23 febrero 2025

submarino de la Segunda Guerra Mundial desapareció en 1943 en una misión secreta: ha sido encontrado, resolviendo un misterio de 81 años

 El HMS Trooper, un submarino británico desaparecido en 1943 durante una misión secreta en el mar Egeo, ha sido encontrado a una profundidad de 253 metros. La investigación, liderada por el explorador submarino griego Kostas Thoctarides y su equipo, confirma lo que durante décadas solo había sido una hipótesis: el sumergible fue víctima de un campo minado alemán. El hallazgo arroja luz sobre un episodio bélico hasta ahora envuelto en el misterio y ofrece a las familias de los 64 tripulantes la posibilidad de cerrar un capítulo de la historia que parecía perdido en el tiempo.

La última misión del HMS Trooper

El Trooper, un submarino de la clase T de la Royal Navy, zarpó de Beirut el 26 de septiembre de 1943 con una doble misión. Por un lado, debía patrullar las aguas del Egeo, un escenario estratégico en el conflicto entre las fuerzas del Eje y los Aliados. Por otro, se le encomendó el desembarco de agentes secretos y suministros en la isla de Eubea, en Grecia. A pesar de que cumplió con éxito la infiltración de espías en territorio ocupado, su destino posterior quedó envuelto en incertidumbre.

El 5 de octubre de 1943, el mando británico ordenó al submarino patrullar entre Naxos e Ikaria, ante la sospecha de un inminente desembarco alemán en la isla de Leros. Después de esa comunicación, no se recibió ninguna otra señal del Trooper, y cuando no regresó a su base en Beirut el 17 de octubre, fue declarado oficialmente perdido.

El HMS Trooper fue declarado desaparecido tras no regresar a Beirut el 17 de octubre de 1943 ni responder a las comunicaciones
El HMS Trooper fue declarado desaparecido tras no regresar a Beirut el 17 de octubre de 1943 ni responder a las comunicaciones. Fuente: Kostas Thoctarides / Christian Pérez

Búsquedas fallidas y un error histórico

Desde finales del siglo XX, numerosos equipos de investigación intentaron localizar los restos del submarino, guiándose por testimonios que indicaban que había sido visto en la bahía de Alinda, en Leros, el 14 de octubre de 1943. Durante años, los esfuerzos se centraron en rastrear los campos minados de Leros, Kalymnos y Kos, pero todos los intentos fueron infructuosos.

El origen del error se remonta a las memorias de un oficial británico que afirmó haber identificado al Trooper en Leros en esa fecha. Sin embargo, tras un análisis de los registros de la época, los investigadores descubrieron que ese submarino no era el Trooper, sino el Torbay, otra unidad de la Royal Navy. Este dato crucial, pasado por alto durante décadas, llevó finalmente a los expertos a reorientar la búsqueda.

La clave estaba en los archivos alemanes

El giro definitivo en la investigación llegó cuando los historiadores analizaron los registros de la Kriegsmarine, la marina de guerra alemana. En ellos se detallaba que el 26 de septiembre de 1943, el mismo día en que el Trooper partió de Beirut, la nave alemana Drache había sembrado cinco campos de minas con un total de 287 artefactos explosivos en la zona norte de la isla de Donoussa. Estos campos de minas, hasta entonces ignorados por los investigadores, coincidían con la ruta de patrullaje asignada al submarino entre el 6 y el 9 de octubre de 1943.

Con esta nueva pista, Thoctarides y su equipo centraron la búsqueda en la región del mar Icariano, una zona conocida por sus corrientes marinas intensas y condiciones meteorológicas adversas. La persistencia del equipo dio frutos en 2023, cuando localizaron una estructura en el fondo marino con tecnología de sonar de alta resolución. Posteriormente, un vehículo operado por control remoto confirmó lo que todos esperaban: los restos del Trooper habían sido hallados.

El submarino británico HMS Trooper
El submarino británico HMS Trooper. Foto: Royal Navy Submarine Museum Gosport

Un naufragio en tres partes: la tragedia del Trooper

Las imágenes obtenidas del naufragio muestran un submarino partido en tres secciones principales: la proa, el centro y la popa. Esta fragmentación sugiere una explosión de gran magnitud, compatible con el impacto de una mina EMF alemana, cargada con 350 kg de explosivos.

El análisis de la estructura indica que el submarino navegaba en la superficie cuando se produjo la detonación. El puente de mando presenta un telegráfico en posición de "media velocidad", y las escotillas están abiertas, señales de que la tripulación no tuvo oportunidad de reaccionar. El estallido fue lo suficientemente violento como para despedazar la nave en cuestión de segundos, arrastrando a sus 64 tripulantes al fondo del mar sin dejar rastro en la superficie.

La disposición de los restos refuerza esta teoría: la proa y la popa se encuentran cerca una de la otra, mientras que la sección central, que pudo permanecer a flote unos minutos antes de hundirse, se encuentra ligeramente separada. Un detalle inquietante es que la torreta del submarino también se ha desprendido, y yace a cierta distancia de la estructura principal.

La escotilla de la torre de mando está abierta y, a la izquierda, se pueden observar los telegrafistas de la sala de máquinas
La escotilla de la torre de mando está abierta y, a la izquierda, se pueden observar los telegrafistas de la sala de máquinas (izquierda). La parte inferior derecha de la torre de mando del submarino, la estructura elevada donde se ubicaba el oficial al mando (derecha). Fotos: Kostas Thoctarides

Un descubrimiento que cierra heridas

El hallazgo del Trooper no solo resuelve un enigma histórico, sino que tiene un profundo significado humano. Durante 81 años, las familias de los tripulantes vivieron sin una respuesta definitiva sobre lo que ocurrió con sus seres queridos. Ahora, con la ubicación exacta del naufragio, pueden al menos saber dónde reposan sus restos.

El descubrimiento también pone en valor la incansable labor de los investigadores, que durante más de dos décadas persiguieron una respuesta que parecía inalcanzable. La historia del Trooper se reescribe gracias al análisis meticuloso de documentos históricos y a la aplicación de tecnología de vanguardia en arqueología submarina.

A pesar de la emoción del hallazgo, el equipo de exploración ha sido claro en su compromiso de preservar el lugar como un cementerio de guerra. No se ha realizado ninguna intervención sobre la estructura, en señal de respeto a la memoria de los marinos que dieron su vida en aquel trágico episodio.

Un legado que resurge del fondo del mar

El caso del HMS Trooper es un recordatorio de que la historia sigue revelando sus secretos, incluso décadas después de los acontecimientos. En un mar que ha sido testigo de incontables conflictos a lo largo de los siglos, este submarino emerge como un símbolo del sacrificio y la valentía de quienes combatieron en las profundidades del océano.

El hallazgo del Trooper no solo cierra un capítulo de la Segunda Guerra Mundial, sino que también abre nuevas interrogantes sobre las operaciones submarinas en el Mediterráneo. Y, sobre todo, demuestra que la historia, por mucho que el tiempo intente sepultarla, siempre encuentra la manera de salir a la luz.

Referencias

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