02 febrero 2025

Uno de los submarinos nucleares más letales de Rusia llega al Ártico.

 El Ministerio de Defensa de Rusia ha anunciado la llegada de su más reciente submarino de misiles de crucero de propulsión nuclear de cuarta generación, el Arkhangelsk, a su base permanente en la Flota del Norte. Acompañado de imágenes y vídeos compartidos en Telegram, este despliegue consolida aún más la creciente presencia rusa en el Ártico.

Según el comandante del submarino, el capitán de navío de primer rango Alexander Gladkov, la tripulación completó con éxito su transferencia entre bases, con todos los sistemas operativos y la tripulación preparada para las próximas misiones.

El siguiente paso consistirá en realizar ejercicios intensivos de entrenamiento antes de que el Arkhangelsk se integre en las fuerzas de la Flota del Norte en constante preparación para el combate.

Este desarrollo se produce tras una ceremonia formal de puesta en servicio el 27 de diciembre de 2024 en el astillero Sevmash de Severodvinsk, a la que asistió el comandante en jefe de la Armada rusa, almirante Alexander Moiseyev.

Los submarinos de la clase Yasen-M están considerados entre los más avanzados de Rusia, equipados con misiles Kalibr y Oniks y diseñados para desafiar el dominio marítimo de la OTAN.

El Arkhangelsk está equipado con un conjunto de sofisticadas tecnologías y armamento. Con un desplazamiento sumergido de unas 13.800 toneladas, mide 130 metros de eslora y tiene una manga de 13 metros, lo que le permite sumergirse a profundidades de hasta 600 metros.

Puede mantener misiones de hasta 100 días sin salir a la superficie, propulsado por un reactor de agua a presión OK-650KPM que genera 43.000 caballos de potencia en el eje, lo que le permite alcanzar una velocidad máxima en inmersión de 35 nudos.

En cuanto al armamento, el Arkhangelsk cuenta con un Sistema de Lanzamiento Vertical [VLS] con capacidad para desplegar hasta 32 misiles. Entre ellos se encuentran los misiles hipersónicos Zircon, conocidos por su alta velocidad y largo alcance, los misiles antibuque Oniks y los misiles de crucero Kalibr-PL.

Además, dispone de 10 tubos lanzatorpedos equipados con torpedos pesados Futlyar, que aumentan su capacidad de combate cuerpo a cuerpo.

El submarino también está equipado con sensores avanzados como el ESM/ECM Rim Hat y el radar de búsqueda en superficie Snoop Pair, que mejoran significativamente sus capacidades de detección y defensa contra adversarios.

La función operativa del Arkhangelsk dentro de la Flota del Norte rusa es polifacética y hace hincapié en la disuasión estratégica y la proyección de poder.

La Flota del Norte, con base en Severomorsk, opera en el Ártico, el Mar de Barents y el Mar de Kara, con especial atención a la protección de la frontera septentrional de Rusia, sobre todo a la luz de la dinámica geopolítica en la que está inmersa la OTAN y la actual situación en Ucrania.

Las funciones principales del Arkhangelsk incluyen la disuasión estratégica, la guerra antisubmarina [ASW], la proyección de poder y las operaciones árticas. Al patrullar las aguas del Ártico y el Atlántico Norte, garantiza una capacidad de segundo ataque con capacidad de supervivencia en escenarios nucleares, salvaguardando los submarinos de misiles balísticos rusos que portan armas nucleares.

Las operaciones en el Ártico en las que participan el Arkhangelsk y otros submarinos similares de la Flota del Norte rusa son estratégicamente fundamentales debido a varios factores clave.

La región ártica está adquiriendo una importancia cada vez mayor en la política mundial debido al deshielo provocado por el cambio climático, que ha abierto nuevas rutas de navegación y el acceso a recursos naturales hasta ahora inexplotados, como el petróleo, el gas y los minerales.

Rusia reclama una porción significativa de la plataforma ártica, y la presencia de submarinos avanzados como el Arkhangelsk es una afirmación directa de soberanía y control sobre estas zonas.

Los submarinos de la Flota del Norte están estacionados para proteger y proyectar poder a través de la Ruta Marítima Septentrional, que Rusia considera un salvavidas económico que conecta Asia con Europa a través de rutas marítimas más cortas y libres de hielo.

Mediante el despliegue de submarinos como el Arkhangelsk, Rusia puede vigilar, asegurar y potencialmente controlar esta ruta, influyendo en el tráfico marítimo internacional y garantizando la seguridad nacional frente a posibles amenazas.

El Ártico no sólo tiene que ver con intereses económicos, sino que también sirve de escenario para posturas militares. Las aguas del Ártico son una ruta crítica para que los submarinos lanzamisiles balísticos [SSBN], tanto rusos como estadounidenses, alcancen las zonas estratégicas de patrulla, donde pueden permanecer sin ser detectados mientras se preparan para lanzar misiles nucleares.

El papel del Arkhangelsk incluye proteger a estos SSBN de los medios de guerra antisubmarina enemigos, garantizando así una disuasión nuclear creíble. Sus capacidades furtivas le permiten operar sin ser detectado bajo el hielo, lo que supone una ventaja estratégica para mantener esta disuasión.

Submarinos como el Arkhangelsk también podrían participar en misiones científicas en el Ártico, recopilando datos sobre oceanografía, condiciones del hielo y cambio climático, que son cruciales tanto para la comprensión científica como para la estrategia militar. Aunque se trate principalmente de un activo militar, su presencia puede servir de apoyo a intereses nacionales más amplios en materia de vigilancia medioambiental.

La clase Yasen-M, incluido el Arkhangelsk, está equipada con tecnología que permite realizar operaciones bajo el hielo, una capacidad no igualada por muchas otras marinas.

Esto incluye sistemas de navegación especializados, sonares y equipos de comunicación adaptados a los desafíos únicos del entorno ártico, donde los métodos tradicionales pueden fallar debido a la capa de hielo o a las condiciones meteorológicas adversas.

Ejercicios y demostraciones: Rusia realiza con frecuencia ejercicios navales en el Ártico, en los que participan submarinos, rompehielos y buques de superficie.

Estas maniobras tienen múltiples objetivos: adiestramiento para la navegación en climas fríos y en hielo, demostración de capacidades militares a aliados y adversarios por igual y afirmación del dominio en la región. Es probable que el Arkhangelsk participe en estas maniobras, demostrando su resistencia y preparación para el combate.

El valor estratégico del Ártico ha provocado un aumento de la presencia militar de otras naciones, especialmente de miembros de la OTAN como Estados Unidos, Canadá y Noruega. Esto ha dado lugar a escenarios tanto de cooperación como de confrontación.

Aunque existen acuerdos internacionales que promueven la colaboración científica y las operaciones de búsqueda y rescate, la concentración militar también provoca un aumento de las tensiones y la necesidad de que submarinos estratégicos como el Arkhangelsk se mantengan alerta y preparados.

El diseño del Arkhangelsk tiene en cuenta estos aspectos, haciendo hincapié en la resistencia, la capacidad de atravesar o navegar bajo el hielo y los sistemas resistentes al frío extremo.

En resumen, el papel del Arkhangelsk en las operaciones árticas forma parte integral de la estrategia militar rusa, centrada en asegurar los intereses económicos, mantener la disuasión estratégica y afirmar la presencia militar en un panorama geopolítico en rápida evolución.

Este papel va más allá de las meras capacidades de combate, abarcando la vigilancia, la adaptación medioambiental y las posturas internacionales, todas ellas cruciales para las ambiciones rusas en el Ártico.

B.Military

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