Isaac Peral con el objetivo de mejorar su sostenimiento durante su ciclo de vida.
Estas modificaciones se han efectuado durante la última varada del submarino en el dique seco en el marco de su proceso de pruebas, e implican un ajuste en la planificación de los próximos hitos del programa. Este ajuste no afectará a la entrega del submarino a la Armada prevista, según el calendario actual, entre marzo y abril del próximo año.
Navantia ha decidido implementar estas mejoras en la mencionada varada, en lugar de hacerlas en los periodos de mantenimiento previstos tras la entrega, con el objetivo de comprobar su efectividad durante las pruebas de puerto y de mar antes de la entrega del buque.
El submarino Isaac Peral inició sus pruebas de mar a principios de julio con las tres primeras salidas a mar abierto en aguas de la bahía de Cartagena. Justo después comenzó su segunda varada programada. A lo largo de los meses de junio, julio y agosto, el buque ha estado fuera del agua y los técnicos de Navantia han hecho ajustes y nuevas pruebas a bordo.
Tras esta varada, en octubre continuaron las pruebas de mar. En esta segunda fase, el submarino hizo las primeras inmersiones. Primero se sumergió en estático a cota periscópica. Poco a poco habría ido aumentando el grado de exigencia de las inmersiones, a la vez que se comprueba el correcto funcionamiento de los equipos y sistemas. Esta etapa culminaba con la inmersión a máxima profundidad, el último test de calado del submarino antes de su entrega a la Armada.

Conjunto de sonares

La capacidad de escucha del S-80 es uno de los aspectos que más se potencia en los nuevos submarinos respecto a sus predecesores, los S-70, tras el sistema de combate integrado y el AIP. Los oídos del buque están formados por un conjunto de sónares suministrados por las compañías Lockheed Martin y SAES. El sonar es el sensor más importante de un submarino, ya que permite la detección, el seguimiento y el ataque al enemigo, además de servir de apoyo a la seguridad en la navegación y resultar vital en las maniobras de subida a profundidad periscópica. Estos equipos de detección incluyen el sonar de casco, el de flanco, el de detección de obstáculos y minas y uno más remolcado.
Lockheed Martin ha desarrollado el sonar cilíndrico de casco (principal sensor acústico pasivo para operaciones en inmersión); el sonar de flanco de barrido lateral; el telémetro sonar pasivo (PRS), que es un sonar para localización y medición de distancias de forma pasiva; el sonar de navegación, para la detección de obstáculos y minas, y el interceptador sonar, para la detección de emisiones sonar.
Por su parte, SAES se ha encargado del desarrollo de dos sistemas de sensores acústicos: el sonar remolcado (variante mejorada de su sonar de largo alcance para submarinos Solarsub) y el sistema de supervisión de ruidos propios y de vibraciones ONMS, concebido para detectar la cavitación y otras potenciales indiscreciones acústicas, además de la cancelación de ruidos propios, sobre todo por el sonar de flanco.

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