Cuando se franquea la Puerta Principal del Arsenal de Cartagena, se entra de golpe en un recinto militar en el que pasado y futuro se dan la mano. La torre, rematada por su emblemático reloj, se alza sobre tres arcos de medio punto que dan paso a una de las instalaciones militares más importantes de las Fuerzas Armadas. Aquí se desarrolla, por ejemplo, el estratégico programa de submarinos S-80. Una inscripción recoge versos de Calderón de la Barca, extracto de su poema, el soldado español de los Tercios.
Otra inscripción, esta más reciente, está rotulada en latín original y también traducida. Fue la que el rey Fernando VI ordenó que se instalase en 1750 para dar realce al Arsenal. Dice así: “Por orden y generosidad del rey católico de las Españas Fernando VI, el puerto otrora famosísimo, pero muy deteriorado por el paso del tiempo, ha sido restaurado, realizadas nuevas obras, y asimismo construido este arsenal muy esplendorosamente para devolverle una posición más segura a las embarcaciones de interés público, por la grandeza del Reino“.
El Arsenal en una joya histórica y arquitectónica. La entrada a su principal edificio está enmarcada por dos arcos de medio punto que dan paso a una maravillosa escalera presidida por la Virgen del Carmen, situada entre una delicada cristalera y la silueta en cerámica de un submarino. En uno de los arcos, en latín, está inscrito el lema del arma submarina: «Ad Utrunque paratus».
Enfrente del noble edificio se encuentran expuestos dos submarinos. Se trata de dos reliquias de la Armada española, dos joyas históricas: un submarino de la clase Foca y otro de la clase Tiburón. Este último esconde una curiosa historia, olvidada con el paso del tiempo. Hay que remontarse a un lejano 1953, cuando la Armada autorizó la construcción de dos submarinos de asalto «de bolsillo»: el SA-51 y el SA-52. Se trataba de buques experimentales. Su construcción contó con la participación de ingenieros navales alemanes que habían participado en programas de este tipo de submarinos durante la Segunda Guerra Mundial. El submarino «Tiburón» fue diseñado fundamentalmente como un prototipo experimental para probar nuevas tecnologías para futuros submarinos de la Armada Española. La Empresa Nacional Bazán creó una oficina técnica para su construcción.
Con una eslora de aproximadamente 20 metros y un desplazamiento de alrededor de 70 toneladas, el «Tiburón» parece hoy un submarino de bolsillo. Para hacernos una idea, el nuevo submarino español S-81 Isaac Peral tiene una eslora de 81 metros y un desplazamiento en inmersión de alrededor de 3.000 toneladas. Su pequeño tamaño era sobre el papel su gran baza, ya que le permitía realizar maniobras ágiles y operar en aguas costeras con sigilo. La primera unidad se botó el 6 de noviembre de 1964 en el «mar de Mandarache», una laguna de agua salada en Cartagena, pero la segunda nunca llegó a ser botada de manera oficial. Durante la Semana Naval de Barcelona de 1966, el SA-51 efectuó una travesía desde Cartagena.
Reseña histórica
El Arma Submarina fue creada por Real Decreto de S.M. el Rey Alfonso XIII de 17 de febrero de 1915. Desde su nacimiento hasta nuestros días, ha estado formada por cuarenta y tres unidades, siendo el S-81 el submarino número cuarenta y cuatro.
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