Durante la primera guerra mundial, en 1915, la Kaiserliche Marine alemana (o Marina Imperial Alemana) ordenó la construcción de una serie de submarinos que iban del UB-60 al UB-65 que entraron en combate para el siguiente año.
En 1916, durante su construcción en Wilhelmshaven (en algunas fuentes se dice que fue en un astillero belga), un trabajador murió al ser golpeado por una viga metálica. Antes de hacerse a la mar por primera vez tres miembros de la tripulación murieron asfixiados, según unas versiones por acumulación de gases tóxicos en la sala de baterías, según otras por los gases de los motores en la sala de máquinas.
Todos estos incidentes habían ocurrido antes incluso de la entrada en servicio del UB-65 en la Kaiserliche Marine. Después de someterlo a una exhaustiva revisión, los técnicos no encontraron nada extraño en el submarino y aprobaron su incorporación al servicio activo. Pero eso no cambió su suerte. Cuando se preparaba para zarpar en su primera patrulla, uno de los torpedos que estaban embarcando explotó, matando a nueve miembros de la tripulación, entre ellos el segundo de a bordo.
Cuando fue remolcado al astillero para repararlo, el jefe artillero se desmayó, cuando sus compañeros lo reanimaron el explica que vio claramente al fantasma del segundo oficial sobre la cubierta. Durante la patrulla el vigía de guardia comunico a los oficiales del puente que el fantasma del oficial muerto estaba de pie en la proa del sumergible y con los brazos cruzados. Su regreso a la base coincidió con un ataque aéreo aliado, pero los marineros estaban tan desesperados por abandonar el buque que no les importó exponerse al peligro para saltar a tierra cuanto antes. El capitán murió alcanzado por la metralla cuando atravesaba la pasarela.
Al ser atacado por cargas de profundidad, los marineros aseguraban ver al fantasma del oficial dentro del caos del ataque. Después de aquello la tripulación se negó a volver a embarcar. Los rumores se extendieron, y la fama del submarino maldito obligó a los mandos de la Kaiserliche Marine a adoptar una medida extraordinaria: enviaron un capellán al UB-65 para que realizara un exorcismo y limpiar el buque de espíritus malignos. No dio resultado. En su segunda patrulla un marinero se volvió loco y se suicidó, y el jefe de máquinas se rompió una pierna en un nuevo accidente.
El UB-65 no regresaría de su siguiente patrulla. El 10 de julio de 1918 el submarino estadounidense L-2 descubrió un sumergible alemán navegando cerca de la costa occidental irlandesa. Cuando se aproximaba a él a profundidad de periscopio y se disponía a atacar, el u-boot explotó misteriosamente sin que los norteamericanos llegasen a disparar ninguno de sus torpedos. Lo más inquietante es que el capitán estadounidense afirmó haber visto antes de la explosión a un hombre en la proa del submarino enemigo, de pie y con los brazos cruzados.
Al día de hoy, si se navega por el área donde el submarino se hundió, se puede ver la visión de un viejo submarino alemán de la PGM navegando con un hombre en la proa con los brazos cruzados.
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