ANTONIO GONZÁLEZ El capitán de corbeta e ingeniero del nuevo submarino S-80, Juan Manuel Torrijos, asegura en una entrevista concedida a infodefensa.com que «Navantia sería capaz de construir un submarino S-90 un año y medio después de terminar la serie 80». Aunque, por el momento, los astilleros aún no han concluido el diseño definitivo de la futura arma submarina a la que la Armada bautizará con el nombre de Isaac Peral. A día de hoy, según altos cargos de la Armada, su botadura oficial en la Flotilla del Arsenal de Cartagena está fijada para el año 2020.
El ingeniero militar se muestra partidario de que los astilleros nacionales comiencen a plantearse un nuevo programa para que no se pierdan los conocimientos adquiridos durante el proceso de construcción del S-80. Esto se debe, explica el experto, a que Navantia tiene que mantener todo lo que ha aprendido hasta ahora para estar preparada ante la posible demanda que puedan tener otros ejércitos respecto a la adquisición de armas submarinas. «Si el astillero, que además subcontrata mucho, sabe que después la Armada española no le va a comprar y tiene que esperar a que alguien de fuera le pida algo, pues concluirá que tiene que deshacerse del personal y acabará perdiendo conocimientos», lamenta el capitán de corbeta.
Torrijos apunta a que esto se debe a «un problema de percepción de la sociedad española». Por eso, sostiene que «pueblos como el americano, el francés o el inglés tienen la seguridad nacional muy en la sangre y eso les permite gastarse más de un 2% de su producto interior bruto (PIB) en Defensa». Aun así, el marino aclara que «yo tampoco pido eso, lo único que tenemos que hacer es mantener la experiencia, el astillero de Navantia y los suministradores logísticos».
En cuanto a la comercialización del buque, Juan Manuel Torrijos desvela que «nuestros astilleros tienen una ventaja respecto al resto de países fabricantes. En Navantia son expertos en la integración de sistemas ajenos en sus naves, como ocurre con las conocidas fragatas F-100». Esta cualidad le permitiría a los astilleros vender submarinos S-80 equipados con sistemas específicos que requiera cada flota de guerra.
A la par que un nuclear yanqui
Pese a las modificaciones del S-80, que ahora es más largo y pesado, el ingeniero lo compara con el submarino nuclear Virginia de la fuerza naval estadounidense. «No hay que fijarse en que sea nuclear o no, sino en lo que nosotros llamamos ´estado del arte´. A diferencia de otros sumergibles, el S-80 tiene, al igual que el Virginia, tiene todos los sistemas de combate integrados», concluye.
El ingeniero militar se muestra partidario de que los astilleros nacionales comiencen a plantearse un nuevo programa para que no se pierdan los conocimientos adquiridos durante el proceso de construcción del S-80. Esto se debe, explica el experto, a que Navantia tiene que mantener todo lo que ha aprendido hasta ahora para estar preparada ante la posible demanda que puedan tener otros ejércitos respecto a la adquisición de armas submarinas. «Si el astillero, que además subcontrata mucho, sabe que después la Armada española no le va a comprar y tiene que esperar a que alguien de fuera le pida algo, pues concluirá que tiene que deshacerse del personal y acabará perdiendo conocimientos», lamenta el capitán de corbeta.
Torrijos apunta a que esto se debe a «un problema de percepción de la sociedad española». Por eso, sostiene que «pueblos como el americano, el francés o el inglés tienen la seguridad nacional muy en la sangre y eso les permite gastarse más de un 2% de su producto interior bruto (PIB) en Defensa». Aun así, el marino aclara que «yo tampoco pido eso, lo único que tenemos que hacer es mantener la experiencia, el astillero de Navantia y los suministradores logísticos».
En cuanto a la comercialización del buque, Juan Manuel Torrijos desvela que «nuestros astilleros tienen una ventaja respecto al resto de países fabricantes. En Navantia son expertos en la integración de sistemas ajenos en sus naves, como ocurre con las conocidas fragatas F-100». Esta cualidad le permitiría a los astilleros vender submarinos S-80 equipados con sistemas específicos que requiera cada flota de guerra.
A la par que un nuclear yanqui
Pese a las modificaciones del S-80, que ahora es más largo y pesado, el ingeniero lo compara con el submarino nuclear Virginia de la fuerza naval estadounidense. «No hay que fijarse en que sea nuclear o no, sino en lo que nosotros llamamos ´estado del arte´. A diferencia de otros sumergibles, el S-80 tiene, al igual que el Virginia, tiene todos los sistemas de combate integrados», concluye.
"Tuvimos mucha fortuna al encontrar los problemas del nuevo sumergible Peral antes de llevarlo al mar"
- «Tuvimos mucha fortuna al encontrar los problemas del nuevo sumergible Peral antes de llevarlo al mar», reconoce el capitán de corbeta e ingeniero del S-80, Juan Manuel Torrijos. El militar hace esta afirmación teniendo en mente la tragedia que supuso el naufragio del submarino norteamericano USS Tresher, que costó la vida a 129 personas en 1936.
- Sobre las rectificaciones que ha sufrido la futura arma submarina Torrijos revela que «al analizarlo ahora aplicando la tecnología de la ingeniería de sistemas, que antes no se hacía, Navantia se ha dado cuenta de que el submarino no estaba tan bien diseñado». Respecto a la labor que desempeñan militares y civiles en los astilleros cartageneros, el ingeniero comenta que «el trabajo actual supone tanto esfuerzo porque estamos aplicando unos estándares nuevos a un proyecto y a un diseño que ya estaba casi terminado por completo. Algo que nos ha supuesto un trabajo inmenso y corregir muchas cosas». Torrijos también desvela que «el mayor problema de Navantia ha sido de gestión en los diferentes procesos, tanto de diseño, como de producción, como de compras». Por eso, el militar dice que «el mayor esfuerzo que tienen los astilleros ahora es aplicar gestiones de calidad». Para ello subraya que «vamos a hacernos auditorías e inspecciones para supervisar el trabajo que se está haciendo cada día».
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