El flamante submarino S-81 Isaac Peral amarró en el astillero de Navantia, tal y como adelantó El Debate, para la realización de pruebas de puerto y mar. El S-81 pasará su primera inmersión estática a cota periscópica. Después se pondrá a prueba en una inmersión a máxima profundidad; y por último, las pruebas incluirán por primera vez el lanzamiento de misiles antibuques, torpedos y minas. El programa S-80 tiene capacidad de lanzar misiles tácticos, habilidad única entre submarinos no nucleares de la OTAN, como ha puesto en valor el Ministerio de Defensa en sus redes sociales.
El S-80, según indica Navantia, incorpora armamento preparado para la guerra antisuperficie con misiles sub-harpoon de largo alcance; guerra antisubmarina con torpedos pesados DM2A4; o ataque a tierra (en este caso está preparado para llevar misiles Tomahawk). El equipo de manejo y lanzamiento de armas está compuesto por estiba para 12 armas largas y 6 tubos lanzatorpedos con descarga positiva.
El misil de crucero Tomahawk es un arma de precisión que se lanza desde buques de guerra y submarinos y puede atacar objetivos con precisión desde 1.000 millas de distancia (unos 1.600 kilómetros, según la empresa Raytheon Missiles & Defense), incluso en un espacio aéreo fuertemente defendido.
Por otra parte, hay que subrayar que SAES se ha hecho con un contrato plurianual valorado en 645.780 euros destinado a proveer a la Armada de unidades Dummy de la mina de fondo multi-influencia para los submarinos de la clase S-80.
Aparte de las seleccionadas por la Armada española para el S-80, el submarino es capaz de integrar otras armas. «Los sensores y armas instalados en el S-80 le capacitan además para realizar operaciones en aguas someras; misiones especiales y de evacuación discreta de personal civil; recopilación de datos de inteligencia, reconocimiento y vigilancia; minado secuencial de zonas estratégicas y misiones de disuasión», según las capacidades indicadas por Navantia.
El Gobierno presume de que el programa S-80 posiciona internacionalmente a Navantia como autoridad de diseño de submarinos y supone la entrada de España en el reducido número de países que cuentan con dicha capacidad.
Los S-80 serán los submarinos convencionales (no nucleares) más avanzados del mundo, con una eslora total de 80,8 metros, un diámetro de 7,3 metros y un desplazamiento en inmersión de 3.000 toneladas.
Asimismo, tendrá un sistema de propulsión independiente de la atmósfera (AIP) que le permitirá obtener energía eléctrica en cualquier profundidad, reduciendo su necesidad de salir a cota periscópica, donde es más fácilmente detectable, y le permitirá permanecer mucho más tiempo en inmersión profunda.
Por otro lado, un Sistema Integrado de Comunicacionesy otro de Control de Plataforma permitirá a la tripulación operar de forma local o remota los sistemas de navegación, propulsión, generación de energía o los mástiles y periscopios, entre otros.
Tras el S-81 llegarán otros sumergibles con nombres de otros pioneros de la navegación submarina: el S-82 'Narciso Monturiol', con entrega prevista en diciembre de 2024; el S-83 'Cosme García', en octubre de 2026 y el S-84 'Mateo García de los Reyes', en febrero de 2028.
Como sigamos retrasando la entrega del S81, la Armada recibirá un submarino ya superado, pues es el resultado de un proyecto iniciado hace 20 años. Por ejemplo, ¿vendrá dotado con las famosas baterias compradas hace 15 años y robadas de un almacén, luego recuperadas? La realidad es que están totalmente superadas por los nuevos desarrollos de baterías de Li, que aumentan notablemente la autonomía del buque
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