Cuenta con 66,7 metros de eslora, se sumerge hasta los 300 metros, tiene capacidad para una tripulación de 35 personas y dispone de un amplio repertorio de armas. Y, además, dos características que lo hacen distinto a muchos de sus submarinos semejantes: es totalmente silencioso... y lleva equipado un motor diésel.
Es la nueva joya de la armada rusa, el submarno B-586 Kronshtadt, considerado el submarino no nuclear más moderno del Kremlin. Acaba de izar su bandera en una ceremonia celebrada en el Astillero del Almirantazgo de San Petersburgo con la presencia del comandante en jefe de la Armada Nikolai Yevmenov y el comandante de la Flota del Norte Aleksandr Moiseev, entre otros miembros de la plana mayor rusa. Una inauguración por todo lo alto.
La ocasión lo merece, porque el astillero ruso ha tardado 18 años en en terminar el buque después de algunos parones. Ha sido entregado por el fabricante Rubin Design Bureau, y es el segundo submarino del tipo Project 677 Lada, según recoge el portal especializado Galaxia Militar.
Según el representante de la oficina de diseño, Igor Vilnit, el Kronshtadt "es único por lo silencioso que es y por su capacidad para ocultarse de los buques enemigos". “Su sigilo es varias veces superior al de sus predecesores”, explicó Vilnit a Rossiiskaya Gazeta.
Un submarino para la flota del norte
Aunque no hay una información confirmada sobre el destino que se dará a este moderno submarino, se cree que el Kronshtadt irá destinado a la Flota del Norte, aunque no se descarta que pueda ir a la Flota del Pacífico.
El Kronstadt necesita 35 efectivos para funcionar, y tiene una autonomía de 45 días.
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