La memoria de aquellos temibles submarinos alemanes, patrullando por las costas de la península ibérica al acecho de buques aliados, alcanza cuotas tan legendarias, a pesar de los años transcurridos desde las dos guerras mundiales, que explica que su recuerdo permanezca vivo. En las costas españolas y portuguesas todavía se cuenta a los niños cómo algunas noches de luna se veía surgir de repente, como si apareciera de la nada, primero una estrecha estela que, enseguida, iba ensanchándose hasta trazar un camino en el mar. Luego aparecía una torreta oscura, seguida de otra casi idéntica unos metros más atrás, las dos armadas con pequeños cañones. Por fin, surgía el casco del submarino siguiendo tranquilo su singladura paralela a la costa. Se abrían entonces las escotillas y, de uno en uno aparecían unos hombres vestidos de oscuro. Algunos permanecían en las torretas. Con prismáticos y las armas montadas, escrutaban la costa y el mar abierto. Otros, bajaban a la cubierta. Paseaban de un extremo a otro en fila india. Algunos aprovechaban esa salida al aire fresco para encender sus pipas. A veces, tan cerca estaban que se oían sus voces y grandes risotadas.
En las costas de Almería hubo un submarino mítico que arruinó a los productores de uva moscatel que hasta 1914 enviaban toda su cosecha a Inglaterra. Otro deambuló toda la guerra frente a las costas de Oporto, remontando muchas veces al amparo de la noche el cauce del Duero. En el Cantábrico una vigilancia férrea impedía que desde Gijón, Santander o Bilbao saliera ningún buque hacia las costas británicas.
Una de las novelas más interesantes sobre estas temibles naves es “El submarino alemán U”, publicada en 1917 por Ricardo Baroja, siguiendo el modelo de las narraciones de aventuras tan característico de las escritas por su hermano Pío. Se trata de una novela breve, cuya primera edición apareció ilustrada con dibujos del propio autor, más conocido por su faceta de pintor y grabador que no por la de escritor. Una segunda edición ha salido recientemente en Ediciones 98, y aunque con una escasa difusión, cree uno que teniendo en cuenta la calidad y el interés histórico de esas páginas, sería bueno que gozara de mayor repercusión.
De hecho, esas aventuras de un español que de golpe y porrazo se ve envuelto en un viaje por el Mediterráneo y el Atlántico a bordo de un submarino alemán, narran una visión de la primera guerra mundial que pocas novelas han conseguido igualar. En las páginas de Ricardo Baroja están no sólo las miserias y las crueldades de la guerra sino también las angustias y las esperanzas de los hombres que, convertidos en piezas de una maquinaria imparable, están inmersos en un engranaje perverso cuyo origen nadie acierta a determinar. También está latente en esa narración el racismo y el antisemitismo que ya en 1917 Ricardo Baroja advierte como fundamento de la futura Alemania nazi. Por tanto, el submarino alemán es también una metáfora de la irracionalidad de un mundo que evoluciona inexorablemente hacia su propia destrucción.
http://www.estrelladigital.es/blog/ignacio-vazquez-molini/submarino-aleman/20150725210911247691.html
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