Desde hace años Rusia invierte cantidades inmensas de dinero en el desarrollo de su Armada. Atención especial se presta a las fuerzas submarinas. En 2018 el presidente Vladímir Putin anunció la creación del arma submarina Poseidon. Pero a muchos se les olvidó que existe otro proyecto submarino prometedor, el Cephalopod.
Uno de los programas militares de importancia militar crucial para Rusia es la creación de aparatos submarinos no tripulados capaces de hacer daño considerable al posible enemigo. Uno de los proyectos de este tipo es el Cephalopod que ha sido descrito por expertos militares como un dron submarino. Este representa una amenaza para los sumergibles enemigos y es un ejemplo de armamento táctico que Rusia necesita en el contexto de la renovación de su Armada.
Estados Unidos es el país que tiene en su disposición la segunda flota de submarinos en el planeta después de Corea del Norte. En términos de desplazamiento la flota de sumergibles de EEUU es la más grande del mundo —Pyongyang dispone en gran medida de sumergibles pequeños—. Los submarinos nucleares estadounidenses operan en diferentes partes del globo, por lo cual la creación de un arma efectiva como el Cephalopod ruso representa un peligro asimétrico para ellos.
Junto con la flota de los modernizados submarinos tripulados de la clase VarshaviankaRusia es capaz de asegurarse una ventaja importante en el espacio subacuático y proteger los intereses rusos en las partes clave de los mares.
Características principales del Cephalopod
La información sobre el proyecto Cephalopod apareció por primera vez en 2015: entonces se dio a conocer que la Oficina de Diseño Rubin, una de las principales empresas rusas que desarrolla submarinos, estaba trabajando en el sistema robótico sumergible que fue bautizada como Cephalopod.
Últimamente la empresa se ocupa de la creación de reactores atómicos por lo tanto se puede suponer que el dron submarino va a tener una propulsión nuclear. Se espera que el aparato tenga una autonomía de varios días si utiliza baterías de iones de litio en vez de una propulsión nuclear. En caso de utilizar el reactor nuclear, tendrá una autonomía de varios meses y será apto para desempeñar cualquier tipo de misiones más atrevidas.
Según el experto en armamento submarino, HI Sutton, citado por el medio Military Watch Magazine, el programa Cephalopod está encaminado a la creación de un vehículo grande no tripulado que en su tamaño probablemente superará al Vehículo Submarino No Tripulado de Gran Desplazamiento (LDUUV, por sus siglas en inglés), un dron sumergible estadounidense que será usado para el patrullaje de los océanos.
Además, está equipado con torpedos y un sonar grande lo que significa que el Cephalopod está destinado para desempeñar un papel activo en batallas submarinas. Si bien sus pequeños torpedos representan la mayor amenaza para los sumergibles enemigos, también son capaces de hacer daño a los buques de superficie ordinarios.
La comparación con Poseidon
Aunque el programa de la creación del Cephalopod existe desde 2015, en los últimos dos años le restaron importancia porque toda la atención se le prestó a otro proyecto ruso, el del torpedo nuclear Poseidon. El desarrollo de los dos proyectos marca el deseo de Rusia de aumentar sus capacidades militares en el mar. Pero hay que entender que el Cephalopod y Poseidon, si bien ambos son proyectos submarinos, tienen propósitos y usan tecnologías muy diferentes.
Entretanto, Cephalopod es un dron submarino que caza los sumergibles enemigos y está equipado con los torpedos ligeros MTT que tienen un alcance pequeño y llevan una carga explosiva pequeña. Pero en un combate submarino Cephalopod es capaz de destruir el sumergible enemigo por completo al penetrar su casco denso.
Está previsto que los drones submarinos del proyecto Cephalopod puedan ser usados para escoltar y proteger a los submarinos rusos de misiles balísticos. Asimismo, podrían proteger puertos y otros objetos de infraestructura naval, como torres de perforación. Las zonas principales de operaciones podrían ser los mares Negro y Báltico.
En caso de que el Ministerio de Defensa quede contento con el proyecto, la producción en serie puede ser iniciada a mediados de esta década, aunque es temprano para hablar de un año concreto.
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