Según datos de la Armada no divulgados anteriormente, 18 de los 49 submarinos nucleares de ataque estadounidenses (el 37%) están inoperativos desde este año frente a los 12 buques de hace una década, una cifra casi el doble de lo que la Marina desearía. Esto sitúa a EEUU en una grave desventaja frente a la numéricamente superior Armada china.
Esto supone un aumento en comparación con el 28% de submarinos que no estaban en condiciones operativas en 2017 y el 33% en 2022.
De acuerdo con el analista naval del Congreso de EEUU, Ronald O'Rourke, recogido en un informe del 6 de julio, el retraso en el mantenimiento"redujo significativamente" el número de submarinos nucleares en servicio en un momento dado, reduciendo "la capacidad de la fuerza para llevar a cabo misiones diarias y aumentando potencialmente la carga operativa" de los submarinos en servicio.
El Mando marítimo atribuye eso a "la planificación, la disponibilidad de material y la ejecución de los astilleros" y pone en marcha una serie de iniciativas para hacer frente a estas "causas principales del retraso en el mantenimiento".
Funcionarios de defensa y legisladores estadounidenses consideran que la flota de submarinos es una ventaja clave frente a la numerosa Armada de China.
No obstante, el Instituto Naval de Estados Unidos declaró en mayo que las fuerzas navales chinas son las mayores del mundo y que se espera que alcancen los 440 buques de "fuerza de combate" en 2030, mientras que el Pentágono contará solo con 290 buques ese mismo año, lo que hace pensar que el país norteamericano no está preparado para "una guerra hipotética" con China.
Los sumergibles inactivos no son los submarinos de misiles balísticos de la clase Ohio, sino barcos de ataque de clase Virginia o clase SSN-774, diseñados específicamente con el propósito de atacar y hundir otros submarinos, buques de superficie y buques mercantes, puede disparar torpedos y misiles de crucero tipo Tomahawk.
El problema de los retrasos, hasta ahora no hecho público, contrasta con la actual política del Pentágono, que aboga por una mayor visibilidad de las fuerzas submarinas estadounidenses en todo el mundo, como señal a China, Rusia y Corea del Norte.
En el pasado, Estados Unidos realizaba demostraciones regulares de sus sumergibles, pero últimamente aumentó el ritmo de estas exhibiciones, con visitas a puertos del mar Arábigo, atolón Diego García en el océano Índico, Gibraltar y el océano Atlántico. El más reciente fue la aparición en junio del submarino de misiles guiados USS Michigan en Busan, Corea del Sur.
Un ejemplo actual del atraso extremo es el USS Connecticut, uno de los tres submarinos de la clase Seawolf. En octubre de 2021, ese buque chocó contra una montaña submarina en el mar de China Meridional y no volverá al servicio hasta principios de 2026 como muy pronto.
El mejor año para la disponibilidad de submarinos de ataque fue el 2015, cuando el 19% —o 10 de los entonces 53 submarinos— se encontraban sometidos a trabajos de mantenimiento, conforme con las cifras proporcionadas por la Armada de EEUU.
En 2022, la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno afirmó que la Marina perdió 10.363 días operativos entre 2008 y 2018 —el equivalente a más de 28 años— "como consecuencia de los retrasos en la entrada y salida de los astilleros."
Las estadísticas recién reveladas "no son sorprendentes teniendo en cuenta cómo los astilleros han estado luchando para mantener la flota con instalaciones viejas y diseños ineficientes", comentó el portavoz de esta institución, Chuck Young.
Las fuerzas navales de EEUU llevan cinco años con un plan de 20 años para reconstruir cuatro astilleros, pero "siguen sin disponer de estimaciones fiables de costes y plazos para las obras y es probable que no disponga de una previsión más precisa hasta 2025", concluyó Young.
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