De entre las primeras "máquinas" para conquistar el mundo subacuático, destaca la de Alfonso Borelli de 1860.
Físico y matemático italiano, en su Tratado de Motu Animalium (Roma, 1680-1681) nos describe varios trajes de buceo y, entre ellos, lo que se podría considerar como el primer equipo autónomo con regeneración de atmósfera, y que nunca fue probado a consecuencia del defecto observado por el matemático suizo Bernouille. También se refiere a un diseño de campana extremadamente pequeña, por lo cual no debía ser muy práctica.
En síntesis, el citado equipo consistía en un casco de metal con una tubería para regenerar el aire exhalado, un traje de cuero y un sistema para alterar el desplazamiento del buzo, permitiéndole subir o bajar a voluntad.
El casco, construido de cobre o estaño, era muy grande (65 cm de diámetro). En su parte frontal llevaba una mirilla circular con un cristal. El casco se ajustaba perfectamente al cuello del buzo y el traje era de piel de cabra.
El aire dentro del casco se mantenía a presión atmosférica, aspirándolo el buzo por la nariz y exhalándolo por la boca, en un tubo de metal curvado de aproximadamente un metro de largo. En la mitad de la parte baja de la curva el tubo comunicaba con un saco, también de cuero, con objeto de retener la humedad. El otro extremo del tubo volvía de nuevo al casco por su parte alta.
Según Borelli, el enfriamiento que sufre el tubo al contacto con el agua purificaría el aire, volviéndolo al casco fresco y puro, en perfectas condiciones para ser respirado.
Amarrado a la cintura del buzo, llevaba un largo cilindro de metal, dentro del cual trabajaba un pistón movido por medio de un piñón y una manivela. Mediante el manejo del citado cilindro se daba al buzo más o menos flotabilidad para subir o bajar.
El defecto apuntado por James Bernouille consistía en que, a una profundidad relativamente grande, el buzo comenzaría inmediatamente a sangrar por la boca, nariz y oídos, por ser estas partes las únicamente protegidas de la presión exterior y no como el resto del cuerpo.
En virtud de los conocimientos modernos sobre el tema, la teoría de Borelli para la regeneración del aire exhalado era una quimera. Sin embargo el empleo del cilindro para hacer subir o bajar al buzo es teóricamente practicable.
Nacho Padró
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