Mientras Navantia enfila la recta final antes de entregar el primer submarino de la clase S-80 a la Armada, prevista para finales de este año, Francia ha comenzado las primeras pruebas en el mar del "Duguay-Trouin" (S636), el segundo SSN de la clase Suffren, que se han llevado a cabo frente al astillero Naval Group de Cherburgo en Normandía. El sumergible zarpó el pasado domingo, 26 de marzo, y las preubas las realizó los días 27 y 28, durante las cuales también realizó con éxito su primera inmersión. Después, regresó al astillero a la espera de los siguientes pasos, que se prolongaran durante varios meses en el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo.
El submarino de ataque de propulsión nuclear más reciente de Francia ha entrado en su fase final antes de su entrega prevista a las fuerzas armadas a finales de este año. El SSN Duguay-Trouin pertenece a la clase Barracuda (o clase Suffren), diseñada por el constructor naval francés DCNS para la Marina francesa, en sustitución de los de la clase Rubis.
“Su objetivo es verificar, de forma progresiva, todas las capacidades técnicas y operativas del submarino”, explica el Ministerio de Defensa.
Este primer viaje por mar “sigue a la puesta en marcha de la sala de calderas nucleares que tuvo lugar en septiembre de 2022 y a las pruebas en el muelle realizadas desde la botadura del submarino en 2021”, según Naval Group.
El fabricante de defensa está a cargo del diseño y construcción del submarino, siendo TechnicAtome el encargado de la sala de calderas nucleares para este programa liderado por la Dirección General de Armamento (DGA) y el Comisariado de Energía Atómica y Energías Alternativas (CEA). La construcción de este gigante de acero negro de 99 m de largo y 5.300 toneladas comenzó en 2009.
Características
El Duguay-Trouin es el segundo de seis submarinos clase Barracuda, después del Suffren, entregado a la Marina en noviembre de 2020. Estos tienen como objetivo reemplazar a los seis submarinos clase Rubis que entraron en servicio desde principios de la década de 1980 y cuatro de los cuales están todavía en servicio.
Los otros cuatro submarinos Barracuda (Tourville, de Grasse, Rubis y Casabianca) se encuentran "actualmente en diversas etapas de construcción y sus entregas se escalonarán hasta 2030", según Naval Group. El coste del programa (urbanización y construcción) asciende a 9.100 millones de euros.
Los Barracuda utilizan la tecnología de la clase Triomphant, incluyendo la bomba de propulsión a chorro. Esta clase produce aproximadamente 1/1000 del ruido detectable de los submarinos de la Clase Redoutable, y son diez veces más sensibles en la detección de otros submarinos. Tienen una eslora de 99,5 metros y una manga de 8,8 metros de diámetro, con unas 5.300 toneladas de desplazamiento en inmersión y armados con cuatro tubos lanzatorpedos de 533 milímetros, capaces de lanzar torpedos pesados filoguiados F21, misiles navales de crucero MdCN2, equivalentes al Tomahawk que podría llevar el S-80 Plus español (de momento descartados), misiles antibuque Exocet SM39 y minas. En conjunto, estos sumergibles pueden portar hasta 20 armas largas (torpedos F21) sin contar con los tubos. Su armamento es más reducido que el de la serie S-80 española, con solo los mencionados cuatro tubos lanzatorpedos, entre otras cosas por su función principal, que serán las misiones de vigilancia e inteligencia.
El objetivo es equipar a la Marina de sumergibles "más discretos, más resistentes y más armados", para proteger buques como portaaviones o submarinos lanzadores de misiles, rastrear naves enemigas y tareas de inteligencia acercándose a la costa. Entre las nuevas capacidades figura una esclusa que permite desplegar hombres rana para el combate. También podrá disparar misiles de crucero con un alcance de 1.000 km contra objetivos en tierra y desplegar fuerzas especiales.
Alberga una tripulación de unos 63 marineros y sus frigoríficos almacenan víveres para hasta 75 días. Pueden operar de forma continua durante 270 días.
Barracuda vs S-80
Frente a los submarinos de propulsión nuclear, de los que solo disponen actualmente EE UU, Rusia; China; Reino Unido; Francia e India, están los submarinos convencionales, movidos por motores diésel-eléctricos y que son una opción más económica y proporcionan prácticamente las mismas capacidades con menor autonomía. Su inconveniente es la recarga de las baterías de manera indiscreta haciendo snorkel. Las mejoras en las baterías de litio y las nuevas tecnologías de propulsión anaeróbica los aproximan aún más a sus hermanos mayores, los submarinos nucleares.
Los mimbres que se han utilizado en el diseño del S-80 son los mismos que se han empleado en muchos submarinos nucleares franceses, británicos y norteamericanos. Las capacidades del S-80, el novedoso sistema AIP y el cuidado de la firma acústica, presagian un buen producto, razón por la que actualmente se encuentra en plana fase de pruebas, como es el caso del submarino galo.
En el caso de los submarinos españoles, las características, frente a las mencionadas de la clase Barracuda, son las siguientes: tiene un desplazamiento en inmersión de casi 3.000 toneladas (2.965 t), una eslora de 81 metros y un diámetro de casco resistente de 7,3 metros (casi 20 metros menos de eslora y 1,5 menos de manga que el francés). Su velocidad en la superficie será de 10 nudos y en inmersión de 19 nudos. Está dotado con un sistema de propulsión principal basado en un motor eléctrico (MEP) de 3.500 kw y un motor diésel compuesto por tres grupos generadores de 1.200 kw que producen la energía que alimenta al MEP. Por su parte, el Sistema de Propulsión Independiente del Aire (AIP) permite al buque, de acuerdo con Navantia, permanecer hasta tres semanas bajo el agua. Mientras este sistema está activo, el submarino no tiene la necesidad de ascender a cota snorkel para recargar las baterías, donde es mucho más vulnerable pues los mástiles del snorkel o el periscopio dejan una estela que los hace detectables, sin olvidar que un avión o un helicóptero puede ver su silueta desde el aire.
La dotación del submarino está compuesta por 32 marinos, aunque tiene capacidad para acoger otros ocho efectivos más para, por ejemplo, operaciones especiales. La alta automatización de los equipos y sistemas ha reducido prácticamente a la mitad la dotación con respecto a los submarinos de la serie S-70, pese a ser un submarino de un desplazamiento y complejidad muy superior.
Por su parte, el sistema de armas incluye seis tubos lanzatorpedos y capacidad para embarcar 18 armas (misiles, torpedos y minas). El sonar cilíndrico ubicado en la proa es el principal sensor acústico pasivo para operaciones en inmersión.
Como se puede ver, los S-80 están lejos de los grandes submarinos nucleares, aunque si se compara con el resto de submarinos convencionales en el mercado, ahí la cosa cambia y sí estaría a la altura de los principales fabricantes franceses, alemanes, rusos, chinos, japoneses o suecos. Una de las cosas que algunos expertos sugieren es la incorporación de baterías de litio en vez de las de plomo-ácido que actualmente monta.
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