Un exitoso empresario de telecomunicaciones natural de Detroit financió en secreto el desarrollo y la construcción de un dron acuático, que podría haber sido usado para el transporte de toneladas de cocaína hacia Europa, según una imputación hecha pública hace poco en Estados Unidos.
Marty Tibbitts, aparentemente dueño de una exitosa empresa y aficionado a los aviones, también era conocido como Dale Johnson para una red internacional de narcotraficantes que estaba desarrollando el dron.
Según la imputación del gobierno estadounidense, Tibbitts pagó a una empresa no identificada para que diseñara el dron. La firma se especializaba en “dispositivos de limpieza de cascos submarinos” —artefactos robóticos usados para limpiar la parte sumergida de los barcos— y al parecer no tenía idea de las conexiones criminales del proyecto. Creó bocetos y planos para el dispositivo, así como un prototipo que pasó varias pruebas en el verano de 2018, según la Fiscalía de Estados Unidos citada por Detroit News.
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Aunque trabajaba bajo el control de un operador, el dron, conocido como “El Torpedo”, usaba imanes para adherirse al caso de buques cargueros transatlánticos, según el Detroit News, que dio a conocer la primicia. Una vez se encontraba en el rango de 100 millas de la costa europea, el operador podía desprender el dron, que transmitía su ubicación por GPS para que los traficantes lo recogieran.
La otra figura destacada en esta empresa criminal fue Ylli Didani, residente de Carolina del Norte, quien fue detenido a comienzos de abril acusado de dirigir una red de narcotráfico que distribuía cocaína en 15 países.
“La investigación ha revelado que [la organización narcotraficante] tiene vínculos con Estados Unidos, Colombia, Ecuador, México, Canadá, Chile, Albania, Turquía, Brasil, Alemania, República Dominicana, Emiratos Árabes Unidos, Bélgica, España y los Países Bajos”, decía el pliego de cargos.
El proyecto del dron no avanzó, pues Tibbitts murió en un accidente de avión en julio de 2018. El avión de un puesto que piloteaba se estrelló, justo después de despegar, contra una granja lechera en Wisconsin, donde mató unas 60 vacas.
Análisis de InSight Crime
Con el giro cada vez mayor del interés de los grupos criminales latinoamericanos hacia el lucrativo mercado europeo de cocaína, se están desarrollando formas más avanzadas para el envío de cantidades colosales de drogas al otro lado del Atlántico.
Si bien este dron “Torpedo” nunca se finalizó, es apenas el último ejemplo notable de esta carrera tecnológica criminal. Aunque los narcosubmarinos han sido por mucho tiempo característicos del narcotráfico en el continente americano, el primer submarino del que pudo demostrarse que cruzó el Atlántico con narcóticos fue incautado en España en noviembre de 2019.
En marzo de 2021, la policía española capturó en la ciudad de Málaga el primer narcosubmarino construido por una organización criminal en Europa.
Y en Colombia, estas naves han llegado a ser una opción tan lucrativa para los narcotraficantes que las redes dedicadas a esta actividad se han volcado a la construcción, alquiler y tripulación de estos submarinos para una variedad de grandes organizaciones criminales, entre las que se cuenta el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Los drones de operación remota tampoco son un nuevo avance. Las autoridades colombianas relataron a InSight Crime que ya en 2016 detectaron el uso de drones acuáticos por parte de narcos, pero que no se había descubierto ninguno en Europa.
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Conocido como el método del “torpedo”, se adhería un receptáculo que contenía cocaína a la parte exterior de un barco por medio de un cable. Si el barco era interceptado por las autoridades, el contenedor equipado con un rastreador de GPS podía soltarse para ser recogido posteriormente.
En otros casos, se atornillaba el dron directamente a la base del barco. Esto requería buzos muy entrenados para adherir el contenedor al barco y retirarlo cuando el barco arribara a su destino.
En contraste, el prototipo de dron magnético desarrollado por Tibbitts se adheriría por sí solo al casco mediante imanes, lo que reduciría la necesidad de intervención humana directa.
El hecho de que esta red narcotraficante transnacional hubiera contratado una firma de ingeniería legítima para hacer un diseño con un falso pretexto demuestra los alcances a los que llegan las redes criminales para mantener su ventaja.
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