La Armada española afronta en los próximos años el relevo completo de su flota de submarinos. Las unidades de la clase S-70 se encuentran de retirada, pero tendrán que resistir antes de dar paso a los S-80 que saldrán de los astilleros de Navantia en Cartagena.
El próximo mes de junio el submarino ‘Mistral’ acabará su ciclo de vida, según se anunció hace una semana. Desde entonces dejará de navegar, ya que se ha considerado que alargar su operatividad unos años habría requerido de someterlo a una gran carena que supone un importante gasto millonario.
Cuando se jubile el ‘Mistral’ (S-73, que llegó a la Armada en 1985) quedarán en servicio otros dos submarinos de la clase S-70: el ‘Galerna’ (S-71, de 1983) y el ‘Tramontana’ (S-74, de 1986). Ya en 2012 se dio de baja la cuarta unidad de la clase S-70, el ‘Siroco’ (el S-72, de 1983).
La baja del ‘Mistral’ dejará a España con dos submarinos en servicio de la Armada, frente a los cuatro que hubo hasta 2012, cuando aún navegaba el ‘Siroco’. El retraso en el programa S-80ha impedido que los nuevos submarinos suplan a los sumergibles que van cumpliendo su ciclo de vida.
Cuando llegue el S-81
Confidencial Digital ha consultado con el Cuartel General de la Armada para conocer la situación que afronta la Flotilla de Submarinos en los próximos años, cuando aún tienen que ser botados y entregados en sucesivas entregas los cuatro submarinos de la clase S-80.
El S-81 ‘Isaac Peral’ será botado este mes de octubre de 2020, pero no entrará en servicio hasta 2022, según las previsiones actuales.
Los planes de la Armada, según ha podido saber ECD, son que el siguiente submarino en ser dado de baja sea el ‘Tramontana’. El plan es que el S-81 ‘Isaac Peral’ se incorpore a la Armada antes de que acabe la vida del ‘Tramontana’.
En la Armada precisan que “no hay una fecha exacta para la baja en la Armada de los submarinos ‘Galerna’ y ‘Tramontana’”. El final de la vida operativa dependerá del estado en que se encuentren y también de la fecha de incorporación de los S-80.
En base a ello, la previsión actual de las fechas de incorporación a la Flotilla de Submarinos es “de finales de 2022 o principios de 2023 para el submarino ‘Tramontana’ y principios del año 2026 para el submarino ‘Galerna’”.
El año 2022 es el fijado en el calendario para que el S-81 comience a navegar para la Armada.
Por tanto, aunque el S-73 ‘Mistral’ sea dado de baja en junio de este año 2020, antes de se produzcan más bajas llegará el S-81 ‘Isaac Peral’.
Desde la Armada subrayan que el plan previsto contempla que siempre habrá dos sumergibles, como mínimo, en el Arma Submarina para vigilar las aguas de soberanía española y cumplir otras misiones.
Los siguientes S-80
La segunda unidad de la clase S-70 será entregado en 2024: el S-82 ‘Narciso Monturiol’. El tercero es el S-83 ‘Cosme García’ y está previsto que llegue a la Armada en 2026.
Al llegar a ese año, el 2026, ya se habría dado de baja el S-74 ‘Tramontana’, se habrían incorporado el S-81 ‘Isaac Peral’ y el S-82 ‘Narciso Monturiol’, y quedaría el S-71 ‘Galerna’. Habría, por tanto,tres submarinos en servicio.
Este último submarino de la clase S-70 será dado de baja definitivamente en 2026, previsiblemente a principios del año y “coincidiendo aproximadamente con la entrada en servicio del S-83 ‘Cosme García’.
Por tanto, de nuevo quedarían tres submarinos: los tres de la clase S-80, una vez que dejara de prestar servicio el S-71 ‘Galerna’.
El cuarto submarino de la nueva clase que construye Navantia en los astilleros de Cartagena es el S-84 ‘Mateo García de los Reyes’, que se le espera para 2027.
Preocupación cuando sólo hubo uno
Como se ha indicado antes, el plan de la Armada se basa en no bajar en ningún momento de los dos submarinos.
En el pasado, algunas averías y reparaciones dejaron al Arma de Submarinos con sólo un buque. Tal y como se contó en estas páginas, ocurrió 2014: apenas unas semanas después de que ‘Tramontana’ comenzara la gran carena -que le obligaba a estar en los astilleros durante meses-, el ‘Galerna’ sufrió una avería en el acumulador de la planta hidráulica principal durante unas maniobras navales cerca de Francia.
Eso obligó a este submarino a volver a Cartagena para ser reparado. Quedó sólo en funcionamiento el ‘Mistral’, y la situación provocó cierta alerta en ambientes militares.
Se consideraba “un panorama desolador” que quedara sólo un submarino -de los tres que tenía- para vigilar bajo la superficie los 7.800 kilómetros de costa que tiene España, repartidos en distintos litorales, con dos archipiélagos, Ceuta, Melilla y los peñones e islotes que son plazas de soberanía española en el norte de África.
Entre otros motivos, hay que considerar que países cercanos a España sí cuentan con submarinos, lo que deja a la Armada española en desventaja estratégica en su zona de influencia.
Es el caso de Argelia, que tras incorporar al menos seis submarinos y encargar más a Rusia, se ha convertido en un actor a tener en cuenta en el Mediterráneo occidental.
Más a largo plazo, Marruecos está tratando de extender sus capacidades navales, y busca incorporar submarinos a su recién creada marina de alta mar.
Esos avances militares de los países de la ribera sur del Mediterráneo preocupa en algunos casos, pero también hay mandos de la Armada, tal y como se contó en estas páginas, que ridiculizan ese supuesto peligro que supone, por ejemplo, Argelia.
El ‘Galerna’ está pasando la gran carena
Para mantener los submarinos de la clase S-70 que quedan en servicio, la Armada mantiene “un estricto plan de mantenimiento que se sigue durante toda la vida operativa”.
De esta forma, tanto el ‘Galerna’ como el ‘Tramontana’ siguen un plan de mantenimiento programado, “en el que se alternan periodos operativos y de obras, para garantizar su máxima disponibilidad operativa y en las mejores condiciones”.
Para aguantar varios años más, actualmente el ‘Galerna’ se está sometiendo a su quinta gran carena; gran carena que se descartó para el ‘Mistral’, de ahí que se vaya a dar de baja.
La gran carena es un proceso de revisión completa del submarino al objeto de garantizar la seguridad en la navegación y en la operación de un submarino a lo largo del siguiente ciclo de vida.
Tal y como se contó en ECD con la gran carena del ‘Tramontana’ en 2014, este es un proceso largo y costoso: en esa ocasión, 42 millones de euros. Supone desmontar el submarino prácticamente pieza a pieza, para limpiarlas, repararlas y volver a montarlas. Llega a extenderse durante dos años, con posteriores pruebas en el mar.
Desde la Armada precisan que “también se cambia la batería y se corrigen las inevitables obsolescencias de equipos derivadas de la edad del buque”. Cada ciclo de vida tras este proceso de gran carena tiene una duración de cinco años y medio, aunque durante este período, se llevan a cabo además otras paradas de mantenimiento pre-programadas.
Las fuentes del Cuartel General de la Armada consultadas concluyen que “el final de la vida operativa de los S-70”, el ‘Galerna’ y el ‘Tramontana’, “se ha programado de modo que mantengan el 100% de su capacidad hasta ese momento y puedan cumplir todas las misiones que se les encomienden”.
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