Copenhague, 30 jun (EFE).- El inventor Peter Madsen, condenado a cadena perpetua en 2018 por matar a una periodista sueca en su submarino, fue sentenciado este viernes por un juzgado al pago de una multa por violar el régimen restrictivo de visitas y comunicación que se aplica a condenados de larga duración.
Madsen, de 52 años, deberá pagar 5.000 coronas danesas (670 euros) por enviar cartas camufladas a una mujer dentro de misivas mandadas a las autoridades, además de las costas del caso.
Se trata del primer caso en que se aplica una ley aprobada en enero de 2022 por el Parlamento danés, que prohíbe a quienes cumplen cadena perpetua o prisión permanente revisable, en los diez primeros años de su pena, ser visitados o intercambiar cartas con personas que no conocían antes de su ingreso en prisión.
Durante el juicio, Madsen, cuyo abogado anunció que apelará la sentencia, acusó al Estado de violar sus derechos humanos.
Madsen fue condenado en abril de 2018 por agresión sexual "de carácter especialmente peligroso" y en circunstancias "agravantes", homicidio premeditado y trato indecente a cadáver, en uno de los casos más macabros en la historia de Dinamarca.
La sentencia consideró probado que lesionó a la periodista sueca Kim Wall en la vagina y el torso con destornilladores afilados de medio metro y que luego cortó y arrojó el cadáver al Báltico para ocultar pruebas.
El inventor dijo inicialmente haber desembarcado a Wall en puerto, luego habló de muerte accidental y volvió a cambiar su versión varias veces cuando los restos mutilados fueron apareciendo en el Báltico.
"Cohete" Madsen, como le llamaba la prensa danesa, se hizo muy conocido por sus diseños de submarinos y por fundar una firma con el objeto de lanzar al espacio monoplazas tripulados.
Madsen fue condenado hace un año a 21 meses adicionales de prisión por intento de fuga tras huir de una cárcel de Copenhague y llevarse como rehén a su psicólogo, aunque fue capturado minutos después.
Desde entonces ha sido trasladado a una prisión de máxima seguridad en la isla de Falster (sur). EFE
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