12 enero 2025

La flota de submarinos nucleares de Rusia crece con el Arkhangelsk.

 La Armada rusa ha puesto oficialmente en servicio su último submarino de propulsión nuclear, el Arkhangelsk (Arcángel), de la modernizada clase Yasen-M del Proyecto 885M. La bandera fue izada en el mástil del buque, lo que simboliza su disposición para servir en la flota de submarinos de la Armada rusa.

El submarino se convierte en el tercer buque de serie de la línea Yasen-M. El «Arkhangelsk» fue botado oficialmente el 29 de noviembre de 2023 y es el 141º submarino de propulsión nuclear construido en Sevmash, una instalación de construcción naval de la United Shipbuilding Corporation (USC). El diseño y desarrollo del submarino fueron encabezados por la Oficina de Diseño Malachite en San Petersburgo.

Cuatro submarinos adicionales de la clase Yasen-M (Perm, Ulyanovsk, Voronezh y Vladivostok) se encuentran en distintas etapas de construcción y pronto se unirán a la flota. Actualmente, cuatro submarinos de la clase Yasen (Severodvinsk, Kazan, Novosibirsk y Krasnoyarsk) están operativos en la Armada rusa. El éxito del submarino líder, Kazan, durante su reciente misión a Cuba demostró la eficacia de la clase Yasen-M para mantener la presencia naval rusa en aguas internacionales. El Kremlin planea ampliar sus submarinos de clase Yasen-M a 12. 

Flota de submarinos rusos

La flota de submarinos rusos está compuesta por varias categorías de submarinos, cada una de las cuales cumple funciones específicas. Los submarinos de misiles balísticos de propulsión nuclear son la columna vertebral de la disuasión estratégica de Rusia, ya que llevan misiles balísticos intercontinentales.

La clase Borei, con diseños modernos, sistemas de propulsión más silenciosos y capacidad para transportar 16 misiles balísticos intercontinentales Bulava, representa lo último en esta categoría, mientras que los submarinos más antiguos de la clase Delta IV proporcionan una profundidad estratégica adicional.

Los submarinos de ataque de propulsión nuclear están diseñados para dar caza a submarinos y buques de superficie enemigos y pueden llevar misiles de crucero para misiones de ataque terrestre. La clase Yasen es el submarino de ataque más avanzado de Rusia, con características de sigilo y un conjunto de armas versátil, que incluye misiles de crucero Kalibr y Oniks. Otras clases, como el Akula y el Oscar II, también contribuyen a esta capacidad, siendo este último notable por sus misiles antibuque Granit.

Los submarinos de ataque diésel-eléctricos, utilizados principalmente para la defensa costera y las operaciones litorales, son más silenciosos que sus homólogos nucleares. La clase Kilo, conocida por su baja firma acústica, se utiliza ampliamente, mientras que la clase Lada representa una nueva generación de submarinos diésel-eléctricos con propulsión independiente del aire (AIP) avanzada.

Rusia también cuenta con submarinos especializados y auxiliares, como el Belgorod, un submarino modificado de la clase Oscar II, diseñado para transportar el avión no tripulado submarino de propulsión nuclear Poseidon. La flota incluye submarinos más pequeños para misiones encubiertas, interferencias en cables submarinos e investigación del fondo marino.

La disuasión estratégica se logra mediante patrullas regulares de submarinos con misiles balísticos en aguas del Ártico y el Atlántico Norte, lo que garantiza la capacidad de supervivencia para un segundo ataque en caso de conflicto nuclear. Los submarinos de la clase Borei operan bajo la protección de los bastiones árticos de la Flota del Norte, aprovechando las ventajas geográficas de la región.

Los submarinos de ataque, en particular los de la clase Yasen, refuerzan la estrategia rusa de impedir el acceso y la negación de áreas, ya que atacan a los grupos de ataque de los portaaviones de la OTAN y a la logística marítima. Los submarinos diésel-eléctricos, como los de la clase Kilo, mejoran esta capacidad en mares cerrados como el Báltico.

Los submarinos rusos se han utilizado en zonas de conflicto, como el Mediterráneo oriental durante la guerra civil siria, para lanzar ataques de precisión con misiles de crucero Kalibr.

El submarino que tiene España y solo pueden construir 10 países en el mundo

 

El submarino que tiene España y solo pueden construir 10 países en el mundo
Juanjo Fernández 

En el horizonte de la defensa naval europea y mundial, España se prepara para dar un paso de gigante con la presentación del submarino S-81 Isaac Peral. Este buque, desarrollado por Navantia, simboliza un logro tecnológico significativo para el país y posiciona a España entre los pocos países del mundo capaces de diseñar y fabricar un submarino de estas características. Según la Armada Española, solo diez naciones tienen esta capacidad. El S-81 es el primero de la serie S-80 Plus, una línea de submarinos diseñados para operar en un entorno geopolítico cada vez más complejo. Con una eslora de 80 metros y un desplazamiento de 3.000 toneladas en inmersión, el Isaac Peral combina tecnología punta y sostenibilidad. Uno de los aspectos más destacados es su sistema de propulsión independiente del aire (AIP), que le permite operar sumergido durante semanas sin necesidad de salir a la superficie, aumentando su discreción y reduciendo su vulnerabilidad.

El S-81 es el primero de la serie S-80 Plus, una línea de submarinos diseñados para operar en un entorno geopolítico cada vez más complejo. Con una eslora de 80 metros y un desplazamiento de 3.000 toneladas en inmersión, el Isaac Peral combina tecnología punta y sostenibilidad. Uno de los aspectos más destacados es su sistema de propulsión independiente del aire (AIP), que le permite operar sumergido durante semanas sin necesidad de salir a la superficie, aumentando su discreción y reduciendo su vulnerabilidad.

Innovación 100% Made in Spain

Lo que hace único al S-81 es su origen. El submarino es un producto completamente español, desde su diseño hasta su fabricación, un logro del que muy pocos países pueden presumir. El desarrollo del S-81 ha involucrado a más de 200 empresas, generando empleo altamente cualificado y fomentando la transferencia de conocimiento entre sectores estratégicos.

Además, este proyecto representa un avance significativo en el desarrollo tecnológico nacional, con innovaciones en áreas como sistemas de control, electrónica y diseño de cascos. Cada componente del S-81 es un testimonio del talento y la capacidad de los ingenieros españoles, consolidando la soberanía tecnológica de España.

En un contexto internacional marcado por tensiones crecientes en el ámbito marítimo, el S-81 refuerza la capacidad de disuasión y proyección de fuerza de la Armada Española. Este submarino está diseñado para cumplir misiones de vigilancia, inteligencia y defensa de las líneas de comunicación marítima, fundamentales para un país como España, con intereses estratégicos en los mares que la rodean.

La capacidad del S-81 para operar en múltiples escenarios lo convierte en una herramienta clave para garantizar la seguridad nacional y colaborar en misiones internacionales de la OTAN y la Unión Europea. Además, su diseño modular y su avanzada tecnología aseguran que podrá adaptarse a las necesidades futuras, manteniéndose en servicio durante décadas.

La construcción del S-81 ha generado un impacto económico significativo, impulsando la industria nacional y fortaleciendo el tejido empresarial de sectores como la metalurgia, la electrónica y la tecnología de materiales. Este proyecto también ha posicionado a Navantia como uno de los líderes mundiales en la construcción de submarinos, abriendo la puerta a futuras exportaciones y colaboraciones internacionales. “Apenas 10 países en el mundo son capaces de diseñar y construir un buque como este. Os presentamos al primero de su clase”, dice la Armada en sus redes.

Las defensas de Point Judith y el último combate naval de un submarino alemán

 Aunque la mayor parte de la flota submarina alemana obedeció esa orden, algunos capitanes continuaron operando, tal vez porque no recibieron esa orden o porque decidieron ignorarla. Uno de esos capitanes fue Helmut Frömsdorf, a cargo del submarino U-853, del tipo IXC/40, botado el 11 de marzo de 1943 y en servicio desde el 25 de junio de ese año. Se cree que el U-853 pudo tener dañada su radio, por lo que nunca recibió la orden de Dönitz.

El barco carbonero estadounidense "Black Point", hundido por el U-853 el 6 de mayo de 1945 (Foto: Naval History and Heritage Command).

El 6 de mayo de 1945, dos días antes de la firma de la rendición alemana, el U-853 hundió el barco carbonero estadounidense "Black Point"cuando navegaba de Nueva York a Boston. El hundimiento se saldó con 12 muertos. La Marina y la Guardia Costera de EEUU movilizaron rápidamente cuatro destructores, una fragata y dos corbetas para dar caza al submarino alemán, iniciándose un combate conocido como la Batalla de Point Judith. La flota americana se empleó a fondo contra el U-853, lanzando 95 cargas de profundidad y 264 armas antisubmarinas Hedgehog. Finalmente lograron hundirlo, muriendo los 55 tripulantes del U-853. Unas horas más tarde, los restos del submarino fueron localizados a 40 metros de profundidad.

La fragata USS Moberly (PF-63) de la Marina de EEUU, tripulada por personal de la Guardia Costera, lanzando cargas de profundidad contra el U-853 durante la Batalla de Point Judith el 6 de mayo de 1945 (Foto: Naval History and Heritage Command).

La Batalla de Point Judith fue el último combate naval de un submarino alemán, y también el último hundimiento de un barco estadounidense por parte de un submarino alemán en la Segunda Guerra Mundial. El último submarino del Tercer Reich hundido por los aliados fue el U-320, que se fue al fondo del mar cerca de las costas de Noruega el 8 de mayo de 1945, pero en este caso no fue un combate naval, pues su contrincante fue un hidroavión PBY Catalina británico que lanzó contra él cargas de profundidad.

El pecio del submarino alemán U-853 en una imagen tomada con Sonar de Apertura Sintética (SAS) en 2018 (Foto: Kraken Robotics / NOAA Ocean Exploration).

En 2020, Jason Allard publicó un interesante vídeo mostrando las defensas costeras de Point Judith (el Ejército de EEUU tenía artillería de costa en Fort Greene, una base militar hoy abandonada junto a Point Judith), así como su faro, activo desde 1857 y automatizado desde 1954, y relatando la historia del U-853 (el vídeo está en inglés, puedes activar los subtítulos automáticos en español en la barra inferior del reproductor):

Para terminar, en 2018 DECO Café Scuba publicó este vídeo de una inmersión hasta el pecio del U-853:

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Imagen principal: Jason Allard. El puesto de mando de la antigua batería costera de Fort Greene, en Point Judith (Rhode Island, EEUU).

El desarrollo de los futuros submarinos nucleares de ataque SSN(X) de la Armada de EE.UU.

 Si bien la Armada de los Estados Unidos (US Navy) se encuentra enfocada en la incorporación de la nueva clase de submarinos de ataque de propulsión nuclear Clase Virginia, destinada al reemplazo de los antiguos clase Los Ángeles, la fuerza ya encuentra proyectando la incorporación de una nueva clase que la reemplace. Denominado provisionalmente como Programa de Submarinos de Ataque de Nueva Generación (o SSN(X) por sus siglas en inglés), este apunta al reemplazó de la actual clase Virginia en las próximas décadas. Si bien aún fase de diseño y desarrollo, con la adjudicación de fondos para el Año Fiscal 2024 y 2025, el programa ha ya registrado su primer gran contratiempo con la revisión de la fecha estimada de incorporación de la primera unidad.

Submarino de ataque Virginia (SSN-774)

A pesar de muchos de detalles se encuentran rodeados por el secreto militar, como también a raíz de la temprana fase de desarrollo del programa, desde la Armada de los Estados Unidos expresa que los futuros submarinos SSN(X) “… Estará diseñado para contrarrestar la creciente amenaza que representa la competencia de adversarios cercanos en la supremacía submarina. Ofrecerá mayor velocidad, una capacidad aumentada de carga horizontal [es decir, en la sala de torpedos], una superioridad acústica mejorada y firmas no acústicas optimizadas, así como una mayor disponibilidad operativa. El SSN(X) llevará a cabo una guerra submarina de espectro completo y será capaz de coordinarse con un mayor contingente de vehículos externos, sensores y fuerzas aliadas”.

Esta afirmación se desprende de un documento divulgado por el Servicio de Investigación del Congreso de los Estados Unidos (CRS por sus siglas en inglés), organismo encargado de la provisión de informes sobre diversas cuestiones de importancia que serán tratadas por los congresistas y senadores estadounidenses. Dicha publicación, dada a conocer a mediados del pasado mes de diciembre, brinda un pantallazo general del programa SSN(X) de la Armada de EE.UU., al igual que identifica cuestiones a ser tenidas en consideración.

Una de estas es la revisión informada por la armada estadounidense de la fecha de adquisición de la primera unidad de la nueva clase de submarinos de ataque, la cual estaba proyectada para el Año Fiscal 2035, y ahora ha sido cambiada para el Año Fiscal 2040, generando desafíos para base industrial del país asociados con otros programas de gran importancia para la fuerza, como es el caso de los nuevos submarinos de misiles balísticos clase Columbia.

Al respecto, el documento señala que: “El retraso en el inicio de la construcción del SSN(X), desde mediados de la década de 2030 hasta principios de la de 2040, representa un desafío significativo para la base industrial de diseño de submarinos, debido a la brecha prolongada entre los programas de diseño de la clase Columbia y el SSN(X), la cual será gestionada por la Armada”.

Diseño conceptual submarino de misiles balísticos clase Columbia

Esto no es un dato menor, ya que también se menciona, además del impacto industrial, el peso sobre las capacidades para financiar otros programas de gran importancia para la armada, como el desarrollo de la mencionada clase Columbia (destinados al reemplazo de la actual clase Ohio), portaaviones de propulsión nuclear, fragatas, por citar algunos, provocando que deban ser priorizados unos proyectos por sobre otros.

También otras cuestiones son listadas. Por citar algunos ejemplos: si los nuevos submarinos deberían ser construidos por un unico astillero o en conjunto (mencionándose a General Dynamics y HII; si fuera efectivo en términos de costo-beneficio utilizar un “… reactor que utilice uranio empobrecido (LEU), en lugar del uranio altamente enriquecido (HEU)…” empleados por otros buques de propulsión nuclear.

De cara al Año Fiscal 2025, la Armada de EE.UU. ya ha solicitado US$ 586,9 millones destinados a investigación y desarrollo del Programa SSN(X).

Por último, y para sintetizar cuestiones enfocadas en el diseño de la nueva clase, desde la Armada estadounidense han indicado que se busca que los nuevos submarinos SSN(X) aúnen capacidades presentes en las actuales generaciones de plataformas de ataque en servicio. Más en detalle, señala el documento, la fuerza busca que incorporen “… la velocidad y capacidad de carga del diseño de submarino de la clase Seawolf (SSN-21) de la Armada, rápido y fuertemente armado, la tranquilidad acústica y los sensores del diseño de la clase Virginia, y la disponibilidad operativa y vida útil del diseño de la clase Columbia”.

Submarino clase Virginia

Para añadir: “Es probable que estos requisitos den como resultado un diseño de SSN(X) que sea más grande que el diseño original de la clase Virginia, cuyo desplazamiento sumergido es de aproximadamente 7,800 toneladas, y posiblemente más grande que el diseño original del SSN-21 (clase Seawolf), cuyo desplazamiento sumergido es de 9,138 toneladas. Debido a los avances tecnológicos a lo largo de los años para mejorar el sigilo y otros propósitos, los diseños de los submarinos de la Armada de los EE. UU. con capacidades similares de carga han tendido a aumentar su desplazamiento de una generación a la siguiente.”

*Fotografía de portada empleada meramente con fines ilustrativos – Submarino clase Virginia clase USS Missouri (SSN-780)

Dos submarinos autónomos estudiarán la costa vasca

 El centro tecnológico Azti, que cuenta con una de sus sedes en Sukarrieta, ha incorporado dos submarinos autónomos a la red de observación de la costa vasca para estudiar procesos que afectan a los ecosistemas marinos.

Los innovadores planeadores, conocidos como gliders, están equipados con sensores avanzados y «son capaces de cubrir hasta 1.000 metros de profundidad y más de 1.000 kilómetros de distancia, durante periodos de hasta uno o dos meses», según detalla Iván Manso, experto en tecnologías marinas de Azti y coordinador del proyecto BIGFIS para el que se emplearán los dispositivos.

La investigación, que el centro coordina desde 2024, se centra en un análisis detallado de cómo la circulación oceánica influye en los ciclos esenciales que sustentan la producción de nutrientes del fitoplancton, base de la cadena alimenticia oceánica.

Los submarinos tienen capacidad para recorrer la costa vasca con el objetivo de rastrear los procesos biogeoquímicos oceánicos –que incluye el intercambio y transformación de elementos vitales como el carbono, el nitrógeno y el oxígeno entre los organismos y su entorno– y proporcionar datos a la red de observación existente que contribuye al seguimiento de la evolución de los efectos del cambio climático en los ecosistemas marinos.

Esa información se suma a las observaciones adicionales de satélites y de plataformas como radares de alta frecuencia y boyas de fondeo. «La tarea de monitorizar los cambios biogeoquímicos en la columna de agua es compleja, pero gracias a nuestros gliders, podemos tomar mediciones detalladas y extensas», ha añadido Iván Manso.

Además, estos dispositivos tienen un impacto ambiental mínimo, ya que operan en completo silencio y se mueven mediante cambios en su flotabilidad, realizando trayectorias en forma de diente de sierra. «Cada vez que emergen a la superficie, transmiten los datos recopilados y reciben instrucciones para sus próximos movimientos», detalla.

Lugares difíciles

Según han explicado desde Azti, los gliders ofrecen una perspectiva única, proporcionando información tridimensional que ilustra la interacción entre la física oceánica y el ciclo biogeoquímico. Los planeadores están equipados con sensores hidrográficos para medir la temperatura y la salinidad del agua. 

Uno de ellos cuenta con sensores adicionales para medir los niveles de oxígeno, turbidez, clorofila, materia orgánica disuelta y nitratos y el otro puede detectar bancos de peces pelágicos gracias a una ecosonda.

Estos dispositivos no solo enriquecen la avanzada red de observación de Euskadi, sino que también proporcionan datos con amplia cobertura espaciotemporal en lugares difíciles de muestrear. 

La red vasca incluye el Observatorio Marino del Cambio Climático del Golfo de Bizkaia, Observamar, y el Sistema de Oceanografía Operacional EuskOOS, operado por Azti en colaboración con Euskalmet, que ofrece datos en tiempo real sobre el estado del mar desde la costa vasca hasta 150 kilómetros mar adentro.