En junio leímos la trágica noticia de que un submarino turístico para visitar los restos del Titanic desapareció en el Océano Atlántico. Como ya sabrás, el viaje lo organizaba OceanGate Expeditions a bordo del sumergible Titan, pero a pesar de que el vehículo contaba con sensores acústicos, la entidad perdió la pista del vehículo.
Finalmente, la Marina de Estados Unidos detectó el sonido de una implosión submarina que probablemente fuera la del sumergible Titan, ya que coincidió con la inmersión de este. Así pues, funcionarios del servicio confirmaron esta información a varios medios estadounidenses tras la rueda de prensa de la Guardia Costera de EE.UU., además, en el informe de OceanGate comunicaron que el sumergible había sufrido una "implosión catastrófica" -con lo que se dio por muertos a los pasajeros que iban a bordo del navío-.
Por si fuera poco, la empresa U-Boat Worx trabaja en el desarrollo del vehículo sumergible 'Nemo' para ofrecer viajes tripulados al fondo del océano.
Este submarino es un modelo para dos tripulantes, puede sumergirse a 100 metros de profundidad, tiene una autonomía de ocho horas, alcanza una velocidad máxima de tres nudos, pesa 2.500 kilos, su diseño permite que los pasajeros disfruten de una vista de 360º y se maneja con el controlador Manta para maniobrar y ajustar la potencia de los cuatro propulsores eléctricos.
Un viaje a precio de oro
Por otro lado, New Altas señala que el fabricante podría entregar los primeros modelos de Nemo en 2023, sin embargo, todos los submarinos tendrían que pasar por un proceso de certificación para evitar los posibles desenlaces fatales.
En cuanto a los precios de los sumergibles, "es razonable esperar que una gran cantidad de compradores sean dueños de sus propios yates para usarlos como embarcaciones de lanzamiento", teniendo en cuenta que un vehículo como Nemo 2 cuesta 590.000 euros. a
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