El teniente Willington Rentería, jefe del Departamento de Ciencias del Mar, explica que es la primera vez que se realiza una misión robótica en las islas. El proyecto, denominado Roger, nació por la necesidad de incorporar tecnología submarina para obtener mediciones de salinidad, temperatura, clorofila y oxígeno de la aguas. Hay que considerar que el archipiélago de Galápagos, ubicado a unos 1 000 kilómetros de la costa y considerado un laboratorio natural que inspiró la teoría evolutiva, sufre con la llegada de El Niño, caracterizado por el aumento de las temperaturas en el océano Pacífico, las fuertes lluvias y el debilitamiento de los vientos. De hecho, entre 1982 y 1998, El Niño golpeó con fuerza el archipiélago y dejó una huella de muerte: blanqueamiento de colonias de corales, reducción de poblaciones de pingüinos, lobos marinos e iguanas marinas y otras especies en peligro de extinción.
Los 'gliders' fueron sumergidos desde una embarcación. Rentería asegura que los UAV pueden llegar hasta 500 metros bajo el mar y navegar de forma repetida en dirección norte- sur, desde la parte oeste de las islas. El anterior año, el Inocar desplegó un 'rover' similar en el sur del archipiélago. Pritha Tutasi, coordinadora del Proyecto Roger e investigadora oceanográfica, explica que al ser UAV los 'gliders' navegan sin ser tripulados por nadie. Elaborados en Estados Unidos y Europa, la cubierta de los vehículos submarinos es de fibra de vidrio y policarbonato. Al tener una especie de aletas, el desplazamiento se efectúa a través de un principio de densidad, parecido al de los peces. Su batería es ecológica, porque no utiliza combustible. Cuenta con un sistema que vierte una especie de aceite de un lado al otro para generar el movimiento. Tutasi explica que estos UAV no necesitan un equipamiento con cámaras, porque a la profundidad en la que navegan la luz se pierde y no podrían capturar imágenes. En la parte interna cuenta con equipamiento inteligente que le permite almacenar la información. La investigadora cuenta los 'gliders' fueron equipados con sensores (con parámetros configurados previamente) para que puedan medir las condiciones del agua. Estas mediciones son enviadas en tiempo real (cada 2 horas) a las estaciones en Guayaquil y una en Puerto Ayora. La investigadora dice que esto es posible gracias al sistema de comunicación que tiene los UAV, el cual puede transmitir datos inmediatamente a través de la conexión satélite con Iridium. Además, los sistemas implementados en las estaciones de la institución realizarán un monitoreo permanente para conocer la ubicación de los UAV y posibles inconvenientes bajo las aguas del archipiélago.
Lo más interesante de este proyecto es el procesamiento de los parámetros, es decir, con la información que los 'gliders' recopilan de las aguas. Rentería cuenta que en las estaciones de la institución se encuentran personas especializadas que analizarán los datos y los incorporarán en modelos numéricos, para así obtener información oceanográfica de la región, que hasta el momento es escasa. De hecho, sin la información oceanográfica de las Islas Galápagos, las investigaciones marinas son limitadas en el Ecuador. Rentería dice que los cuatro equipos, (USD 300 000 es el costo por unidad), recibirán mantenimiento cada cuatro meses. En este lapso, los 'gliders' recolectarán información y luego serán retirados del agua para revisiones . En este mismo momento, serán reemplazados por nuevos equipos que serán importados. En la misión, que dura casi dos años, también se tiene pensado incorporar más UAV en las aguas de las Islas Galápagos.
Ana Maria Valencia
El Comercial.com
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