Ayer hubo más actividad de lo habitual en una jornada en los muelles de Zona Franca. La descarga de dos submarinos de los que se utilizan para hacer trabajos científicos como prospecciones a grandes profundidades. Estos submarino se sumergen hasta 1.000 metros y son teledirigidos porque a esas profundidades no llevan tripulación. Estos dos aparatos van a utilizarse en unos trabajos en el Mar del Norte y vienen de Singapur. Se descargan Cádiz para ser reparados y puestos a punto en el mismo muelle de Zona Franca. En la imagen se puede observar el buque en el que llegaron a Cádiz, 'Hamra'. El trabajo de este barco coincidió con el del 'Goldenstar', atracado en los mismos muelles.
El vergonzoso paisaje que ofrecía el tramo central de la calle Barrocal empieza a cambiar tras el adecentamiento que se ha llevado a cabo en estas semanas. El movimiento de obreros y los derribos que se han llevado a cabo hicieron recordar a algunos el gran proyecto previsto en el solar sobre el que a duras penas resisten las tres fincas en las que se ha actuado, las de los números 9, 11 y 13. Pero lejos de rescatar aquella ambiciosa iniciativa, lo que se realiza son simples obras de seguridad, unas que han corrido por cuenta de la Junta en el inmueble de su propiedad y otra que asume el Ayuntamiento de manera subsidiaria, después de que el propietario no atendiera a los requerimientos. Fuentes municipales aseguraron que las labores consisten en la limpieza y desescombro y varios derribos parciales para la consolidación de la estructura.
El deterioro que sufren estas fincas desde que fueron abandonadas tras la marcha de los últimos inquilinos genera malestar entre los vecinos de otros inmuebles, que ven incluso un riesgo para sus propias viviendas. También supone un lastre para negocios como el Hotel La Catedral, que abrió sus puertas hace algo más de un año y que posee parte de las habitaciones orientadas hacia este paisaje ruinoso, que poco ayuda al negocio y al propio sector turístico de la ciudad.
Estos trabajos de seguridad los aprobó el Ayuntamiento el pasado noviembre con la intención de actuar en las tres fincas. La decisión se tomó después de remitir varios requerimientos a los propietarios, entre ellos la propia administración andaluza. Sin embargo, las obras fueron acometidas tanto por la Empresa Pública de Suelo (EPSA) como por otro de los dueños, quedado varias labores pendientes. A este segundo propietario se le continuó insistiendo hasta que el Consistorio ha decidido asumir el adecentamiento de manera subsidiaria. Una vez terminados los trabajos, los inmuebles volverán que quedar cerrados y a la espera de que la situación presupuestaria permita rescatar el proyecto de rehabilitación del cajón.
En ese enclave se llegó a planear una plaza de envergadura, que daría mayor apertura a la zona y la construcción de 26 viviendas. La Junta adquirió incluso una de las fincas -la número 13- y le puso fecha a la licitación, que debía ser durante el primer trimestre de 2009, pero la crisis arruinó las previsiones y terminó enterrando el proyecto.
Los vecinos miran ahora con pesimismo la situación. Augusto Bravo, el presidente de la Asociación de Vecinos Cádiz Centro, aseguró que «era muy necesario que se actuara en esas fincas porque había peligro de derrumbe», pero lamentó que «una vez más se vaya a demoler para no construir nada». Este portavoz vecinal criticó que «se abandonen los proyectos de rehabilitación con la carencia que hay de viviendas». Además, consideró «fundamental» que se actué en esos inmuebles, dada la imagen que ofrecen. Pero la situación económica no permite nuevos esfuerzos y así lo asume, pero exige que «al menos se mantengan las condiciones de seguridad».
La Voz Digital
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