La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, inauguró ayer un astillero en el estado de Río de Janeiro, en el que se construirán cinco submarinos, uno de ellos de propulsión nuclear. Con este paso, celebró la mandataria, el gigante sudamericano se une al "selecto grupo" de países que poseen tecnología para construir submarinos a propulsión nuclear.
El primer submarino producido en el astillero en la ciudad costera de Itaguaí será entregado en 2017. El navío nuclear será el último en ser construido y debe ser entregado en 2023.La puesta en marcha de estas instalaciones, que funcionarán en la ciudad de Itaguaí, en el estado de Río de Janeiro, supone el primer paso concreto para la construcción del que será el primer submarino de propulsión nuclear de América Latina. "El hecho de que Brasil sea un país pacífico, sin conflictos con sus vecinos, no es motivo para que no tenga una industria de defensa fuerte que garantice nuestra soberanía", afirmó la jefa de Estado al asistir a la inauguración.
La apertura del astillero fue posible gracias a un acuerdo de transferencia de tecnología firmado con Francia en 2008, entre los entonces presidentes Luiz Lula da Silva y Nicolás Sarkozy.
Rousseff puso en marcha ayer la Unidad de Fabricación de Industrias Metálicas (UFEM), estructura que forma parte del programa de desarrollo de submarinos y coloca a Brasil en esta industria bélica a la par de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, China y Rusia.
La inversión que incluye la construcción de la UFEM, de un astillero y de una base naval que albergará los cinco submarinos, es de unos 3.800 millones de dólares hasta 2017.
Brasil coloca al submarino a propulsión nuclear en la delantera de su nueva estrategia nacional de defensa, ya que tiene capacidad para patrullar un litoral de 8.000 kilómetros en una región de alto impacto económico, como los megayacimientos submarinos de petróleo.
"Con esta iniciativa entramos en un selecto grupo de países con acceso a un submarino nuclear", destacó Rousseff, quien aseguró que "muy pocas" naciones del mundo dominan o poseen esa tecnología.
La jefa de Estado subrayó que el submarino nuclear que Brasil aspira a tener en operaciones en 2023 no será un instrumento de guerra, sino de prevención y defensa.
"La industria de la defensa es una industria de paz, pero sobre todo, de conocimiento", declaró Rousseff, quien apuntó que la unidad inaugurada hoy será también un centro de "producción y difusión de tecnología".
Los acuerdos firmados con Francia hace cuatro años implican la fabricación conjunta de cinco submarinos, uno de ellos nuclear, 50 helicópteros, un astillero militar y una base naval, todo con tecnología gala.
La planta inaugurada hoy, el astillero y la base demandarán unas inversiones de 7.800 millones de reales (3.900 millones de dólares) hasta el año 2017 y generarán 9.000 empleos directos y otros 32.000 indirectos, precisó hoy el Ministerio de Defensa.
El titular de esta cartera, Celso Amorim, quien era ministro de Relaciones Exteriores cuando se firmaron los acuerdos con Francia, dijo durante la inauguración de la planta que Brasil "entendió que no puede delegar su seguridad y que debe asumirla con los mejores equipamientos".
Amorim defendió la exigencia de transferencia de tecnología que Brasil plantea en todos sus negocios militares y aseguró que "un país que es eternamente dependiente de lo que los otros le proveen no puede ser autónomo, ni defender sus recursos, su población y su orientación en el mundo".
Nacho Padró
"Con esta iniciativa entramos en un selecto grupo de países con acceso a un submarino nuclear", destacó Rousseff, quien aseguró que "muy pocas" naciones del mundo dominan o poseen esa tecnología.
La jefa de Estado subrayó que el submarino nuclear que Brasil aspira a tener en operaciones en 2023 no será un instrumento de guerra, sino de prevención y defensa.
"La industria de la defensa es una industria de paz, pero sobre todo, de conocimiento", declaró Rousseff, quien apuntó que la unidad inaugurada hoy será también un centro de "producción y difusión de tecnología".
Los acuerdos firmados con Francia hace cuatro años implican la fabricación conjunta de cinco submarinos, uno de ellos nuclear, 50 helicópteros, un astillero militar y una base naval, todo con tecnología gala.
La planta inaugurada hoy, el astillero y la base demandarán unas inversiones de 7.800 millones de reales (3.900 millones de dólares) hasta el año 2017 y generarán 9.000 empleos directos y otros 32.000 indirectos, precisó hoy el Ministerio de Defensa.
El titular de esta cartera, Celso Amorim, quien era ministro de Relaciones Exteriores cuando se firmaron los acuerdos con Francia, dijo durante la inauguración de la planta que Brasil "entendió que no puede delegar su seguridad y que debe asumirla con los mejores equipamientos".
Amorim defendió la exigencia de transferencia de tecnología que Brasil plantea en todos sus negocios militares y aseguró que "un país que es eternamente dependiente de lo que los otros le proveen no puede ser autónomo, ni defender sus recursos, su población y su orientación en el mundo".
Nacho Padró
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