El submarino S-81 Isaac Peral se prepara para una decisiva prueba de navegación prevista para el próximo mes de marzo, ya en plena recta final para su entrega a la Armada española. Como si se tratara de un puzle gigantesco cada pieza ha ido encajando en un largo y complejo proceso que podría culminar a final de año si se cumplen los plazos. El pasado mes de enero tuvo lugar con éxito la prueba de amarras en el astillero de Navantia en Cartagena. Se trata de uno de los hitos de seguridad esenciales que ya ha pasado el submarino, después del embarque de baterías, la puesta en tensión eléctrica, la puesta a flote, el primer arranque de los diésel generadores y la primera carga de baterías. Cada uno de esos hitos en como una puerta que, una vez franqueada, permite pasar a un nivel superior. Estos son los hitos considerados claves por Navantia:
18 febrero 2022
S-81 Isaac Peral: así se construye el submarino más avanzado de España
El S-81 toca el agua del mar por vez primera. El submarino fue colocado en el dique flotante. Posteriormente, el dique se movió hasta la fosa, «el lugar de la dársena con el calado necesario para inundarlo». Allí fue sumergido mediante la inundación de sus lastres, comenzando el submarino a tocar el agua y, poco a poco, a flotar por sí mismo. Anteriormente, el 22 de abril de ese mismo año Sus Majestades los Reyes, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía, presidieron en el astillero de Navantia en Cartagena la ceremonia de puesta a flote del 'Isaac Peral'. La Princesa Leonor fue la madrina del «bautismo» del submarino, activando el mecanismo por el cual el S-81 recibió el impacto de una botella, como corresponde al ceremonial marítimo.
La conexión de las baterías tras ser embarcadas supone que el buque puede empezar a alimentarse de forma autónoma, sin ninguna conexión exterior. Se trata de un proceso delicado. La siguiente explicación técnica de la empresa pone de manifiesto la dificultad del momento: «El submarino dispone de dos locales de baterías, situados a proa y popa del buque. En total, se han embarcado 360 elementos, 180 a popa y 180 a proa. Cada elemento pesa alrededor de 700 kilogramos, con una altura de 1,3 metros. Las tareas de embarque de los elementos de cada batería se llevan a cabo de forma ininterrumpida una vez iniciadas, hasta completar ambas cámaras. Se procede entonces a su acuñado y conexión para poder llevar a cabo el primer mantenimiento a bordo. Las tareas relacionadas son críticas en cuanto a su duración porque han de realizarse en el plazo de siete semanas, desde la última carga de baterías en tierra hasta la primera carga a bordo».
La puesta en tensión es la operación por la que se «encienden» las redes eléctricas principales y de emergencia de distribución de la energía, lo que permite una progresiva electrificación de todos los equipos del submarino. De esta manera se puede comprobar su correcto funcionamiento, «tanto de forma individual como su integración con el resto de los equipos».
El cierre del casco resistente significa que el submarino queda constituido como buque completo. Previamente, tal y como se explica desde Navantia, «se ha llevado a cabo el embarque de todos los módulos principales y un nivel de terminación de las secciones muy elevado». El siguiente paso es la finalización de los trabajos de armamento y el comienzo de la etapa de pruebas.
Este motor ha sido desarrollado por la empresa Cantarey, filial de la multinacional española Gamesa. La empresa resalta su innovador diseño, su reducidísimo tamaño, «un peso 20 % inferior al motor utilizado en los submarinos Scorpene», una huella acústica muy baja y capaz de suministrar la máxima potencia de forma continua. Estas características lo dotan de una potencia muy superior a la de otros submarinos.
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