Ile-Longue, punta de lanza de la disuasión nuclear francesa, sirve de base a cuatro submarinos lanzadores (SNLE) y allí se ensamblan los misiles intercontinentales que los artillan.
"En la base no hay sistema de control biométrico, que da empero una garantía incomparable de autentificación gracias al reconocimiento digital y/o del iris del ojo", escribe el diario.
Aunque existen proyectos para mejorar la seguridad, el control de las personas autorizadas a ingresar "se efectúa mediante tarjetas personales equipadas de una simple banda magnética (muy fácil de copiar) y de una foto", señala el autor de la investigación del periódico.
Para los vehículos, el pase es una simple "hoja de papel blanco en la que figuran algunas informaciones básicas", agrega.
La base está en obras y el diario asegura que los numerosos camiones y máquinas que entran en ella "y que pueden ocultar grandes cantidades de explosivos y muchas personas" no son controlados sistemáticamente. "Pudimos constatarlo varias veces en la entrada", apunta el periodista.
Las autoridades francesas, regusaron hasta el momento comentar esas informaciones.
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