El 29 de abril, el submarino Arpão inició su tránsito hacia el Norte y comenzó a escribir otra página en la ya significativa historia de los submarinos de la clase "Tridente", a partir del paso por el mítico paralelo 66º33'N, que marca la frontera del Círculo Polar Ártico, algo que, como el paso del Ecuador, es una marca relevante para todos los Marinos, y esta marca aún no había sido alcanzada por submarinistas portugueses.
La inédita "hazaña" del PNR Arpão de encontrarse navegando en inmersión profunda con techo de hielo, confirmada por sonares y sondas activas, proporcionó a todos los miembros de la guarnición un sentimiento de expectación colmada, que justificaba todo el tiempo y dedicación puestos en la preparación de la misión, que empezaba a dar sus frutos, amplificados aún más por la presencia del Jefe del Estado Mayor de la Armada, Almirante Henrique Gouveia e Melo, en el Centro de Información de Combate (CIC).
Tras 39h 30min en inmersión profunda bajo el hielo, el buque volvió a cruzar el MIZ hacia el este y regresó a la superficie con la sensación de misión cumplida, pero aún quedaba más...
Con el cumplimiento de esta misión, el PNR Arpão se convirtió, si no en el primero, en uno de los poquísimos submarinos convencionales en navegar bajo el hielo, un área normalmente reservada a los submarinos de propulsión nuclear. Permaneció bajo la capa de hielo durante un total de cerca de cuatro (4) días, habiendo explorado también la operación en la Zona Marginal de Hielo, con una alta densidad de hielo suelto, una zona de alto valor tácito, un área en la que ningún otro submarino occidental se había atrevido a operar desde la Segunda Guerra Mundial con total éxito. Además de añadir una nueva capacidad a los submarinos portugueses y, en consecuencia, a la Marina, el Arpão puso en práctica una vez más el "arte de hacer bien las cosas", demostrando que, incluso con todas las limitaciones, pero con dedicación, competencia y fuerza de voluntad, es posible seguir superando nuevos retos y alcanzar metas que muchos, incluidos los aliados, consideran insuperables.
Como es propio de los submarinos -servicio silencioso- una vez más este Escuadrón se ha superado a sí mismo.
La Marina ha demostrado que, con ambición, concentración, competencia y sacrificio, está a la altura de la larga historia marítima de Portugal, llena de héroes anónimos y hazañas notables, como canta nuestro poeta Camões: "...Pasaron más allá de la Taprobana, En peligros y guerras se esforzaron, Más de lo que las fuerzas humanas prometían,...".
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