El pasado día 18 de julio, el diario madrileño El País publicó una noticia titulada “El nuevo submarino de la Armada Española no cabe en el muelle” donde se hablaba de las dificultades del programa del submarino S-80, diseñado por la empresa pública Navantia. En el artículo del diario El País se hablaba de cómo el submarino va a costar, de momento, casi el doble de los presupuestado. También de los fallos de diseño, que obligaron a contratar el asesoramiento de la empresa estadounidense Electric Boat y llevaron a tener que añadir 10 metros de eslora al submarino, además de las preocupantes incertidumbres en torno a su planta propulsora anaeróbica, que era el elemento fundamental en el salto tecnológico que se pretendía dar con el programa S-80. El desarrollo de la planta propulsora no ha concluido y no llegará a tiempo para la finalización del primer submarino que se bote, que tendrá que llevar como solución temporal una planta propulsora convencional diesel. Todas estas circunstancias eran conocidas. El problemático desarrollo del futuro submarino español fue tratado en Ejércitos en una serie de artículos (véase las partes I, II, III, IV, V y VI). La novedad del artículo del diario El País es la atención que pone, empezando por el título original del artículo, en la eslora añadida al submarino tras la modificación del diseño, que pasa a llamarse S-80 Plus. Dice el artículo del El País:
Ahora el problema es que, con sus nuevas dimensiones, el S-80 Plus no cabe en las fosas de atraque de la base naval de Cartagena (Murcia), lo que obligará al Ministerio de Defensa a dragar y ampliar los muelles. El coste de las obras de infraestructura necesarias para adaptar la base al nuevo sumergible, incluida la ampliación de las fosas, asciende a 16 millones de euros.
La redacción del artículo da a entender que la necesidad de realizar obras en el Arsenal de Cartagena ha sido cuestión de última hora por el cambio del diseño del S-80. El asunto fue captado enseguida por los medios internacionales. Uno de los primeros fue la BBC. La noticia llegó a ser de las más leídas del día en su página web. A partir de ahí la noticia de que los submarinos españoles eran “demasiado largos” fue reproducida y reelaborada por una gran cantidad de medios de todo el mundo, desde la prensa generalista a la especializada en temas militares o navales. Así, la noticia apareció desde el New York Times a The Australian. En este último caso sobra recordar los importantes intereses industriales de Navantia en Australia.
El tratamiento de la noticia en las redes sociales fue jocoso. Y el efecto de bola de nieve fue llevando a titulares más informales como “Oops! The Spanish Navy Is Constructing New Submarines That Are Too Big For Their Pens” en The War Zone o “This May Be The Most Sexually Suggestive Naval Screw-Up In Military History” en Task & Purpose. Por último, el asunto llegó a la prensa sensacionalista británica y a la prensa nacionalista catalana con el enfoque previsible. Para The Sun era una humillación para España “Humiliation for Spain as new £900 million navy submarines are too big for their docks”. Mientras que para The Sunday Express, era un tema que había dejado a España avergonzada: “Spain left red-faced as new £900 million submarine is TOO BIG to fit in dock”. Por su parte, el diario catalán El Nacional titulaba “La ridícula historia de los nuevos submarinos de la Armada Española” y contaba cómo “un nuevo error en las dimensiones causará una última inversión de 16 millones por parte del Ministerio de Defensa”.
Llama la atención cómo la noticia se propagó tanto y tan rápido, llegando hasta medios como The National Interest o Popular Mechanics. La historia del desarrollo del submarino S-80 ha estado lleno de problemas. Y la gestión del programa ha sido oscurantista, como recogía la sexta parte de la serie de artículos aquí publicados, sin que parezca que se haya hecho la oportuna depuración de responsabilidades. Así que de, todos los problemas del S-80, que unas obras de ampliación de un muelle se convierta en una noticia de alcance internacional resulta por lo menos llamativo.
La historia de las obras de última hora en el Arsenal de Cartagena tomó un giro inesperado cuando el mismo día de la publicación de la noticia de El País a Mathhew Bennet se le ocurrió llamar a la Armada Española para preguntar por este nuevo episodio de chapuza española. Matthew Bennet es un periodista independiente que está tratando de sostenerse económicamente gracias a sus mecenas en Patreon. Y repetidamente le ha dado un vuelco a noticias publicadas por medios españoles tras llamar a los implicados y descubrir que lo publicado era falso. Ese día, llamó al Ministerio de Defensa y le contaron que no era verdad que hubieran descubierto a última hora que tenían que hacer obras en el Arsenal de Cartagena. Las obras estaban programadas desde 2009.
La prueba de que la información proporcionada a Matthew Bennet es cierta es que es posible encontrar referencias a esas obras en información pública. Por ejemplo, las obras de adaptación a los nuevos submarinos en el Arsenal de Cartagena aparecen mencionados en un artículo de septiembre de 2011 de la Revista General de Marina, que publica la Armada Española. El artículo, firmado por la Dirección de Infraestructura, se titula “Actuaciones en Infraestructura”. En su página 116 dice:
La nueva serie de submarinos tiene un tamaño y unas características técnicas que hacen necesaria la remodelación de las actuales fosas de atraque y de sus instalaciones. El calado y tamaño de los nuevos submarinos exige la ampliación de la Fosa de Levante y el dragado, tanto de las zonas de aproximación, como de atraque.
El artículo menciona las diferencias de tamaño, sin concretar, aunque en la ilustración que acompaña al texto aparece con el pie “Sección de la Fosa de Levante ampliada en manga 10 metros”. Las diferencias de eslora no parecen que sea un problema. Como apuntaba el perfil de Revista Naval en Twitter, la Armada Española contó en el pasado con submarinos de mayor eslora que los futuros S-80 Plus y ello no supuso un problema para su amarre.
Finalmente el día 19 de julio la Armada Española emitió una nota de prensa donde se cuenta que las obras estaban previstas, que la cifra de 16 millones de euros comprenden todas las obras a acometer en el Arsenal de Cartagena relacionadas con el programa S-80 y que las obras en los muelles ascienden a 263.250 euros. La nota de prensa informa de que el rediseño de S-80, que es ahora 10 metros más largo, sí ha llevado a realizar obras de ampliación del muelle, pero sólo para que la popa con las hélices de los futuros S-80 no quede expuesta a los buques que naveguen en la rada del Arsenal de Cartagena. Quizás ahí tengamos el origen del maltentendido que llevó al titular de El País.
El mundo de los grandes contratos de defensa está lleno en el siglo XXI de problemas y retrasos por la creciente complejidad de los sistemas de armas. Ahí tenemos el caso de los destructores británicos Type 45 y los problemas de su sistema de propulsión. A pesar de ser unos buques de reciente construcción, se ha presupuestado un programa especial de 160 millones de libras esterlinas para solucionar los problemas de unos buques que pasan más tiempo en puerto que en el mar. The Sunday Express, uno de los periódicos británicos que se burló de los supuestos problemas del submarino español y la longitud de su muelle, lo llamó “Royal Navy farce”. La prensa sensacionalista británica suele ser inmisericorde con sus propios políticos y responsables públicos. La novedad en este caso es lo rápido que se propagó la noticia de la supuesta chapuza española.
Podríamos estar ante una noticia que en algún momento alguien aceleró su propagación para dañar el prestigio de Navantia, uno de los dos únicos competidores extranjeros en el programa de fragatas FFG(X) de la U.S. Navy y uno de los contendientes en el programa Canadian Surface Combatant. Este tipo de prácticas no son inauditas en el mundo de los grandes contratos de defensa. Recordemos el blog anónimo CASA Crash, aparecido oportunamente mientras el gobierno canadiense elegía la plataforma de su futuro avión SAR entre el C295 producido en España y el italiano C27J. La noticia del accidente con víctimas mortales de un C295 de la fuerza aérea polaca fue agitada en Internet por aquel entonces. Y en medio de la polémica, Polonia suspendió compras adicionales del avión. Podríamos estar también, por el contrario, ante una “serpiente veraniega”, una de esas noticias que se propaga rápidamente sólo porque las redacciones carecen de cosas relevantes que contar. En cualquier caso, esperemos que Navantia y la Armada Española saquen lecciones del caso.
Jesús M. Pérez Triana
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