El primer submarino nuclear soviético K-3 tenía previsto equiparse originalmente con un único megatorpedo, cuyo diámetro superaría el metro y medio.
De acuerdo con el diseño original del K-3, el torpedo de 1,5 metros de calibre tendría una ojiva termonuclear diseñada especialmente para destruir la infraestructura costera del enemigo, es decir, las bases navales y los puertos.
El uso del megatorpedo, sin embargo, terminó siendo considerado ineficaz, detalló Radiy Shmakov, diseñador principal de los submarinos nucleares rusos de las generaciones 10 y 2, al canal ruso Zvezda.
Uno de los militares que se opuso al uso de un único torpedo en el K-3 fue el entonces comandante supremo de la Armada soviética, Nikolái Kuznetsov. En una de las reuniones acerca del diseño del buque sumergible, insistió en que la embarcación no estuviera equipada con uno, sino con varios torpedos.
«La peculiaridad del uso en combate del megatorpedo era la pequeña distancia al objetivo desde el cual se podía realizar el lanzamiento. Así que era necesario acercarse a la costa del enemigo», detalló Vladímir Dorofeev, director de la oficina de diseño naval Malaquita.
Como las zonas costeras eran —y siguen siendo- las áreas donde las defensas antisubmarinas estaban más altamente desarrolladas, la probabilidad de destrucción del submarino era bastante grande. Por esa razón, se decidió abandonar el ambicioso proyecto del megatorpedo submarino, reveló Dorofeev.
Sputnik
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