El submarino se fue al fondo del mar aproximadamente a
unos 18 metros de profundidad y tuvo la suerte que la torpedera “Contreras”,
que lo acompañaba en los ejercicios, se diera cuenta del accidente informando
inmediatamente a las autoridades e izando en sus mástiles las correspondientes
señales de auxilio. Antes de 20 minutos de dada la alarma salían desde los
arsenales de Marina, al sitio del suceso, una grúa de 30 toneladas y otra de
180, embarcaciones con cadenas, médicos, buzos y todo tipo de materiales de
salvamento.
Una vez ubicado el sumergible, el primer trabajo que se
emprendió fue el de recorrer su casco y la posición que tenía en el fondo del
mar, como asimismo largar una boya telefónica, con la cual pudo contactarse con
la tripulación, cuyo Comandante informó a sus salvadores sobre las causas
precisas del accidente y del estado anímico en el que se encontraba su
tripulación refugiada en un departamento seguro, pero con dificultades para
respirar.
Después de infructuosos esfuerzos y fallías maniobras de
rescate, a las 17:00 horas y ante la expectación general, afloraba a la
superficie la proa del submarino, que luego de abrirse su escotilla dio paso a
la salida de sus primeros tripulantes, algunos de ellos con principios de
asfixias y que fueron auxiliados con prontitud. El último en abandonar la nave
fue su Comandante, quien al aparecer en cubierta lanzó un sonoro ¡Viva Chile!
mientras que los buques surtos en la bahía, al conocer la noticia hacían sonar
con entusiasmo pitos y sirenas. Este salvamento que causó admiración en las
marinas del mundo, sorprendió por la destreza y profesionalismo con que fue
realizado.
El H-3 Rucumilla |
Manuel Chamorro
Moreno
Suboficial (R)
Armada
Santiago
03 de junio de 2013
Hola compañero. He tenido que cambiar mi blog por problemas, esta es mi nueva dirección http://cazasyhelicopteros2.blogspot.com.es/
ResponderEliminarYa estas incluido.
Un saludo