El astillero hará un examen del diseño del denominado S-81 Plus, antes de construir sus estructuras interiores y empezar a equiparlo.
El astillero de Navantia en Cartagena anunció ayer la terminación de los trabajos de ampliación del casco resistente del primer submarino S-81 Plus, buque en el que se están centrando los esfuerzos de diseño y de construcción de la nueva flota de sumergibles para la Armada. Esta ampliación supone que las cinco secciones del submarino ya están disponibles para la incorporación de sus estructuras interiores, como paso previo a la instalación de sus equipos.
AL DETALLE
uMayo de 2013. Trasciende el fallo en el proyecto por un exceso de peso. Defensa anuncia que se retrasa el proyecto dos años.
uJulio de 2013. Decisión de alargar el casco y aumentar su desplazamiento. Comienza el rediseño.
uMayo de 2014. Cortan las cuadernas del casco para ampliarlo casi 10 metros.
uAbril de 2016. Finaliza la construcción del casco resistente.
La ampliación del casco resistente es una consecuencia del rediseño de la nave que, ahora, pasa a tener casi diez metros más de eslora y una mayor capacidad de desplazamiento, sin que haya perdido los atributos que le convertirán en un submarino convencional de última generación. Entre las capacidades que tendrá destaca una planta AIP para aumentar la duración de sus inmersiones, capacidad de ataque a tierra y una elevada automatización lo que implica una dotación de personal muy reducida en relación a los de la clase S-70 en servicio.
El programa de diseño y construcción del submarino S-80 es el proyecto de ingeniería más complejo que se está acometiendo a nivel nacional, según destacó Navantia en un comunicado. Por eso, las dificultades técnicas que han ido apareciendo a lo largo del programa «son normales en el desarrollo y ejecución de un proyecto que requiere soluciones tecnológicas inéditas», según destacó la empresa. La más importante fue la detectada en 2013: un exceso de peso que obligó a realizar este nuevo diseño partiendo del alargamiento del casco para equilibrar la carga interior.
Entre los próximo hitos del programa de ingeniería que se realiza en Cartagena, está previsto que a lo largo de este año tenga lugar la llamada CDR (del inglés Critical Design Review), un examen de la Armada y el propio constructor al proceso de diseño antes de impulsar el de producción.
Los problemas que han ido surgiendo durante los últimos tres años en el desarrollo del programa han sido abordados mediante una reestructuración completa del proyecto, el rediseño del barco y una transformación a fondo del astillero de Cartagena en los procedimientos de trabajo. En este tiempo, Navantia ha logrado para su centro de trabajo la exigente certificación en la norma aeronáutica y aeroespacial EN9100. Se trata de una garantía industrial que en el futuro le permitirá competir en el mercado exterior con astilleros punteros.
Trabajos en exclusiva
Tras más de un año sin informar sobre los S-80, ayer Navantia destacó que «en este momento existen evidencias técnicas que permitirán cerrar un diseño final del submarino, para lo que se requiere continuar las actividades de I+D+i en curso». Por ese motivo, el astillero ha centrado este año todos los esfuerzos técnicos y económicos para concluir el diseño final con el objetivo de pasar el examen definitivo.
En la actualidad, Navantia cumple una orden de la Secretaría de Estado de Defensa por la que sus operarios solo trabajan en el S-81 Plus. Las tareas que se venían realizando en los otros tres buques ya iniciados (S-82, S-83 y S-84) están pospuesta hasta tener el diseño final plenamente certificado por todas las partes involucradas en el proyecto.
La compañía destacó en su comunicado la relevancia de este programa industrial: «La posibilidad de disponer de un diseño nacional en la construcción de submarinos supone la independencia tecnológica en un aspecto de la defensa nacional esencial. Además, el éxito del programa tiene varias vertientes: por un lado, la defensa nacional, por cuanto está en juego la supervivencia del Arma Submarina; por otro, la imagen tecnológica española; en tercer lugar, el peso industrial y tecnológico que Navantia-Cartagena tiene para toda la Región de Murcia».
La previsión más optimista es que el S-81 pueda ser puesto a flote en a lo largo de 2018 para iniciar las pruebas de mar.
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